"La noche te tomó entre sus brazos
como a un relámpago recién nacido."
El mundo no pudo haber nacido en silencio ¿Cómo, si cada cosa guardaba un sonido diferente? Las abejas acechando en el campo a las flores, el polen que colmaba sus centros y les hacía doblar el tallo, los ríos donde se guardaban las estrellas, los barcos zarpando, la lluvia, las banderas. Había tanto ruido viniendo de todos lados, cada sonido contándole una historia que simplemente no podía ignorar. El ruido le habitaba la piel, le acompañaba cada noche y cada día, le hacía caer agotado en el medio de su patio, bajo su árbol favorito simplemente a cerrar los ojos y escuchar al sol filtrarse por las ramas como una canción de cuna.
Zenitsu estaba unido al mundo por los hilos dorados del sonido, atados a sus dedos para guiarlo.
Fue una sugerencia en la escuela para ayudarlo con su a veces extremadamente temeroso carácter, no es que fuera retraído, él tenía amigos y sabía desenvolverse, pero a veces pensaba demasiado las cosas antes de hacerlas, o se quedaba a las espaldas de alguno de sus amigos, esperando que hicieran todo por él. Él era un niño entonces y no comprendía cómo se suponía que las clases de piano le iban a ayudar con eso, si sólo significarían un gasto más para su abuelo y un esfuerzo extra al deber dejarlo y recogerlo en esa academia saliendo de clases.
Pero fue algo más que amor a primera vista acercarse al piano. Conoció su lenguaje, su refugio y su lugar favorito e infalible. Podía hablarle a las personas sobre el ruido que hace una daga al clavarse en el corazón de las manzanas sin ser tomado por un loco. El piano traducía las historias que le contaban los sonidos y podía ofrecerlas a las personas, sabiendo que sería comprendido. El profesor de piano le llamó prodigio, un oído perfecto, una ejecución envidiable. El abuelo se esforzó tarde a tarde porque continuara , entonces, compensando con eso quizá el hecho de ser incapaz de comprarle un instrumento para él. A Zenitsu no le importaba eso, podía practicar en su mente las notas, memorizar las teclas, jugar en el aire.
Todo en el mundo tiene un sonido, le decía al abuelo, y él podía armar y engarzar uno con otro para que sonaran a algo. Era una especie de pasatiempo, un juego relajante que fue perfeccionando con los años y la práctica. Las lágrimas al caer suenan como tinta secándose en las cartas, las risas lejanas de los niños le recordaban a la leche hirviendo lista a derramarse. Podía identificar cualquier sonido para antes de su primer recital, se decía con algo de presunción.
— Sé que querías algo sencillo para los volantes, pero el profesor de pintura de la mañana insistió en hacerlos él mismo. Tomó una de las pinturas que exhibió el marzo pasado, creo que eso es muy llamativo visualmente para atraer a más público.
Los ojos miel de Zenitsu recorrieron los trazos, los colores y las formas, ajeno a lo que su profesor de piano le decía, sin comprender cómo era posible. Conocía todos los sonidos del mundo, todos le hablaban.
Pero era la primera vez que algo sonaba tan parecido a su propia alma como aquella pequeña pintura.
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Chocolate
FanfictionZenitsu aprendió a comunicarse a través de la música desde muy temprana edad , intentando compartir las cosas que siente a través del piano. Tengen es profesor de pintura en la academia donde toma clases de piano. El amor de ambos por el arte les...