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Pansy.

Tenía talento para escabullirse y huir de las situaciones desagradables; pero ése día sus reflejos habían sido tan lentos qué, para cuando quiso desaparecer, Draco Malfoy ya tenía un brazo por sobre sus hombros mientras le sonreía radiante.

También estaban Daphne y Astoria, y todos parecían contentos de verla. Ella solo quería huir, liberarse del brazo de Malfoy y salir corriendo del centro comercial, pero ya era demasiado tarde y habría sido demasiado vergonzoso irse cuando ellos ya la habían visto. Tampoco quería que pensaran que les desagradaba su compañía.

—Ha sido suerte, ¡mira que encontrarte ahora!—exclamó Draco—. Mira qué alta estás... Todavía recuerdo cuando eras una criaturita a la que gustaba comerse los chocolates de mi madre, sí, ella también te extraña... ¿Por qué ya no vas a visitarnos como tus padres, Pansy?

—Quizá porqué es aburrido estar rodeada de tanto vejestorio hablando de política—bromeó Astoria dedicándole una sonrisa cariñosa a Pansy.

—También estaría aburrida—añadió Daphne con despreocupación.

—La tía Bella también te extraña—dijo Draco sin perder la emoción—. Te tiene mucho cariño, dice que a veces se ve a ella en ti, ¡una mujercita que sabe lo que quiere y que siempre lo obtiene! Pregunta siempre por ti a tus padres, Pansy.

Pocas veces se quedaba sin palabras y, para su mala suerte, esa ocasión era una de esas. Ellos no parecían notarlo (o no les importaba su antinatural silencio) porqué seguían sonriéndole como siempre. Pansy quería que la tierra se abriera y se la tragase, si hubiera sabido que estarían allí se habría aguantado el aburrimiento y se quedaba en casa.

—¿Te vienes a almorzar con nosotros?

Si no se negaba iba a condenarse a compartir más que un almuerzo con ellos, estaba segura. No tendría valor para dejarlos luego.

—Es qué... venía con una amiga...—respondió Pansy muy bajito.

—¿Una amiga?—se extrañó Draco y miró alrededor—. Pues tu amiga también puede venir, Pansy, nosotros invitamos, ¿dónde está? ¿Fue al baño?

Astoria le sonreía con complicidad, quizá había captado el temblor de sus palabras e intuía que había mentido. Abrió la boca, ¿iba a ayudarla a salir de allí o persuadirla de quedarse? No quería descubrirlo y, cuando vio una conocida cabellera castaña cruzar por uno de los pasillos, se apresuró a llamarla.

—¡Her-Hermione!

Era la primera vez que la llamaba por su nombre. La nombrada se giró y movió la cabeza en diferentes direcciones hasta dar con Pansy. La miró por unos cortos segundos que a Pansy se le hicieron eternos y, al final, se acercó.

—¿Pansy?

La muchacha vio cómo su expresión confundida cambiaba en segundos a una sorprendida y Pansy, al principio, no entendió porqué. Entonces captó las miradas desafiantes que intercambiaba con Draco y pareció entender algo.

¿Tanta mala suerte tenía? Al principio había pensado que Hermione era una completa desconocida para los que la rodeaban y que podría irse con ella sin muchos problemas pero ahora estaba más incómoda que antes. Y parecía que había metido, también, a Hermione en una situación desagradable.

—Granger—murmuró Draco y quitó su mano de Pansy para erguirse cuan alto era.

—Malfoy—dijo Hermione sin amilanarse—, que sorpresa verte por aquí. ¿Qué te trae al mundo de los pobres mortales?

Siempre | Pansmione |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora