Capitulo Once

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Son Tae llevó a Tiffany hasta su casa. Detuvo el coche y le dirigió una mirada cariñosa
- Llegamos
- Gracias Son Tae, me gustó mucho estar contigo sin necesidad de que me arrojaras a la cama – la mayor sonrió
- Aunque en eso soy muy buena también – respondió colocando su mano en su muslo y acariciándolo. Parte de su nueva relación es que iban a tener sexo solo bajo las condiciones de Tiffany, nada de peligrosas escapadas del trabajo o moteles. Quería que a partir de entonces cada encuentro entre las dos fuese especial. Son Tae entrecerró los ojos mirándola con deseo. La menor tomó la mano entre las suyas y se acercó para darle un dulce pero fugaz beso en los labios. También se moría de ganas, pero no iba dejar sabérselo a la morena. Ahora que empezaba a tener un poco de control sobre ella no quería arriesgarlo
- Hasta luego, cariño – le dijo suavemente al oído
- Hasta luego, bonita – respondió Son Tae decepcionada viéndola salir del vehículo y cerrando la puerta del apartamento tras de sí. Ese pequeño contacto que había tenido con su chica la había dejado excitada. Su cuerpo no estaba acostumbrado a soportar la abstinencia. Si quería poseer a una mujer lo hacía, ya fuese su novia, una desconocida en un bar o una de las tantas damas de compañía que también solía frecuentar. En un momento de debilidad, tomó su celular y llamó a la agencia que había utilizado durante años. Era muy amiga de la dueña y también su amante ocasional. Una suave voz femenina contestaba de la otra línea
- BC Fem New York, ¿Tengo el gusto de hablar con la señorita Young?
- La misma
- Muy buenas noches, me podría regalar su código, por favor
- Y00342
- Muchas gracias, ¿En qué le podemos servir señorita?
- ¿Está disponible Yuri? ¿Kwon Yuri?
- Déjeme chequear… lastimosamente no, señorita Young. Últimamente no se ha reportado. Pero puedo ver en su perfil que también gusta de pelirrojas, Tanya está disponible, ya ha disfrutado de sus servicios según nuestros registros – llevó una de sus manos a su frente frotándola nerviosa
- ¿Sabe qué? Ni siquiera sé porque hablé, le prometí… a mi novia… que no habría más mujeres. Lo siento por malgastar su tiempo… yo… voy a borrar mi cuenta
- Entiendo señorita, lamentamos mucho perderla como nuestra cliente, pero por motivos de calidad debo insistirle en la variedad de nuestros servicios y en el tiempo que tan exitosamente hemos podido cumplir con sus peticiones, ¿Desea borrar su perfil de nuestro servidor? Déjeme recordarle que esto es definitivo y que tendría que presentar otro número de seguro social si desea afiliarse de nuevo para garantizar su completa confidencialidad y  que al momento deberá pagar un monto inicial mil dólares por terminación temprana del contrato   
- Lo entiendo, yo… no deseo más sus servicios
- Entiendo señorita, espere un momento en línea mientras cancelamos su registro – Son Tae esperó, una parte de su cabeza le decía que era muy mala idea borrar su perfil. Le gustaba demasiado tener acceso a las mujeres más bellas de la ciudad con solo tomar su teléfono, pero tampoco le gustaba el hecho de perder a Tiffany. Aunque ella no se lo dijera, siempre podía notar cuando había estado con otra mujer, así de intuitiva era. El minuto se le hizo eterno hasta que la chica del otro lado de la línea volvió a la conversación     
- Muchas gracias por su amable espera en línea, déjeme decirle que su registro ha sido borrado de nuestro servidor y que se ha aplicado el cargo por cancelación de mil dólares a la tarjeta de crédito guardada en el sistema
- Muy amable gracias
- Un gusto, gracias por llamar y que tenga una buena noche
- Gracias por todo – respondió colgando el teléfono. En verdad amaba a Mi Young. Cancelar esa cuenta era el primer gran paso que tomaba en el camino al corazón y al perdón de su chica.

Tiffany subió el largo bloque de escaleras que llevaban a su departamento. Volteo la mirada y vio al coche de su novia aun estacionado frente a la puerta de abajo observándola. Le saludó con la mano y Son Tae respondió el saludo, dejando la escena en el acto. Cruzó el pasillo que llevaba hasta la puerta encontrándose una pequeña figura plácidamente dormida sentada de espaldas contra la fría pared. La reconoció enseguida
- ¿Taeyeon? – se acercó más para comprobar que realmente era ella - ¡Taeyeon! Por los cielos enana ¿Qué haces aquí en el piso? – preguntó poniéndose a la altura de la bajita. Probablemente la había estado esperando desde hace algún tiempo. Se sintió horrible de no estar en casa, hacia algo de frío y las manos de la castaña estaban heladas y cianóticas – ¡Diablos Tae! Despierta… - dijo sacudiéndola un poco sin obtener respuesta. Decidió cargarla y llevarla a su cama. Pudo levantarla con mucha facilidad. La llevó hasta su cuarto, colocándola con suavidad en la cama. La castaña al sentir la calidez del colchón soltó un leve ronquido y acomodó una de las almohadas en su cabeza, todo eso sin cerrar los ojos. Tiffany empezó a quitarle su ropa: su sombrero fedora, su chaqueta muy ligera para la época, sus zapatos, pero cuando llegó a su blusa se sintió dubitativa. Le comía la curiosidad saber cómo se vería el cuerpo de la bajita desnudo, pero rápidamente el sentido común y la cordura tomaron rápido el control de su cuerpo y solamente quitó los ligeramente húmedos vaqueros que Taeyeon llevaba puestos cubriéndola de inmediato con una muy cálida cobija. Ella se vistió rápidamente una pijama ligera y apagó las luces. Se colocó al lado derecho de su cama metiéndose en la cobija mientras contemplaba por largo rato como la bajita dormía tan apaciblemente. Acarició su rostro con ternura y robó un delicado beso de sus labios. Taeyeon sonrió bobamente en sus sueños
- ¿Por qué no llegaste antes a mi vida, enana? Eres ese amor tierno que siempre quise – dijo Fany observándola en silencio antes de quedarse profundamente dormida a su lado.   

La Mujer del AnuncioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora