Capítulo 11

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"Fuera de Barcelona"

Castillo había llegado a Barcelona.

No dió información alguna sobre las presas que busca.

Tengo los pelos de punta, preguntandome si en este momento Zulema está tras las rejas o está nadando en las cristalinas aguas de Filipinas.

Cualquier cosa prodría suceder tratandose de ella.

—¿Vienes a comer?

Mi madre me llama desde la mesa, donde comparte la cena con mi padre.

—No tengo hambre —Respondo sin retirar la vista de la pantalla frente a mi

—Pasas horas frente a esa cosa, no será por la prisionera esa... ¿Azulema?

Cuando Castillo habló con mis padres, estos quedaron "traumados" por así decirlo con el tema. Maldicen el día en que Zulema y su compañera pisaron el vencinadario, no se le puede mencionar, ya se imaginaran como sería si les hubiera comentado respecto a lo que robo de casa.

—Zulema, papá

—Zulema, Azulema, es lo mismo, eso no quita el hecho de que sea una carcelera. Sabra Dios a que persona inocente le está haciendo la vida imposible ahora...

Intento ignorar sus palabras, pero él continua.

—Hoy en día, no se puede confiar ni en tu propia sombra, agradece que no te pego un disparo con tan solo verte, ________

Mamá se une a la conversación.

—Y eso que le dijiste al inspector... ¿Enamorada? Joder, _______, son solo tonterias, tú no sabes lo que es estar enamorada —Dice, tomando de su jugo— Mirame a mí, creí estar enamorada y termine con el imbécil de tu padre

La pelea continua, esta vez, no con respecto a la morena en fuga.

—Mira quien lo dice... ¿Tú te crees que soy feliz a tu lado? ¡Por favor! Sólo mirate, allá afuera hay mujeres mucho más guapas y jovenes que tú —Grita mi padre

—¡Perdoneme, Don Juan!, ¡No quería incomodarle!

Las noticias ambientan la pelea, no me importa realmente, se estan haciendo usuales entre ellos.

De repente, la reportera dice algo que me tranquiliza y hace que me vuelva el alma al cuerpo.

"Por distintas fuentes, hemos descubierto que las presas conocidas como Zulema Zahir y Macarena Ferreiro no han sido encontradas en Barcelona, el inspector sigue buscando en esta ciudad, sin éxito".

Se fue.

No está en Barcelona.

Santa Madre...

—¡Ya cállate, mujer!

Joder, ¿No me podían tocar padres normales?.

—¡Ya basta, Mierda!, ¿¡se pueden callar de una buena vez!?

Mis padres me miran confundidos, una sonrisa adorna mi rostro incluso después de aquel grito.

—¿Y a ti que te pico?

No puedo aguantar y hablo.

—No las han encontrado, no estan en Barcelona

Luego, me arrepentí de haber hablado.

—¿Eso te alegra? ¡Virgen del Carmen, ______!, ¡Deja de preocuparte por ellas!, ¡Nos harían un grande favor al encontrarlas! —Comenta mi madre

Rodé los ojos.

—Escuchame bien ______... La próxima vez que las menciones, te puede caer un castigo de más de un mes, ¿Entendido? —Amenazó mi padre

—Exageras

Dicho esto, intento salir de aquella habitación, pasando por su lado, para mi suerte, me toma de la muñeca y me mira a los ojos, molesto.

—Estas advertida

Me suelto de su agarre y subo las escaleras hasta mi habitación.

Ahora resulta que no puedo hablar como me salga de los cojones ni en mi propia casa.

"Casa", este lugar dejo de llamarse así hace un tiempo. Ahora es más como un infierno.

En este momento, me arrepiento de no elegir una universidad fuera de España.

IrracionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora