Ep. Extra: Boda

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Era 17 de noviembre y estaba todo perfectamente organizado. Aun así Park Seonghwa estaba muy nervioso, después de todo era el día de su boda.

Miró a los asistentes una vez más. Allí se encontraba todo el mundo. Desde familiares hasta amigos íntimos, incluso su prometido, y dentro de poco marido, había invitado a una periodista de la que se había hecho amigo en esos años.

Yunho y Mingi lanzaron pétalos por el pasillo. Desde que eran pequeños siempre habían hablado de hacerlo cuando alguno de los tres amigos se casara y no pensaban fallar al mayor. Tras ellos, apareció el novio.
Hongjoong vestía todo de blanco igual que Seonghwa y llevaba un pequeño pañuelo rosa con sus votos escritos en la chaqueta.

Alcanzó a su prometido y, tras entrelazar sus manos, la ceremonia empezó.

-Hoy, estamos aquí todos reunidos para unir a estos dos idiotas en matrimonio -Ambos miraron a Jongho, que oficiaba la boda. Sus hyungs le habían pedido que lo hiciera ya que estaba ahí al principio de su relación. Para él significaba mucho y accedió encantado pero no por eso no pensaba darle su propio toque a la boda. El menor sonrió y continuó hablando- El día que conocí a Seonghwa en el cumpleaños de hyung, se comió tres trozos de tarta porque no sabía que día era. Y hoy, tantos años después, tendré que comerme yo otros tres trozos -Los asistentes, en especial aquellos que no eran tan cercanos, se miraban entre sí sin entender mucho. Alguien carraspeó y, aunque sabía que había sido Yunho, no dijo nada y continuó- Ahora, antes de continuar, los novios leerán los votos que han preparado ellos mismos.

Hongjoong sacó el pañuelo rosa de su chaqueta. Había elegido ese color tan chillón porque era del mismo color que las notas que se dejaban desde el día que habían empezado a compartir el piso de la planta número 8 aquél 24 de octubre. Por eso en su caso no era algo nuevo, algo prestado y algo azul. No. Era algo nuevo, algo prestado y algo rosa.

-Seonghwa -Empezó a leer Hongjoong- He pasado los últimos seis años de mi vida amándote y queriéndote y hoy, querido, no es la excepción. Te quiero y te voy a querer hasta el día que me muera. Y espero, de verdad, que algún día nuestro pequeño secreto se haga realidad.

Los asistentes se miraron nuevamente, eso último no lo habían entendido. Pero a Hongjoong no le importaba, sólo le importaba Seonghwa y él sí lo había entendido. Claro que lo había hecho. Entonces fue Seonghwa quien sacó su propio pañuelo rosa sonriendo al contrario. Ambos habían pensado en hacer aquella tontería que tanto les caracterizaba pero ninguno se lo había dicho al otro para no estropear la sorpresa.

-Hongjoong -Empezó a decir Seonghwa- un 24 de octubre empecé a vivir contigo y luego, un 17 de noviembre, me enamoré de ti. Te pedí salir de la única forma que sabemos los dos y también te pedí matrimonio así. Por eso hoy, mi amor, no va a ser diferente -Le entregó una pequeña nota que el contrario leyó y luego guardó. Entonces Seonghwa dijo en voz alta para los asistentes- Te quiero, Kim Hongjoong.

-Ahora por favor, los anillos -San y Wooyoung se levantaron. Ellos habían sido los únicos que habían estado llorando durante toda la ceremonia y ahora que finalmente era su turno, no era diferente. Wooyoung tenía el anillo de Hongjoong mientras que San tenía el de Seonghwa. Los cogieron soltando el agarre de aquella mano que habían mantenido junta y se miraron a los ojos por primera vez en toda la ceremonia. Y ahí estaba de nuevo, aquél brillo que también se encontraba en los ojos del contrario. Ahora si lo entendían, no cómo hacía unos años, y sabían perfectamente que significaba. Amor.

-Yo, Park Seonghwa -Puso el anillo en el dedo del contrario- juro amarte tanto cómo lo hago ahora o más si es posible, hasta el día que te hartes de mí.

Hongjoong rió al escuchar aquellas palabras e intentó no llorar mientras posaba el anillo en el dedo de Seonghwa pero le fue bastante imposible.

-Yo, Kim Hongjoong -Finalmente se lo puso mientras las lágrimas caían por su cara- te amaré tanto el resto de mi vida cómo te amé cuando eramos novios, te amo hoy cuando eres mi prometido y te amaré mañana cuando seas mi marido. 

Todos los asistentes, incluido Jongho que estaba oficiando la boda, estaban llorando. Seonghwa, intentando reprimir sus lágrimas, quitó las de su novio con suaves caricias y diciéndole en un susurro para que sólo ellos dos lo oyeran que todo estaba bien.

-Bueno, entonces -Habló Jongho quitándose las lágrimas- Yo, Choi Jongho, oficial desde hace una semana, os declaro marido y marido -Ambos miraban a Jongho, deseando las siguientes palabras. Este rodó los ojos y con una leve sonrisa añadió- Sí, sí, ya podéis besaros.

Y lo hicieron. Sus bocas buscaron la ajena y se unieron en un beso profundo pero intenso. Los aplausos de sus familiares allí presentes hicieron que salieran de su pequeña burbuja y se separaran del beso haciendo que ambos se sonrojaran y volvieran a cogerse de la mano que ahora llevaba los anillos.

La ceremonia había sido preciosa, aún así pegarían a Jongho cuando todo acabara por todo lo que dijo. Y estaban seguros de que no iban a ser los únicos, pues el resto de sus amigos ya tenían rodeado al pequeño Choi.

La periodista que se había hecho amiga de la pareja se acercó a Hongjoong para darle la enhorabuena.

-Gracias por invitarme -Dijo mientras abrazaba al contrario- si no fuera por ti, aún sería una cualquiera y te -Corrigió- os debo absolutamente todo.

-No hay nada que agradecer -Cogió las manos de la mujer- en cuatro años te llamaré y responderé a tu pregunta.

Ambos rieron, porque sí, aquella mujer le debía todo el éxito en su carrera gracias a aquella pregunta que el director de Atiny, y ahora su amigo, no le había llegado a responder aquél día.

Seonghwa, viendo a su marido en la lejanía, finalmente se acercó a ellos. La mujer se despidió de ellos mientras la joven pareja, recién casada, se abrazaba y bailaba al son de su canción favorita.

-¿Sabes? -Confesó el más alto- Nunca me han gustado las películas que vemos.

-Son horribles -Asintió el contrario dándole la razón y ambos rieron. A los dos les parecían horribles pero no por eso iban a dejar de verlas.

Ambos bailaron pegados mientras la canción y la nota que habían puesto en las invitaciones a su boda llegaba a la misma frase.

"Forever you are my star"

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