Capítulo 29

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Tampoco ella sabe cómo ha encontrado el ánimo de tomar esa decisión, el corazón está lacerado y le falta el aire, sin embargo cuándo había decidido irse estaba determinada a dejarse todo a sus hombros, no quería arruinár la vida del hombre que amaba y también lo debía a si misma, necesitaba irse lejos y meter distancia entre ella y todo el enredo emotivo que estaba viviendo. Cuándo había llamado a su madre había pensado que fuera la decisión correcta, sus padres habían ido de viaje sólo unos días antes para Tailandia por asistir a la boda de su prima Sorn, ella con sus compromisos laborales había tenido que rechazár la invitación pero en ese entonces no sabía aún lo qué habría sucedido desde allí en pocas horas, le había pedido a YoonGi de llevarla al aeropuerto tal como estaba, sin ningún equipaje... sólo vestida por su dolor inmenso, había agradecido el cielo que el alfa la hubiera acompañado porque en cierto momento su mente ya confundida no la había respaldado más, estaba en black hole y se había percatado de estár sentada en ese avión sin ni siquiera saber cómo, en todo caso se había dormido entre lágrimas mientras viajaba hacia BangKok, se había despertado poco antes del aterrizaje cuándo alguién estaba abrochándole el cinturón de seguridad y se había quedado ojiplatica divisando la cara de Suga, la había mirado sin hablar y sólo le había guiñado un ojo sonriéndo, azuzándole así un nuevo estallido de lágrimas. La primera semana en casa de sus abuelos maternales había sido una verdadera locura, entre almuerzos y cenas, una procesión infinita de parientes... nadie sabía de su ruptura con Kim Taehyung, sólo sus padres... había temido que su madre le habría hecho una larga bronca pero después del inicial morro la había apretado entre sus brazos como cuándo era niña, ella era así, podía ser pesada, hiperprotectiva pero en los momentos más importantes siempre estaba a su lado para defenderla a cada coste. También la prensa había publicado unas noticias lanzando suposiciones sobre su viaje en ocasión de aquella fiesta familiar a la cúal era extraño que no asistiera su novio sino otro misterioso chico. Había parado de leer las noticias porque la reconducían a él... a su dulce omega y no quería pensarlo, no debía. Sus primos más pequeños habían enloquecidos teniendo por ahí Suga el famoso rapero coreano amado en todo el mundo... había sido un compañero precioso, también en sus paseos y sus largos silencios él había dicho más de lo qué oído humano hubiera podido captár y con lentitud se había dejado llevar, concediéndose de disfrutar de su compañía sin tristeza, la había hecho reír despreocupada mientras ella le enseñaba las bellezas de su país nativo, habían visitado templos, baratillos tradicionales, parques maravillosos y por un período no había tenido el tiempo de pensar en el vacío enorme que tenía adentro. La boda de Sorn había sido grandiosa, ella había terminado con el formar parte del grupo de damiselas tras las súplicas de su prima favorita y durante la suntuosa recepción en uno de los Hoteles más lujosos en la playa de la isla de Phuket, de propiedad del adinerado novio, había logrado recortarse un momento a solas paseando a píes desnudos sobre la fina arena blanca, escuchando el balanceo del mar e inspirando el aire salobre, cerrando los ojos había visualizado lo único que su corazón anhelaba... JungKook... sólo por un instante había callado la razón y se había concedido el lujo de pensar en el chico, su sombra de toda la vida, una sombra a veces amable, comprensiva, necia, otras exigente, sádica... pero en cada más pequeña matiz indispensable... había estado en aquel entonces que una voz profunda había dado vida a sus pensamientos más ocultos.

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Fresa y VainillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora