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Día 6.

Esa mañana comenzaba sin nada nuevo, el insomnio ya se estaba haciendo algo recurrente junto con el hecho que podía contar sus horas de sueño con los dedos de una mano y sobrándole dedos.

Desde que esta pesadilla comenzó se sentía ansioso estando en su oficina, pero hoy sentía un nudo que le oprimía las entrañas este día se veía con la necesidad de hacer una cosa especial.

Con un ramo de flores sencillas entre sus brazos recorrió los tejados sin ser detectado, viajó hasta donde antiguamente era la zona más pobre de la villa, ahora estaba siendo toda reformada, continuo hacia adelante dejando los edificios detrás de él, avanzando hasta un pequeño campo silvestre, de tallos largos que le acariciaban las piernas llegando a sus las rodillas, continuó caminando hasta pasar por una vieja casa en ruinas, ya abandonada desde hace muchos años siendo rodeada por la vegetación que de a poco la engullía, siguió avanzando comenzando a adentrarse en el antiguo bosque, nadie pisaba ese suelo, no había nada de interés en esa zona del bosque de Konoha, aquí reinaban los árboles viejos moribundos y ni los animales se acercaban demasiado, nadie tenía interés en ese espacio salvo ellos dos, recorriendo un camino más que conocido llegó al lugar de su destino.

Un majestuoso roble de tronco grueso, cubierto de musgo y lleno de hojas verdes lo recibió, la vista era increíble ese imponente árbol brillaba reflejando cada rayo de sol en diferentes tonalidades verdosas, era el único árbol que se había mantenido joven y vivo mientras a su alrededor todos morían poco a poco perdiendo todo su color.

A los pies del gran roble había una piedra medio ovalada de un considerable tamaño que había sido cuidadosamente seleccionada, estaba decorada con un pañuelo amarillo que a pesar de los años conservaban ese color amarillo y apenas se había llegado a desgastar el material, también pequeñas piedras rodeando a la grande y por el lado izquierdo de estas se asomaba tímida una pequeña florecita.

Era la tumba de Maito Dai

En el momento que partió, no hubo cuerpo que enterrar, no hubo ceremonia oficial, no hubo reconocimiento, no hubo siquiera palabras amables, apenas su nombre figuraba tallado en la piedra.

Por lo que ellos le crearon una, igual que cuando le hicieron una a Sakumo, ese bosque era donde constantemente padre e hijo entrenaban, allí fue donde le enseñó las Ocho Puertas Internas, allí podía recrear fácilmente toda su vida junto a su padre.
Gai mantuvo la calma durante todo el tiempo mientras Kakashi le ayudaba y acompañaba, en el momento que todo estuvo en su sitio como él quería se dejó caer de rodillas ante la tumba derrotado, dejando caer todos los cachos rotos de su corazón que había mantenido juntos todo este tiempo mientras le herían mas y mas, su llanto desconsolado llenó el silencio del bosque mientras unas gruesas lágrimas cargadas de sentimientos se derramaban hasta llegar al suelo, su cuerpo sin fuerzas se movía entre pequeños espasmos al compás del llanto.

Kakashi no tenia ni idea de que hacer, nunca había enfrentado algo así y nunca espero ver a Gai de esta forma, sentía como su corazón era estrangulado, podía ver cómo Gai había perdido ese brillo que lo caracterizaba parecía la llama de una vela ahogándose por la falta de combustible mientras luchaba por seguir ardiendo y no extinguirse y morir, ese pensamiento lo llenó de terror y rápido se puso de rodillas frente a Gai y lo envolvió entre sus brazos mientras este se aferraba sin dejar de llorar, al final el también se unió a ese llanto, el también conocía ese dolor.

Tenía miedo de pensar que Gai pudiera estar en ese estado y no poder estar a su lado.

Desde aquel momento habían venido multitud de veces, a dejar flores y dar una pequeña oración, a veces iban a contarle sucesos divertidos sus grandes victorias o simplemente cualquier cosa, él había ido un par de veces a confesarles de forma totalmente torpe lo que sentía por Gai esperando recibir alguna risa ruidosa y alguna frase de aliento, fueron allí justo después de que se recuperara Gai y la habían visitado para decirle que iba a ser abuelo igual que visitaron a su padre.

Olor A HogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora