Epílogo

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Narrado por Candy...

Abro mis ojos y suspiro al salir de mis recuerdos. Sonrío al ver el rostro de cuatro jovencitas que me miran con ojos muy abiertos en espera que continúe.

—Tia Candy no puedes dejarnos así —dice Rosemary con mirada suplicante.

—Mamá Rose tiene razón —Kate la secunda.

—Oh vamos Candy —ruega Sofia Grantchester hija de mis suegros quienes tras perdonarse mutuamente decidieron darse una segunda oportunidad y el resultado de su unión fue esta hermosa rubia muy parecida a su madre. Al principio fue muy extraño para todos, mi hija tendría una tia de su misma edad.

—Por favor tia Candy prosigue —Suplica Rachel

Giro mi rostro a todos los presentes, centro mis ojos en Stair quien se encuentra junto a Patty. La verdad la tarde que se presentó junto  a George en la Iglesia del Hogar de Pony y este último dijo aquellas palabras, conmocionó a todos los presentes en especial a Patty quien tras girarse y verlo de pie en la entrada De la Iglesia, creyendo que se trataba de un fantasma terminó desmayada. Y yo, de no haber sido porque Terry me sostuvo cuando me giré, hubiese terminado de bruces en el suelo al igual que la Tia Elroy y  Archie.

Nos vimos obligados a retrasar por un tiempo la ceremonia, gracias a Dios el sacerdote comprendió la situación y aguardó el tiempo que nos llevó como familia hablar a puerta cerrada y escuchar el relato de Stair y como fue que sobrevivió a aquel aparatoso accidente aéreo durante la guerra y dónde había estado todo ese tiempo.

—¿Papá tu hiciste tal cosa? —Pregunta Rachel con incredulidad.

—Todo fue un error de cálculo —se defiende Stair totalmente avergonzado —No pretendía echar a perder el día mas feliz de Candy e impedir su boda.

—¡Mm! Interesante, quiero escuchar esa parte de la historia —Kate sonríe traviesa

—Fue el momento mas bochornoso de mi vida

—Cuéntanos Tío Stair —Rosemary junta sus manos y pone cara de súplica.

—Tras desembarcar de un buque militar en el puerto de New York, tomé el primer tren con destino a Chicago. Al llegar, tomé un coche de alquiler y me dirigí a la Mansión Ardley. Cuando llegué, llamé a la puerta pero nadie abrió. Algo dentro de mi me decía que habían ido a Lakewood. Con aquel presentimiento, regresé a la estación de tren y compré un boleto que me llevara a aquel lugar que me traía tantos recuerdos. Al llegar, una vez mas tomé un coche de alquiler y le di las indicaciones de mi destino al chofer. Afortunadamente, los portones de la Mansion estaban abiertos y pude entrar fácilmente. Llamé a la puerta con insistencia hasta que esta finalmente se abrió —sonríe —al pobre George casi se le salen los ojos cuando me reconoció, al decir verdad era la primera vez que le veía una gesto de sorpresa en su rostro. Tras ponerlo al corriente de mi situación, me informó de todos los cambios que la familia había sufrido durante mi ausencia. En cuanto me dijo que todos estaban en el Hogar de Pony celebrando la boda de Candy, le rogué que me llevara, yo quería estar presente. Al principio se negó me dijo que no era prudente que me presentara así como si nada. Pero no me di por vencido e insistí.

Después de una hora de camino, finalmente llegamos. Bajé del auto y con rapidez me dirigí a la pequeña Iglesia. George intentó una vez mas convencerme para que aguardara y pronunció estas palabras.

<<Señor Allistair, comprendo su deseo de estar presente en este momento tan especial para la familia pero "YO ME OPONGO" >> en ese preciso momento que uno de los niños del Hogar de Pony abrió la puerta de la Iglesia —¡Por Dios! Cuando todos se giraron y vieron en nuestras dirección, comprendí que George tenía razón.

Yo Me OpongoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora