38. Solo una cosa

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Una cosa en ese momento estaba clara: si Auron iba a visitarle no iría solo, como esperaba que lo hiciera. Pero que más daba, ¿quien podía controlar a Auron de hacer lo que a él le saliera de los cojones? Nadie, absolutamente nadie lo podía controlar.

Luzu se quedó observando al techo con angustia y tristeza. El chico aún estaba dolido por esa muerte que significaba mucho. Repitió cada paso de su abuelo y el, intentando encontrar algo que Luzu no había hecho para morir. Tal vez tenía una enfermedad terminal, pero según la autopsia la muerte del mayor Luzuriaga este había sido envenenando. Así que reviso que había comido su abuelo que él no lo haya hecho.

Vino.

El vino había hecho la diferencia entre Luzu y su abuelo en ese momento, la vida.

Justo cuando estaba trabajando en su teoría alguien le interrumpió. La puerta de su habitación a la que alguien llamó.

—Señor Luzuriaga, el señor Álvarez avisó que alguien lo mandara a buscarlo y requiere su autorización. —dijo una chica que no conocía de nada.—¿Está bien, señor Luzuriaga?

—Si, estoy bien. Y si, también que alguien vaya a buscar a Raúl cuando llegue. ¿No le dijo cuando llegaría y con quien?

—No, pero si usted desea puedo llamarle al señor Álvarez para preguntarle.

Luzu negó con la cabeza—No, no hace falta, quiero que me sorprenda.

Pasaron horas, o quizá un día, la noción del tiempo pasaba lento en esa habitación. Varias personas entraban y salían, preguntándole cómo estaba a lo que él respondía sólo alzando los hombros, o tres veces al día una chica le llevaba comida. Parecía cautivo en su propia casa, su casa... su hogar, un lugar donde él podía estar el tiempo que quisiera sin consecuencia alguna más que recuerdos.

Alguien llamó a su puerta de nuevo y un calor en esa voz hizo que Luzu se sintiera a gusto.

—¡Coño, Luzu, despierta y ábreme la puerta!—grito Auron.

—¡VOY!—se levantó de la cama y abrió la puerta y vio a Auron con una débil sonrisa y una maleta.—Auron...

—¿Está es tu forma de saludar?—pregunto soltando la maleta y corriendo a abrazar a Luzu.

Este tardo tiempo en acostumbrarse pero por fin, cuando entendió que sucedía no dudó en corresponder a Auron. Llorando sobre su hombro y esté consolándolo. Pasaron unos minutos donde solo se escuchaban lamentos de parte del mayor. Quizás no ahora, pero tal vez luego, Luzu estaría dispuesto a contarle todo lo que sucedió esa noche sin verse obligado. Por lo mientras todo lo que Borja necesitaba era cariño y apoyo.

Solo una cosa se prometía a sí mismo este Raul y era no apartarse de Luzu. Sería como una sanguijuela a la piel.

Lo que nunca imaginé [LuzuPlay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora