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Todo era oscuridad, rodeado de nada en un lugar infinito donde no había olor ni sonido ni tacto se sentía flotando sin siquiera poder pensar.

Comenzó a sentirse pesado, una sensación como si empezara a descender suave y delicado como una pluma tan despacio, poco a poco la percepción de una superficie debajo de él empezó a aparecer, la noción de su propio cuerpo dio comienzo a formarse.

Pudo volver a oler pero no llegaba a captar nada que conociera, se sentía cálido y en lugar muy muy blando, paulatinamente pudo tener la fuerza suficiente para comenzar a abrir los ojos pero los volvía a cerrar, estaba rodeado de tanto blanco que le hacía daño en sus retinas, su mente comenzaba a despertarse y le susurraba que algo estaba mal pero se sentía tan adormilado o más bien anestesiado que su cabeza no trabaja del todo bien todavía, hasta que el recuerdo de la sombra sobre él lo golpeó, abrió los ojos al instante y tensando su cuerpo con el anticipo de una posible batalla.

Miro hacia todos lados pero no registró ninguna amenaza, entonces se puso a observar su alrededor mejor, en efecto estaba rodeado de blanco sin nadie a la vista solo el. Una idea aterradora cruzó su mente rápida como el rayo, se quedó quieto atento a su cuerpo casi sin respirar y de repente lo sintió su cachorro seguía con el vivo y dándole una patada a la mano que reposaba en su vientre. Suspiro pesado y aliviado, había escuchado demasiado historias aterradoras de omegas que habían sido secuestrados y al despertar ya no tenían a sus bebés.

Se revisó a sí mismo, seguía con la ropa de la mañana, por lo que tenía sus ropas de "civil", desde hacía unos 2 meses que ponerse su genial y maravilloso spandex verde era demasiado complicado y no solo por eso, le comenzaba a apretar de verdad que su pequeño iba a ser enorme su barriga se había puesto tan grande que parecía que llevara dos. Por lo que terminó usando la ropa que luego llevaba cuando él y Kakashi se iban de escapada romántica a algunas aguas termales.

Pensar en eso le hizo relajarse mínimamente, tenía una colcha blanca por encima y una pequeña almohada, y el lugar como ya sabía era completamente blanco pero era por culpa de que todo estaba acolchado, suelo paredes y lo que creía que era la puerta, intentó ponerse de pie pero era muy difícil, no realmente le era imposible el suelo se hundía ante su peso necesitando un segundo apoyó con el que no podía contar, no podía agarrarse a las paredes estas también se hundían ante la presión y pellizcar las no era posible parecía que la fibra impedían ese movimiento.

Se sentía tan frustrado al parecer si quería moverse por la habitación lo único que podía hacer era arrastrarse, era irrisorio que siendo maestro de taijutsu solo pudiera moverse como un infante, miró al techo lo único que le quedaba por inspeccionar y allí en toda la extensión de este había un sello que impedía usar chakra, como se hubiera reído de eso en cualquier otro momento. Igualmente lo intento mordió su dedo y hizo el sello de invocación, pero nada pasó, sabía que no era posible aunque el tuviera poco chakra el sello lo afectaba por igual así que no podía llamar a Ningame para que le ayudará y que diera su ubicación, suspiro pesado no sabía que podía hacer ahora mismo.

No tenía ninguna arma consigo, estaba limitado por su estado y por el mismo no debería pelear ni hacer nada peligroso pero no se podía quedar quieto él el tenía que salvarse a sí mismo, una ansiedad comenzaba a nacer de lo más profundo de su ser, las hormonas se retorcía ante el saber de no estar en un sitio seguro con un futuro incierto, sin darse cuenta se había ido encogiendo  sobre sí mismo y agarraba en un puño la colcha entonces unas patadas contra sus entrañas lo arrastraron al presente a ese momento, su pequeño parecía nervioso, comenzó a acariciar su barriga para tranquilizarlo y tranquilizarse.

Olor A HogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora