Era igualmente confuso para Jessica ya que la mujer del anuncio había llegado en un momento en que pensó que su vida empezaba a encauzarse. Había llegado a poner su mundo de cabeza. Así se sentía desde que ella la besó, probablemente para la morena no significaba nada, pero para ella era como llegar al cielo sin morir. Llevó sus dedos a sus labios acariciándolos
- Mataría por otro beso… - pensó en voz alta y cerrando sus ojos
- Espero que sea por uno de los míos – abrió repentinamente sus ojos encontrándose con su sonriente novia que realizaba su ronda habitual. La rubia se sonrojó - ¿Y bien?
- No deberías espiarme de esa manera, no es propio de una señorita
- Lo siento, es inevitable para mí. Aunque quiera desviar mi mirada había otro lado, mis ojos insisten en posarse en tu hermoso rostro – Jessica se sonrojó aún más, se sentía culpable por desear otros besos que no fueran los de su chica
- ¿Sabes que eres encantadora?
- No más que tú – dijo acariciando su rostro - ¿Cómo ha estado tu turno?
- Bien, un poco ajetreado
- ¿Estás muy cansada, no?
- Un poco…
- Debo ir a casa de mi madre hoy después del trabajo, pero quería pedirte algo
- Dime
- ¿Quieres venir a mi apartamento mañana? – Jessica se sobresaltó – No pasará nada que tú no quieras. No creas que no me he dado cuenta de que eres virgen, ¿Tienes miedo?
- No, pero…
- Entiendo si no quieres ir
- ¡No! No es eso, me encantaría ir y dormir contigo. De verdad…
- Me ataré las manos a la espalda si eso hace tengamos nuestro primer amanecer juntas
- No tienes que hacer eso. Claro que iré
- Que bien, entonces te veo mañana
- Muy bien – respondió la rubia antes de que la pelirroja le dejara un casto beso en la mejilla. “Mañana podría ser el día” pensó pícaramente para sí viendo a su novia alejarse.
Finalmente su turno llegó a su fin. Marcó su salida como siempre y, como no había tenido ninguna noticia de Fany en todo el día se disponía a tomar el metro por su cuenta. Estaba revisando su móvil por si tenía algún mensaje de su amiga, cuando sintió que la arrastraban a la oscuridad y una mano se colocaba en su boca evitando que hiciese un escandalo
- No grites por favor… - dijo una voz a su espalda soltándola, se volteó para observar que era la misma sexy morena a la que había ayudado unos días antes. La dueña de sus pensamientos estaba vestida con una sencilla blusa blanca, jeans, zapatillas y una gorra de baseball sonriéndole tímidamente
- Eres tú… - “La mujer del anuncio otra vez, no estoy soñando”
- Hola, vengo a agradecerte lo que hiciste por mí, no tenías porque hacerlo, pero gracias
- No… es nada – respondió Jessica sintiéndose nerviosa solo de estar en su presencia
- No digas eso. Vengo a invitarte a cenar, me llamo Yuri, Kwon Yuri – “Es un nombre hermoso” pensó la rubia
- Soy Jessica y no tienes que agradecerme nada. Lo hice con gusto
- Venga, me siento mal por haberme ido así. Déjame invitarte a cenar – le dijo tomando sus manos y mirándola suplicante. Jessica no tuvo las fuerzas ni la voluntad para negarse
- Está bien
- Gracias – respondió Yuri – Iremos a un lugar bonito, lo prometo - “Me gustas Jessica. Necesito volver a besarte”
Jessica creía estar caminando en una nube mientras tomaba el brazo de la espectacular morena que le llevaba unos cuantos centímetros de ventaja en cuanto altura. Le dolía el cuello de tanto observarla como embobada por su belleza, pero no importaba. No quería caerse del cielo. Estaba en una de tantas ensoñaciones cuando la morena se dio cuenta de que estaba siendo observada. Jessica se sonrojó y bajó la mirada enseguida.
- ¿Te parece bien ese lugar? – preguntó Yuri señalando un restaurante muy lujoso y caro, el Da Marino. La gente estaba vestida casualmente, pero elegantemente, algo que contrastaba enormemente con el vestuario de trabajo y la ropa deportiva que llevaban ella y su acompañante
- No creo que nos dejen entrar en un principio, podemos comer algo más sencillo. No hay problema, en verdad
- No digas tonterías, me sacaste de un verdadero lio aquel día. Te mereces eso y más – Jessica volvió a sonrojarse y se escondió detrás del brazo de la morena, quien solo sonrió pícaramente al ver que Jessica apartaba su mirada de ella. La rubia solo sintió que estaba siendo llevada casi a rastras a dicho lugar. Llegaron finalmente y con la mayor naturalidad del mundo, Yuri saludó al maitre d’ aun con la gorra puesta
- Buenas noches, ¿Tenemos que hacer una reservación para comer?
- Generalmente no, pero estamos llenos. Me temo que tendrán que esperar
- ¿Lo ves? Estamos muy mal vestidas para este lugar. Además este tipo es un pedante – dijo la rubia en coreano pensando en voz alta
- Tranquila, yo me encargo – respondió la morena también en coreano, cosa que sorprendió enormemente a Jessica – Voy a presentarle a un amigo – dijo quitándose la gorra, acomodándose el pelo y sacando un billete de cien dólares de su cartera, mostrándoselo al sorprendido hombre que de repente se puso muy pálido, como si hubiese visto a un fantasma – Creo que mi amigo el señor Franklin no permitirá que haga esperar a una dama tan linda como la señorita que viene conmigo, ¿verdad que no?
- Claro que no, señorita Kwon. Venga por favor – dijo tomando el billete, alcanzando en sus manos dos menús y llevándolas a una mesa con una hermosa vista de los iluminados edificios de la ciudad. Yuri sacó la silla para que Jessica se sentara, lo que hizo que el sonrojo de la rubia aumentase aún más - ¿Te gusta? – le preguntó tomando su mano
- El lugar es hermoso, jamás pensé que entraría aquí alguna vez
- Nadie puede decirle que no a Benjamín… - contestó la morena sonriendo ampliamente. Jessica también sonrió. “Hermosa como siempre”
Taeyeon miraba insistentemente su móvil. Había llamado y mandado mensajes a Tiffany por más de una semana y ella no respondía. Se estaba impacientando en verdad y lo peor era que no había podido hablar con Jessica. Sus ensayos a veces no tenían fin y se cansaba de esperarla, así que no era posible saber algo de Fany. Estaba sentada en un sillón, sintiéndose más sola que nunca viendo a los autos que le parecieron hormigas luminosas y molestas desde el piso donde estaba.
- No puedo más – dijo tomando las llaves del apartamento y saliendo hacia la calle.
Mientras tanto, en otro punto de la ciudad, Son Tae hacía lo propio con Tiffany. Iba a demostrarle a la morena que sus intenciones de cambiar eran sinceras. Le llamaba, le mandaba mensajes y esta vez la había invitado a cenar sin previo aviso a su casa. Había cocinado algo sencillo, pero a la altura de la ocasión. La menor estaba sorprendida, sobre todo cuando no dejó que le ayudase, cuando le dio un beso antes de iniciar y cuando puso música romántica en la estancia. Son Tae sirvió para ambas una copa de vino y brindaron, luego se acercó a ella y le dio un dulce beso en la mejilla.
- ¿Qué te ha parecido la comida? – preguntó la mayor expectante
- No sabía que cocinaras así de bien, nunca lo habías hecho
- Lo sé – dijo tomando su mano – al parecer no había tenido la cortesía de hacerlo
- No es eso, es que todo esto es nuevo para mí. Estas tan diferente
- Me alegra que lo notes – contestó la mayor haciendo un pausa para contemplar el rostro de Fany - Eres muy bella – dijo acariciando la mejilla izquierda de su novia – No me cansaría de verte nunca – la mayor bajó su mano y tomó otro sorbo de vino, invitando a la menor a hacer lo mismo
- ¿Qué ha pasado contigo, Son Tae? ¿Por qué este cambio tan brusco?
- ¿Recuerdas cuando me preguntaste si te había amado alguna vez? – la menor afirmó silenciosamente – Lo he hecho. Cuando lo hiciste esa vez no supe que responder, supongo que no quería aceptarlo y esa pregunta me sacó de base. Me lo pregunté mil veces durante muchos días y la respuesta siempre fue sí. Te amo Mi Young – la morena la miró incrédula
- ¿Entonces por qué otras mujeres? ¿Por qué muchas veces me he sentido como tu objeto sexual? ¿Por qué has jugado con mis sentimientos? A veces llegaste a… no quiero ni decirlo – preguntó la morena a punto de llorar recordando todos los momentos amargos que había tenido su relación. La mayor se levantó y se colocó de rodillas frente a ella tomando sus manos
- Sé todo lo que he hecho Fany y me arrepiento de todo aquello, no sabes cómo me arrepiento, fui demasiado inmadura y te hice daño. Lo siento, mi amor – dijo colocando su cabeza en el regazo de Fany quien no terminaba de asimilar todo aquello. Cuando tenían esas discusiones en el pasado, la mayor había llegado incluso a golpearla para callarla, le pedía una disculpa ligera y terminaban de nuevo en la cama. Hubo incluso veces que, cuando Fany no tenía a nadie más a quien recurrir y ella no estaba de humor para ayudarla desinteresadamente, la morena entregaba su cuerpo a cambio de dinero, llegando a hacer cosas que no le producían placer a nadie más que a Son Tae. Era por eso que no se fiaba de ”La Nueva Son Tae”. El que le dijera que la amaba contrastaba con todo aquello – Dime algo por favor – dijo la mayor sin levantar su cabeza
- No sé si creerte
- No te culpo, sé que debo ganarme tu perdón – dijo tomando sus manos y besándolas - ¿Tú me has amado alguna vez?
- Alguna vez lo hice – “Ahora no tengo idea de donde se ha ido ese amor” – la mayor levantó el rostro
- Si ese amor sigue ahí, solo te pido tiempo para traerlo de vuelta. Déjame intentarlo, por favor – la menor contuvo las lágrimas y, en un momento, las apartó de sus ojos con sus dedos – Por favor mi niña, no me niegues eso – Fany la sintió sincera, pero eso no evitaba que siguiera escéptica, ¿Qué pasaba si todo eso era mentira? No quería arriesgarse, pero al sentir como su falda se mojaba con las lágrimas de su novia, tuvo compasión de ella y decidió creerle
- No llores, por favor – dijo acariciando su cabello. No recordaba si alguna vez la había visto llorar – Te creo, te creo Son Tae – le respondió – Te he dicho que sí, es solo que todo esto me desconcierta. Alguna vez llegué a preguntarme si eras capaz de llorar – Son Tae se quitó las lágrimas con sus manos
- ¿Aún me quieres lo suficiente como para dejarme intentarlo? – ahora era Fany quien tomaba las manos de su novia y las besaba - ¿No vas a contestarme?
- Llévame a casa. Tengo que levantarme temprano
- Sabes que puedes quedarte aquí, que no tienes necesidad de trabajar más
- Eso no es negociable. Es muy tarde ya, necesito dormir
- Está bien – respondió la mayor levantándose y tomando la mano de Fany para ayudarla a incorporarse, abrazándola una vez la morena estuvo de pie – Es entendible que no me creas y te agradezco que no me hayas mandando al demonio. Estas en todo tu derecho, pero estoy desesperada, Fany. Mi corazón es el que te suplica. No te merezco, pero te necesito a mi lado
- Unnie… - se separaron y algo se movió en el corazón de Fany al ver las lágrimas secas y el rostro compungido de su novia. La besó dulcemente
- Poco a poco, poco a poco Unnie
- Lo sé, te llevaré a casa. Tienes razón, es tarde
- Gracias – respondió Fany dejándose llevar hasta el garaje.
Después de una deliciosa cena, Jessica y la chica del anuncio pasearon alegremente de la mano por las calles de New York, pasando por Broadway y las actividades nocturnas de Central Park. Escucharon música indie y un poco de jazz, siempre con la morena abrazando a Jessica por detrás. Cerraba los ojos a cada instante tratando de guardar en su memoria cada toque, cada caricia, cada olor que esa hermosa mujer desprendía. Al finalizar el último concierto, ambas aplaudieron muy entusiastamente y cruzaron miradas. La morena se sonrojó y le colocó un inocente beso en la mejilla derecha. La rubia volvió a cerrar los ojos sintiendo el leve calor y cosquilleo que había quedado impregnado en su rostro. No dijo nada, pero su sonrojo y ensoñación lo dijeron todo. Yuri sonrió ampliamente y la tomó de la mano como lo había hecho toda la noche. Llegaron caminando de nuevo hasta Times Square y Jessica se detuvo a contemplar el sitio donde antes había estado el anuncio de la morena. Ahora estaba el de un tipo enfundado en unos jeans apretados. Volvió a ver a una inquieta morena y no pudo más que sonreír bobamente.
- ¿Qué ha sido eso? – preguntó la más alta extrañada
- Es como hace unos minutos. Me encantó ese beso, pero aun no sé qué significa
- Significa que tengo a una mujer preciosa frente a mí y que siento la enorme necesidad de tenerla cerca – la rubia sonrió ampliamente
- ¿Crees que soy bonita?
- No, porque no solo tu rostro es hermoso, tu alma también lo es. Puedo verlo en tus ojos – respondió quitando unos mechones de su cara y colocándolos detrás de su oreja - ¿Te ha gustado esta noche?
- Sí, mucho
- ¿Y estar a mi lado? – dijo tomándola por la cintura y acercándola a su cuerpo. La rubia no supo que decir por unos segundos. Toda su atención estaba concentrada en las manos de la morena sobre su cuerpo y sobre sus hermosos labios que se moría por probar de nuevo. Solo había tenido más que una ligero toque y su cuerpo le pedía a gritos probar más de esos labios
- Si… me gustas – contestó diciendo lo que estaba en su mente
- Y tú a mí – Yuri se mordió los labios. Besó de nuevo la mejilla derecha de la rubia, luego la izquierda y luego su frente. Jessica estaba con los ojos cerrados esperando un roce que labios que no llegaba nunca. Cuando por fin los abrió decepcionada, la morena aprisionó sus labios con los suyos. Yuri introducía su lengua en su boca incitándola. Se sintió caliente, excitada, fascinada sintiendo como las manos de la más alta acariciaban su espalda y su cintura baja, incluso sintió un pequeño torrente de placer en su centro amenazaba con mojar sus bragas. La más baja colocó sus manos en el cuello de Yuri casi colgándose de ella, dejando que su cuerpo y el de la morena empezaran a conocerse.
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La Mujer del Anuncio
FanfictionJessica tiene un amor platónico bastante extraño... será que el destino podría reunirlas algun dia?