Te Protegeré ||Axel Blaze|| Inazuma Eleven

Sinopsis

En un parque de ciudad Inazuma se podía oír a alguien llorando, ese alguien era una niña pequeña, aproximadamente de unos 6 años más o menos. Las lágrimas no paraban de salir de sus ojos marrones.

Una mano se posiciono en el hombro de la niña y esta se giró rápidamente con una sonrisa pensado que aquella mano era la de su hermano, pero esa sonrisa se borró al ver que aquella persona no era la que esperaba ella. Era una chica, aproximadamente de la edad del hermano de ella, con un largo cabello café y ojos de un verde grisáceo.

—Hola pequeña –dijo la chica con una sonrisa dulce con la intención de tranquilizar a la pequeña –. Por lo que se ve te has perdido ¿No? –dijo sentándose al lado de la niña de trenzas.

Aquella niña no respondió, no se sentía en confianza con aquella chica, era una desconocida, y le enseñaron que no debía confiar el ellos.

—Ya entiendo –dijo la chica de ojos verdes grisáceos después de que pasaran unos pocos minutos –sé que soy una desconocida, pero te prometo que no te haré nada.

La niña la miro, parecía que estaba diciendo la verdad —Sí me he perdido –dijo la niña en voz baja y tartamudeando un poco.

—¿Qué te parece si nos quedamos esperando aquí a que vengan a por ti? –dijo con un sonrisa la mayor de las dos.

—Está bien, gracias –dijo la niña sin atrever a mirar a la adolescente, aun no sabía si había hecho bien en confiar en ella.

—No hay porque darlas –miro a la niña sin borrar su sonrisa –. Por cierto ¿Cómo te llamas? Yo me llamo Luna, Luna Akane.

—Yo me llamo Julia Blaze –dijo con timidez.

—¿Eres hija de Katsuya Blaze? ¿El doctor que hay en el hospital Inazuma? –pregunto sorprendida la chica de ojos verdes y vio como la pequeña asentía —. Yo le conozco, atiende a mi madre en el hospital.

—¿Enserio conoces a mi padre? –dijo mirando con a la chica, no se creía que le conociera.

—Claro que lo conozco, como ya te he dicho él está cuidando a mi madre en el hospital y siempre me dice si va o no mejorando mi madre.

—Pues que coincidencia, y ¿Qué le paso a tu madre? –pregunto la niña y vio como la mirada de la chica se dirigía hacia el suelo –si no quieres responder no hace falta.

—No te preocupes, mi madre se enfermó hace unos años, cuando yo tenía tu edad más o menos y desde aquel día mi madre está internada –le explico a la chica con una sonrisa, pero la pequeña sé dio cuenta que solo lo hacía para no preocuparla.

—No hace falta que sonrías para no preocuparme –dijo la pequeña apoyando una de sus manos en el hombro de la chica.

—Prefiero sonreír a estar con triste, hay que poner buena cara a todo –puso su mano encima de la mano de la niña mientras seguía sonriendo.

—¡Julia! –se oyó la voz de un chico gritando el nombre de la pequeña –¿¡Dónde estás!?

—Parece que ya han venido a por ti –dijo la chica levantándose del banco mirando hacia donde provenían los gritos –. Deberías ir –dijo la chica con una sonrisa dulce.

—Sí –Julia se levanto del banco y fue corriendo hacia donde provenía la voz y vio a su hermano buscándola. —¡Hermanito! –grito la pequeña y salto a los brazos de aquel adolescente.

—Julia, menos mal que estas bien –dijo aliviado el chico abrazando a su hermana –¿Dónde estabas? Nos tenías muy preocupados.

—Lo siento hermanito, es que me perdí y no sabia como volver a casa, pero una chica se quedo conmigo, cuidando de mi hasta que oímos que me llamabas –explico la niña separándose del abrazo de su hermano –ven, te la quiero presentar –dijo mientras cogía la mano de su hermano y comenzaban a caminar hacia donde estaba antes.

El hermano de la niña la siguió, le parecía bien que le llevara hacia esa chica para darle las gracias por cuidar a su hermana pequeña. La niña paro y miro a todos los lados.

—¿Qué pasa Julia? –dijo aquel chico moreno mirando a su hermana.

—Al parecer ya se ha ido, y yo que quería presentártela –se quejo la niña un poco desanimada.

—Otro día me la presentas ¿Vale? –dijo el chico agachándose a la altura de su hermana y revolviéndole el pelo.

—Está bien Axel –dijo con una sonrisa la menor mirando a su hermano.

—Venga, ya es hora de ir a casa, se está haciendo tarde –dijo y comenzó a caminar hacia su casa con su hermana, donde Nana, su asistenta, los esperaba preocupada.