Teclas

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Había una gran expectativa sobre él y no sabía si sería capaz de manejarlo. Se asomó a través del telón, con la tensión erizando sus vellos y pensando que estaba a tiempo de salir corriendo al ver cada una de las sillas ocupada. Sus amigos, unos cuantos profesores de la academia estaban allí, pero sobre todo su abuelo y Kaigaku en primera fila. Su abuelo se había esforzado tanto por él que no podía decepcionarlo siendo cobarde en ese momento. Tenía qué demostrarle lo que había aprendido, que no había sido un desperdicio. Inhaló, exhaló y tras escuchar su nombre entró al escenario con los ojos cerrados. Era su técnica para  evitar sus temores, privarse de un sentido par agudizar los otros, también. 

El silencio de los espectadores no lo confundía, ahí estaba el Profesor Rengoku exhalando con esa energía y expectación, Tanjiro y sus hermanos intentando no hacer ruido. Su abuelo, el corazón de su abuelo latiendo en puro orgullo al igual que su hermano, aunque intentando cubrirlo con un velo de indiferencia, seguro mirando su celular.Pero estaba pendiente de él. Volvió a suspirar, recordando los ejercicios de respiración para calmarse antes de extender los dedos hacia las teclas.

Si Tengen pudiera ponerlo en colores, todo habría comenzado con un suave pincelazo de lila. Frío , suave, casi imperceptible, casi como un anzuelo. Después el verde, todavía sin subir el tono, pero algo más llamativo, envolvente. Y luego una explosión de dorado. Dio un respingo, intentando comprender de dónde había venido eso. Fue un disparo de oro directo al cerebro, sin escalas, directo. Azotó la palma contra las teclas, sin previo aviso, y continuó esta vez en un ritmo más apurado, dorado, rojo al volver azotar la palma pero esta vez contra la tapa del piano, abriéndola. El sonido que hacía era mecánico, chirriante pero lejos de quitarle armonía sólo volvía más agresiva la música, volvió a sentarse, con una mano marcando un ritmo lento, con la otra cada dedo se movía con tal rapidez que no podía seguirlo y sus pies contra el suelo hacían un eco que parecía incluso otro instrumento. Rojo, violeta, golpeaba también la tapa del piano y Tengen comprendió que Zenitsu sabía tocar el piano, no sólo las teclas. Se había mimetizado de tal manera con el instrumento que hasta las esquinas le brindaban un espacio para hacer música, los pies golpeando, una palma abierta contra el interior del piano, la otra acariciando las teclas. Lila, rojo, azul, su corazón se estaba escurriendo por la frente de Zenitsu , tomando la forma de su sudor, sus manos cada una a un ritmo diferente y finalmente un manotazo en las teclas le dijo que se había acabado su pieza. 

Todos estaban en silencio, pero era un silencio bueno, sintió Zenitsu, animándose a abrir los ojos, tímidamente mirando de frente al público. Su abuelo tenía la boca abierta, pero fue el primero en ponerse de pie para aplaudirle, siendo seguido por el resto. El adolescente sonrió, aliviado, haciendo una reverencia. Todos estaban de pie, menos una persona en la tercera fila, al lado de su profesor. Pero lo miraba de una forma hipnotizada, haciéndole sentir una calidez extraña en el estómago. No toda la admiración se manifiesta con aplausos, lo sabía y aquella mirada violeta tan fija en él fue un completo elogio. Escondió una risita tras la mano, volviendo a hacer una reverencia antes de salir del escenario.

— ¿Qué? ¿Es todo? ¿Sólo una pieza?— Tengen volteó hacia Kyoujuro, quien asintió con entusiasmo mientras sacaba el programa para mostrárselo.

— Es el recital de todos los alumnos de música, no es mi único estudiante de piano y además hay otros instrumentos. Al ser el más destacado es el encargado de abrir el evento pero no es el único.

Tengen resopló, dejándose caer en el asiento, con la mano en el mentón como un niño con rabieta. Su amigo lo miró de reojo, sonriendo, bajando la voz al ver que la luz volvía a bajarse, anunciando a un nuevo estudiante.

— Te convendría quedarte hasta el final. Tendremos una pequeña reunión, quizá pueda presentarte con Zenitsu, porque a juzgar por tu cara, tienes muchas preguntas que hacerle. 







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