Seguía hablando con las mujeres, hasta que Zayn llego con Rashid, ambos se hacían señas y hablaban en árabe, no entendía ni un término, este idioma se me era difícil de aprender.
— sabemos dónde está Ariel—dijo Zayn. Pero había algo raro en él, su mirada era sombría.
— ¿Qué? ¿En dónde y quien la tiene?—demande desesperada.
— sí, es más ya mismo vamos por ella, hay un colega que nos quiere ver—comento Rashid.
— Muchas gracias Rashid, de verdad te agradezco que nos ayudes—espete.
— no es nada, Zayn es como un hermano para mí y estoy dispuesto a hacer eso—contesto el hombre.
Seguimos las indicaciones de Rashid, salimos de su casa y regresamos a los autos. Zayn por todo el camino a mirar por la ventana, además de que su respiración era pesada. Mientras que yo por alguna sentía mi cabeza palpitar y mis manos sudaban, estaba nerviosa. Un nudo en mi estómago se hacía presente y de un momento a otro quería vomitar todo lo que había comido en la mañana, tenía nauseas, y las sentía más crueles que las de mi tercer embarazo.
La ciudad desapareció a medida de que el carro avanzaba. Entramos como a una especie de comunas1 o algo por el estilo. Se veían deterioradas, y parecía que la gente que estuviera ahí se hubiera esfumado. Todo era árido y el resplandor del sol azotaba sus techos.
El carro se detuvo, y Zayn apretó sus puños, sabía que habíamos llegado y que todo esto se revolucionaria. Su mirada era de enojo y sus sienes se apretaban una y otra vez.
— La traeré de regreso—murmuro.
— Sé que lo harás y nada me hace dudarlo—alenté, eran tantas emociones al mismo tiempo que ya empezaba a sentir el efecto en mi estómago.
— Pase lo que pase no salgas del auto, esta parte es peligrosa— advirtió.
— Está bien Zayn—conteste.
— Prométemelo gacela— pidió.
— No saldré de auto Zayn, no lo hare—farfulle.
— Solo prométemelo—insistió.
— Te lo prometo Zayn—sonreí.
— Gacela—gruño e hizo un puchero.
— Está bien, te lo prometo amor.
— Mucho mejor—abrió la puerta del carro, luego la cerro rápidamente y lo perdí de vista.
Baje la ventana del auto la curiosidad me traicionaría, pero si lo hacia Zayn de seguro me regañaría y me daría un sermón del Corán y me hablaría en árabe y miles de cosas más. Pero algo en mi interior picaba, era como si una fuerza me obligara a mover mis pies. Y así fue.
Con cautela abrí la puerta del carro y me baje para luego cerrarla, el calor se hizo presente, y de mi frente empezaron a resbalar pequeñas gotas de sudor; sentía mi blusa mojada en varias partes, y el jean que tenía puesto me fastidiaba.
Frente a mi había una puerta de madera, remendada con parches de caucho y clavos de acero, tenía varias aberturas y aproveche una de estas para mirar. Detrás de la puerta había un pasillo, y se escuchaba un pobre bullicio en el que la voz de Zayn resaltaba. Vuelve y juega la maldita curiosidad.
Abrí la puerta sin causar mucho ruido y me adentre en el pasillo, su luz era tenue. Al entrar que quede en tal parte de que no me no me pudieran ver. Había varios hombres y Zayn junto con Rashid estaba en frente de ellos. Pero lo más sorprendente era que Zayn tenía un arma y le apuntaba a uno de ellos, mientras lo amenazaba, había aprendido algunos insultos y maldiciones que Zayn me había enseñado ya ahora las entendía claramente. Él las estaba utilizando:
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El regreso del Príncipe Árabe [Z.M.]
FanficEs necesario que leas el príncipe árabe, para poder entender esta novela. Todos los derechos reservados. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la re...