Capitulo 19

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Vagando por los alrededores del desierto se encontraba quien alguna vez fue el príncipe de todo un estado hoy gobernado por su ambicioso pariente, pero el pueblo merece más que eso, merece a alguien de noble de corazón puro y humilde.

Había salido del palacio para recorrer algunas veredas cercana a la ciudad, entrar solo al palacio era un peligro con los guardias contratados por Anwar. Al caminar llegue hasta donde estaba un grupo de hombres, todos ellos narrando historias y contando anécdotas.

— Buenas—dije captando la atención de todos.

— ¿Que se le ofrece?—pregunto uno de ellos.

— Vengo buscando valientes—conteste.

— Yo creo que por acá no queda ni uno después de lo que ha pasado en el centro de la ciudad—burlo el más joven.

— Te equivocas niño, hay y muchos—le corrigió un anciano.

— ¿Usted estaría dispuesto a venir?—pregunte, un poco inseguro.

— yo estoy bastante viejo como para pelar—respondió el hombre.

— En algo que pueda aportar no lo juzgare—agregue.

— ¿Por qué usas la túnica?—pregunto el más joven.

— El la usa por seguridad, si se la llegase a quitar su vida peligraría—le contesto el anciano—Ahora acompáñame—me indico.

El anciano se levantó de sus puesto con dificultad y empezó a caminar hacia una vereda le seguí el paso como por tres minutos hasta que llegamos a una casa pequeña y deteriorada. Al entrar no lo podía creer, la casa estaba en perfecto estado y había lujos por todas partes, el, hombre me indico que me sentara en una mesa, él se marchó por unos segundos y volvió con un estuche en sus mano, se sentó y me brindo una sonrisa.

— Ahora puedes quitarte la túnica, príncipe Zayn o mejor dicho Rey—murmuro

— ¿Cómo sabe que soy el príncipe?—pregunte confundido.

— ¿Acaso no me recuerdas?—contesto el hombre con otra pregunta y una sonrisa en su rostro.

— Lo siento pero no–respondí un poco inseguro.

— Soy el taxista de aquella vez Zayn cuando ibas de camino a la casa de Mohamed. Ante el ojo común tu eres uno más, pero ante el ojo de un experto, tu eres el mayor de esta generación Zayn

— Si ahora lo recuerdo, usted fue quien me reconoció por los ojos—ahora todo encajaba, pero ¿por qué estaba él en el desierto?

— Si Zayn si, ahora soy mayor y deje el negocio de los taxis, ya que cuando vives aquí en el desierto se aprenden muchas artes—conto.

— ¿cómo cuáles?—me sentía intrigado, este hombre era muy misterioso, hasta en su forma de hablar.

— Te diré algo y tú lo sabrás.

— Lo escucho.

— Tu padre no murió por casualidad, pues ha sido una tracción, la traición, mas cuídate Zayn pues tu eres el próximo—confeso.

— Anwar—dije, fue el único que se vino a la cabeza en ese momento, es el único que tiene ambiciones. Lo mismo que me dijo la nana.

— Sea quien sea cuídate muchacho, ya no eres joven e inmaduro Zayn, ahora tienes ventaja, pues eres mayor y con experiencia.

— Gracias por la información.

— Te daré algo—el hombre extendió el estuche y yo lo tome.

— ¿Qué es?—pregunte.

— todo saben que le pase aquel que roba, aquel que toca lo ajeno... somos un estado islámico, que se rige totalmente por esto. A todo ladrón que se le corte mano, de ahí se rige nuestro derecho penal y se tiene que hacer cumplir. Además... Zayn ya sabes lo que tienes que hacer, tu padre estará orgulloso de ti, siempre lo estuvo aunque le llevaste la contraria por el amor.

— Gracias, de verdad, creo que son pocas las personas como usted.

— Una cosa Zayn, no la abras hasta que no sientas que sea hora de abrirla, y cuando salgas de esta casa una comarca de hombres te estará esperando, todo estarán de tu lado.

Lauren

Dahara y yo nos debatíamos, en que le contestaría a Anwar, pues le había hecho tantas propuestas que la había llegado a confundir. Pero ahora ella, era una de mis dos esperezas.

— Dahara te lo pido—suplique.

— No se Lauren, que tal que se le dé por decir que quiere hijos—se quejó.

— mira tú le dirás que si, le vacilaras por un tiempo. Y tales, y todo eso, si me hago entender—indique tratando de que ella aceptara.

— Pero es que no es como hacerlo, es que no se, él es raro Lauren.

— Solo dile que se tomen un tiempo para preparar la boda y todo eso, y las cuestiones, mira que tiene que hablar con el Iman y todo eso, lo del contrato y la dote...

— Está bien, si lo hare, ya—acepto y luego resoplo.

— Dahara, tu eres mi última esperanza. No solo para mí, sino para Zayn y los niños, eso le dará la ventaja que actué más rápido.

— Está bien Lauren le diré que sí, pero solo por ustedes.

— Gracias Dahara—me acerque y la abrace en ese momento tenía tantas ganas de llorar, Dahara y su familia me acogieron durante años.

— ¿Estás llorando Lauren?—pregunto.

— No. Claro que no —solloce.

— ¿Por qué lloras?—cepillo mi cabello en gesto tierno y maternal, sabía que eso me hacía sentir bien.

— Es que no sé cómo pagarte todo lo que has hecho por mí, tú fuiste la única que me ayudo cuando mataron a papá, y no me rechazaste por ser latina... y no te burlaste de mi acento... ni tampoco creíste que yo era una vividora. Tú fuiste la única que me tendió la mano—conteste.

— No es nada Lauren. Sé que tú harías lo mismo por mí.

— Es así amiga, y sin pensarlo dos veces lo haría, movería cielo y tierra por ti Dahara.

Seque mis lágrimas, y me separe de ella, esta me dedico una sonrisa cálida, y sincera, por Dahara sería capaz de meter las manos en el fuego, le debía tantas cosas que creo que la vida no me alcanzaría para decirle lo agradecida que estoy.

Tocaron la puerta suavemente, y de nuevo volvimos a la rutina, un paño que cubriera mi cara para no ser reconocida. Dahara abrió la puerta con lentitud, mientras que yo me senté en el diván, con la cabeza gacha. Los pasos se sintieron y alce mi cabeza, tenía en frente a, Safa, Doniya, Trisha y los niños. ¿Pero dónde estaba Zayn?

El regreso del Príncipe Árabe [Z.M.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora