Estoy de pie en el amanecer.

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Nota de autor: Este capítulo lo narra Kai. 



Ese mismo día, a las 7:35 AM.

La luz que entraba a través de las persianas de la gran ventana en la habitación lo despertaron, parpadeó un par de veces solo para encontrarse palpando una cintura desnuda, pasó su brazo por esta y la atrajo hacia sí, causando que el contrario soltara un pequeño quejido en su sueño. Se acercó para inhalar el perfume de su cabello y sonrió.

El encanto no duró mucho, solo hasta que KyungSoo despertó y lo alejó para irse al baño. Disfrutó de la increíble vista que estaba teniendo de su trasero, hasta que se encerró.

Así había sido durante dos años.

Se estiró en la cama, aprovechando que ahora no había nadie y bostezó, una sonrisa pequeña comenzó a abrirse paso cuando lo vio salir del baño. Se levantó en toda su gloriosa desnudes y fue a saludarlo, tomándolo desprevenido por la cintura, pues estaba buscando ropa en la cómoda. KyungSoo se dio vuelta en sus brazos y lo miró a los ojos, aquellos que le generaban tantas sensaciones encontradas a veces, algunas de ellas en las que no quería pensar. Se acercó para darle un beso, pero Dodo lo rechazó corriendo su rostro a un lado.

—Kai, creo haber dicho que los besos mañaneros estaban prohibidos. —Reprochó el más bajo, queriendo librarse del agarre.

No cedió. — Pero hoy es un día especial, ya sabes, quiero empezarlo besando a la persona más especial de este día.

—Kai... —Vio la duda de KyungSoo en sus ojos, pero también lo vio ceder, a consecuencia ahora tenía los brazos del más bajo rodeándole su cuello—. Uno y ya.

Sonrió con la victoria danzando en su vientre. — No me conformaré con uno solo.

No dejó que él protestara, no le dio tiempo, solo tomó su boca como quería hacerlo desde que lo vio vagar por la habitación. Sintió sus dedos recorrer su nuca, enredándose en su pelo y aprovechó aquello para mordisquear su labio, logrando que abriera su boca para poder introducir su lengua. Contra su cuerpo KyungSoo jadeó y tembló, aproximándose hasta que sus pieles se rozaban y el calor de la habitación parecía subir. Se movió sosteniendo a Dodo por la cintura, hasta lograr arrinconarlo contra una pared, mientras su mano descendía tocando aquella piel suave a su tacto pero que ardía por él. Sonrió en medio del beso, sabía que su amante se había dado cuenta que era su propio ego hablando por él y por eso su labio ahora se hallaba mordido.

—Me gusta cuando te pones brusco. —Bromeó, a KyungSoo no le gustó para nada su actitud y estuvo a punto de empujarlo lejos, pero como lo conocía mejor de lo que él mismo lo hacía, se acercó antes a besarlo de nuevo.

Su mano descendió de nuevo y le agarró una nalga, para luego cachetearla con algo de fuerza. KyungSoo se separó de él con un sonido obsceno y su respiración agitada.

—Dijiste un beso, eso es todo lo que tendrás.

Miró hacia abajo, a su propio miembro y lo señaló con su dedo, haciendo que Dodo lo mire también.

—Esto no se arregla solo. —Le sonrió coquetamente.

Dodo rodó sus ojos y le dio una sonrisa malvada, para palmear luego uno de sus hombros. —Claro que sí, dúchate.

Entonces se halló solo en la habitación, el mayor se había ido de la habitación luego de que se vistió para salir a correr. Había veces como esta en las que se sentía profundamente frustrado, no solo sexualmente aunque esta vez no aplicara, sino porque a veces se hallaba solo incluso cuando lo tenía a su lado.

Orbit. [Hermanos Kim #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora