13
Hermione.
Su llegada al salón de profesores nunca tenía nada de especial, algunos apenas sí levantaban la cabeza para saludarla y otros la ignoraban; lo último nunca la molestaba, pues entendía el agotamiento que ellos sentían después de una jornada de clases. Esa era una de las cosas que la adultez había traído consigo: la oportunidad de comprender más a los maestros cuando era una más de ellos que cuando fue una de sus alumnas. Eso y un renovado respeto por la mayoría. ¡No mentían cuando se quejaban en voz alta de lo difícil que era aguantar a los adolescentes en las aulas!
Ése día entro, como siempre, sin hacer casi ruido. Iba a sentarse en su mesa preferida, al lado del ventanal, cuando uno de sus colegas la llamó con la mano, indicándole que se sentara en su mesa donde estaban otros de los profesores. Hermione se acercó bastante confundida.
—¿Cómo le haces?—Sprout no se preocupó en saludar o preguntar cómo había ido el día. Eso impresiono a Hermione, quien no acababa de entender a lo que se refería.
—¿Hacer...?
—¿Cómo controlas a Parkinson tan bien, Hermione?—inquirió Flitwick con notorio interés.
—No lo sé—murmuró Hermione sentándose con lentitud en una silla vacía—. Ya se los dije antes, solo hago lo de siempre.
Trelawney bufó con fuerza mientras la miraba negando con la cabeza, no le creía, Hermione lo sabía.
—Hermione, lleva dos semanas sin hacer nada en mi clase porqué se la pasa leyendo. ¡Lo sé! Debería decirle algo, pero tú no sabes lo hermoso que es verla tranquilita y sin intentar organizar una pelea de pintura...
—O quemar el tacho de basura de su salón—la interrumpió Sprout—. Mira, trato de ser compresiva con ella pero no se puede, no puedo, no hay manera...
—Disfruta con el desorden, con poner de cabeza todo y... ¡ser el centro de atención! Es arrogante y...—Hermione miro con sorpresa al profesor Flitwick, esas palabras no pegaban con él, eran más del tipo de discursitos que soltaba Snape cuando estaba más fastidiado con el mundo que de costumbre—. Voy a estar muy feliz cuando se vaya, Hermione—finalizó él.
—Ella es muy inteligente—dijo Hermione con seguridad—. Es brillante.
—Lo sabemos, Hermione, es brillante para superarse a sí misma cada día—comentó Trelawney con amargura—. Pero claro, tú estás feliz porqué contigo es una buena niña ¡y que los demás sigamos sufriendo!
—No es mi culpa, ¡quizá tú seas una pesada y no te aguante!
—Ya, ya—dijo en tono conciliador Sprout, levantándose para poner una mano en el hombro de Trelawney y otro en el de Hermione—. Solo queremos saber cómo le haces, Hermione. Nos vendría bien.
Había estado a punto de perder los estribos con Trelawney y se sintió avergonzada. Antes, hace muchos años, tuvieron sus discrepancias pero se suponía que eso había quedado olvidado. Trató de enderezarse en la silla y recuperar un aspecto calmado, apartó con suavidad la mano de la profesora Sprout de su hombro.
—No hago nada, en serio. Pueden pasarse a una de mis clases y verán que la trató igual que al resto... pero les aseguró que se seguirá portando bien, de eso yo me encargo.
—Está bien—suspiró Flitwick con desanimo—. Supongo que... supongo que...
—¿Qué Dumbledore tiene razón cuando dice que los viejos a veces nos olvidamos de lo que significa ser joven y que tenemos que recordar como éramos nosotros cuando teníamos la edad de estos niños?—ayudó la profesora Sprout.
—Yo no era como Parkinson—soltó Trelawney—. Yo no era tan...
Segura de que si pasaba un momento más allí iba a perder los papeles, Hermione se levantó de golpe de la silla, murmuró algunas palabras de despedida y abandonó el salón sin más.
Probablemente había actuado muy impulsivamente, pero no soportaba estar allí escuchando como hablaban mal de Pansy mientras ella se limitaba a escuchar. Se alejó a pasos rápidos del salón de profesores, no sabía muy bien hacía donde se dirigía, pero cualquier lugar alejado de ellos estaría bien.
Sí, ellos tenían una razón para estar así: Pansy (decían) se portaba mal en sus clases pero le resultaba imposible creérselo y empatizar con su sentir cuando la (aparentemente) inocente imagen de Parkinson rondaba por su mente. ¿Cómo podía creer ella, por ejemplo, que Pansy gustaba de prenderle fuego a los botes de basura cuando siempre se mostraba tan tímida ante ella? Era como tratar de imaginarse a Luna traficando alcohol en el colegio o a Ron atendiendo y esmerándose en las clases de la profesora Vector. ¡Absolutamente ridículo!
...
—¿Y cómo la llamaban sus amigos?
—Insufrible sabelotodo y todas sus variantes—contestó Hermione en seguida—. Bonito. ¿Y a ti como te llaman tus amigos?
—No tengo amigos—dijo Pansy sin inmutarse—. Así que o no tengo un apodo o ellos nunca lo dicen en voz alta cuando estoy por allí.
—Pansy, todos tienen amigos a tu edad. Yo era muy pesada a los doce años (no te estoy mintiendo) y conseguí amigos, dos muy buenos amigos. Me ayudaron a relajarme un poco, aún era pesada pero ya no al punto de fastidiar al resto... o sí, quizá...
—¿Era usted la que le recordaba a los profesores qué había tarea sabiendo que nadie más la había hecho?
—Probablemente—susurró Hermione guiñándole un ojo.
Los ojos de Pansy brillaban de emoción al escuchar esas palabras. ¿Se la estaba imaginando, acaso? Le daba curiosidad, ¿cómo la retrataría Pansy en su mente?
—Pero usted también rompía las reglas.
—Parece que te gusta escuchar eso.
—Me ayuda a no tomarme en serio los comentarios del resto de profesores—respondió Pansy sin inmutarse—. Ya sabe usted, los profesores siempre se jactan de haber tenido estudiantes modelos antes y le dicen a cada salón que son la peor aula pero... bueno, usted me prueba que no existe alumno perfecto.
—Uno es tonto cuando es adolescente—reconoció Hermione—, pero llega la madurez, tarda en algunas ocasiones pero llega.
Otro silencio. Pansy la miraba con avidez, ¿querría saber más de sus pecados de adolescente? Había algunos que prefería llevarse a la tumba y que se habían convertido en tema tabú con sus amigos pero si Pansy se lo preguntaba difícilmente podría negarse a contárselo, la muchachita tenía algo que la motivaba a contarle sus errores y chiquilladas sin que se sintiera avergonzada. Era mejor para ella cambiar de tema.
—¿Ya tienes pensado tu disfraz para la fiesta de Halloween?
—No, nunca voy.
—¿No te mandan tus padres?
—No, soy yo la que nunca quiere ir.
El salón se quedó en silencio. Pansy y Hermione se miraban mutuamente, una bastante sorprendida y la otra muy confundida.
Entonces Hermione se levantó de pronto e hizo caer la silla en la que estaba sentada pero no le importó, fue hacia el escritorio de Pansy y lo golpeo con ambas manos, haciendo su cuerpo hacia el frente.
La muchacha se hizo hacía atrás por la sorpresa.
—¡Pero si es un pecado perder esa fiesta! ¡Más aun en tu último año!
***
¡Yo tenía que incluir a Trelawney! Es que ella me cae tan bien, pero fue dificil, eso sí. ¡No sabía que podía enseñar! Luego pensé que lxs profesorxs de Arte (algunxs, no todxs) son (a veces) un poco excéntricos y ¡ta-dan!
Como qué me están llegando ideas para one-shot Pansmione... bueno, ya veremos que sale jsjsjsjsjs
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Siempre | Pansmione |
FanfictionPansmione AU. Un mundo sin magia donde Hermione es profesora y Pansy su alumna.