Capítulo 18

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"Detener el traslado"

En el infinito silencio dentro de aquel autobus, reviso el mensaje que antes le envié a Zulema. Sigue sin responder, ¿Dónde mierda se ha metido?.

—Oye, niña —Me llama uno de los dos funcionarios—Castillo nos ha dicho que tuviste una relación con Zulema, ¿Cómo folla una persona después de pasar media vida en prisión?, ¿Te ha hecho daño?, ¿Se le ha olvidado cómo se hace?, ¿Ha llegado al puto clímax en cuestión de segundos?—Sin dejarme responder, ambos empiezan a reir. No puedo evitar ponerme colorada, sin saber el por qué

—No tuvimos una relación, sólo eramos... Amigas

Y ambos vuelven a reir, así hasta que siento el autobus frenar de repente.

—Joder...—El hombre, alto y de cabello marrón baja del vehiculo, camina hasta una de sus ruedas y confirma que se ha pinchado—¡Ey, Karen!, ¡Baja a ver esto!—Y la mujer a mi lado le hace caso

Tras segundos de ver a aquellas personas gritarse mutuamente, mi móvil vibra en uno de los bolsillos del pantalón.

"Cambio de planes, no podré llegar a tiempo. Tienes que evitar que trasladen a Macarena en lo que llego".

Mierda.

Mierda.

Mierda.

Mi cabeza da vueltas y vueltas, ¿Cómo cojones espera que detenga un autobus de traslado?.

Siento como ambos funcionarios suben con su problema solucionado.

Me levanto de mi asiento y camino hasta la parte de atrás, Macarena tararea una canción recostada en la reja.

—¡Macarena!—La llamo en un susurro, aquella mujer me mira alarmada, sin entender—Joder, Macarena, necesito que me ayudes, ¿Vale?, no tengo tiempo para explicartelo todo pero no te pueden trasladar, no ahora... Piensa en como mierda podemos detener este autobus

Y riendo la mujer golpea su cabeza repetidas veces contra la reja.

—Mierda, ¿En qué te has metido?, ¿Sabes que te pueden caer varios años por lo que estás haciendo?—Asiento desconfiada, ella suspira—Bien... Hay dos coches de policía a unos cuantos metros detrás, ¿No?—Vuelvo a asentir

—Vigilan tu traslado

—¿Tienes la llave?

Y sin dudarlo, la saco, abriendo la reja y dejando a Macarena salir, todo sin que aquellos dos funcionarios oigan algo.

—Vale —Dice, sacudiendo su ropa—Ahora, ¿Sabes conducir?

Niego.

—Joder, ¿Qué edad tienes?—Macarena se frota los ojos y me vuelve a mirar—Bien, la cosa va así: Una de las dos golpea a ambos funcionarios, la otra agarra el volante y comienza a conducir para no alarmar a las patrullas

Asiento sin entender todo lo que dice.

—Ahora, si yo conduzco, necesito que tú golpees a esos dos

Mis ojos se abren como platos de la sorpresa, estaba loca.

—¡¿Qué?!, ¿Eres gillipollas?, ¿Cómo esperas que golpee a eso dos?, ¡Miralos!, miden minimo 1.75, están en forma y tienen cara de putos karatecas, ¿Qué le espera a la chiquilla de 1.60?

Macarena rueda los ojos.

—Es eso o mi traslado

Dudo por algunos segundos, pero termino accediendo.

En un abrir y cerrar de ojos, estabamos a unos cuantos metros suyos, me tiemblan las manos.

Macarena los señala con su cabeza, pero no me muevo. Veo como la mujer en el asiento de copiloto se da la vuelta.

—¿Pero qué mierda...?

Y su cabeza es brutalmente golpeada por la chica rubia, choca contra la ventanilla y chorrea sangre.

Hace lo mismo con el hombre, con la diferencia de que a este lo golpea contra el volante.

Cuando logro reaccionar, tomo este e intento guiar el autobus.

—¡Quitate!—Macarena grita, me quita el volante de las manos y empieza a conducir, aún estoy en estado de shock—¿En dónde habéis quedado Zulema y tú?

—A unos cuantos metros... Sigue derecho

Ella asiente.

A lo lejos, vemos un coche negro acercandose, disminuye la velocidad y se aparca frente a nosotras, Macarena frena en cuanto reacciona, atrás, los dos coches de policía copian nuestra acción.

Zulema...

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Sólo vengo a decir que quedan dos capítulos para terminar esta mierda.

Adiós, sigan con sus vidas.

IrracionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora