Dime que me amas.

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Nota de autor: Es un capítulo corto y nos queda uno más para terminar esto, así que, disfruten. El siguiente estará pronto.




—¿Qué mierda se supone que fue todo eso, KyungSoo?

Se encontraba muy enojado con aquella persona que ahora se estaba en su cocina, había golpeado la puerta al entrar y fue directamente a encararlo.

—¿Te refieres a la parte en la que ese sujeto por fin se da cuenta que no pincha ni corta en esta situación? —Lo dice tan relajadamente que le irrita—. Si no es eso, ilumíname.

Puso ambas manos en sus caderas y vociferó. — ¿Le dijiste que nos acostamos?

—No hizo falta, —sonrió brevemente, pero su sonrisa era malvada—, él mismo lo vio. Dime una cosa, —se acercó a Kai lentamente y lo miró directo a los ojos, quería saber si podía indagar lo suficiente para encontrar la respuesta por sí mismo. Aun así, preguntó—, ¿qué es lo que sientes por ese bailarín? ¿Acaso es suficiente como para que tenga que molestarme?

La indignación y la rabia corrían por su sangre, tal vez ahora era más el desprecio que sentía sí mismo y por él que antes. —¿Molestarte? —Alzó ambos brazos al aire y se alejó de él dando pasos hacia atrás—, tú de verdad eres... —miró hacia otro lado y sopesó lo que iba a decir, pasando sus dedos pulgar e índice por la barbilla—. Tú no me quieres contigo, pero tampoco con alguien más. Te hablé sobre lo que hay en mi corazón, y sin embargo parece hacerte feliz, hacerme miserable quizás es tu pasatiempo. —Se movió un par de pasos adelante y lo enfrentó de nuevo, señalándolo por unos instantes—. Pero, ¿sabes qué? Es mi culpa. Porque, si, follamos y eso me encantaba. Porque era la única forma de sentirme cerca de ti, era lo único que me permitías tener. Luego, cuando te acostabas con quien te diera la gana, ¿acaso yo te lo impedí? ¿Te hice pasar por esta mierda? ¡Responde!

KyungSoo se quedó callado unos instantes, recargó un codo sobre el mesón y se inclinó hacia un costado. — Desde el principio sabías a quién le pertenecía mi corazón, ¿yo soy una escoria por querer follar contigo? ¿Por querer hacer lo que me plazca cuando eso acordamos?

—Debiste saber que eso cambió cuando te confesé mis sentimientos.

—¿Cambió? ¿Debía? —Dodo sonrió sin ganas, ya cansado de la estúpida discusión que estaban teniendo—. Tú te fuiste y luego corriste a mis brazos de nuevo, ¿esperabas que ese chico se quedara contigo a pesar de tu incapacidad para decirme que no? ¿A pesar de que no me sacaste de tu corazón? —Lo miró con seriedad, la cual se reflejaba a su vez en el tono de su voz—. No eres mejor que yo, Kim. Lo usabas para poder olvidarme, como yo te uso para poder olvidar a quien amo. No quieras darme un sermón sobre moralismos, porque es pura mierda.

KyungSoo pasó por su lado para irse a la habitación de nuevo, entonces él se quedó solo en la cocina. Apoyó sus manos en el granito frío, y se detuvo en sus pensamientos por un breve momento. Sentía su corazón doler, aunque no estaba identificando si era por lo que Dodo le había dicho o si era por aquellos ojos que lo miraron antes de salir.

Quizás había perdido lo mejor que tuvo en años.

***

Detuvo el auto que SeHun le había prestado, condujo hasta el hospital en que estaba aquel amigo de SoonYoung, quizás no era el mejor momento para hablar, pero lo necesitaban. O al menos, eso creyó él. Estaba por bajar del auto cuando lo vio, iba caminando por el pequeño parque delantero del hospital, a su lado estaba ese otro amigo suyo, ¿DoKyeom? Iban tomados de las manos, la sonrisa que Hoshi tenía en su rostro era enorme y brillante, lo vio reír también de lo que fuera que dijo ese chico.

Él se ve feliz, se ve bien, pensó.

Eso le dejaba un mal sabor de boca, una opresión en su pecho. Sus manos se volvieron puños, y su alma tuvo envidia. No quería tener sentimientos tan miserables, pero no podía evitarlo, luchaba por olvidar a KyungSoo ¿y para SoonYoung era tan fácil olvidarse de él? Sus malos sentimientos y pensamientos querían que no lo olvidara tan fácil, quería haber causado un impacto en su persona y que al menos le costara un poco.

Era una mierda, y él lo sabía.

Se debatía si bajar del auto o no, finalmente lo hizo y caminó hacia ellos. Sus pasos lo acercaron hasta que estuvo frente a ambos, que estaban sentados en una banca de concreto. Los dos pares de ojos se posaron sobre él, aunque SoonYoung fue el primero en desviar la mirada, SeokMin se levantó para saludarlo y los dejó solos.

Miró al chico hasta que desapareció dentro del hospital y tomó asiento a su lado, no sabía bien cómo comenzar.

—Terminé con KyungSoo.

Se demoró unos segundos en responder, todavía no le miraba. —¿Ah, sí? Bien, pero ya habías dicho eso antes.

—Esta vez es definitivo.

—Eso es bueno. —Acompañó su afirmación con un asentimiento.

—Soon, sé que estás enojado, pero mírame. —Pidió el mayor, tomando las manos del contrario y sosteniéndolas entre sí. Ambos se miraron, guardando un largo momento de silencio—. Siento algo por ti, en mucho tiempo no había sentido nada más, pero entonces, cuando te conocí pude despertar de nuevo. Antes, era como estar dormido. Tengo muchos errores en mis hombros, puedo remediarlo, remediar todo. Siento que lo nuestro tiene potencial, ¿qué dices?

La esperanza de lograr intentarlo con él, esta vez bien, floreció en su pecho. Daría lo mejor de sí mismo, esta vez estaba seguro de que lograría olvidarlo.

—Kai. . . —Su voz era tenue, suave. Fue quitando sus manos del agarre que tenía el mayor—, no. Aquella extraña charla, si se le puede llamar así, que tuve con lo que sea que Do KyungSoo sea para ti, me hizo pensar las cosas que aún tenía inconclusas. Resolví una de ellas, y ahora voy a resolver otra para que no me quede en el tintero. —Hizo una pausa antes de continuar, se levantó y lo miró fijamente—. Lo nuestro no puede seguir, Kai. Terminó aquí.

Aquellas palabras lo descolocaron, hicieron que se pusiera de pie de inmediato.—Soon. . .

—No voy a ser el clavo que saca a otro, Kai. Aprende a estar solo, es la única forma que tienes de olvidarte de él. —Las manos de Soon fueron a sus hombros y él sintió el breve apretón—. Sé que podrás superar tus propias inseguridades. Fue un gusto conocerte, Kim JongIn. —Ve cómo le tiende la mano y duda sobre estrecharla o no, finalmente lo hace porque su corazón así se lo dicta.

Se mantuvo allí, mirando a la única persona que fue capaz de decirle con sinceridad lo que pensaba al respecto de todo. Creía en él, creía que era capaz de superar aquello que tanto le costaba soltar. Entonces, fue en ese momento cuando sonrió, porque SoonYoung se había transformado en una estrella fugaz que surcó la oscuridad de su vida, y le trajo lo que tanto tiempo había estado perdido para él.

Finalmente, se dio media vuelta y caminó hacia su auto. Tenía que regresar a casa, pero no a aquellos lugares en los que ha estado viviendo, a su verdadera casa. Con su familia.  

Orbit. [Hermanos Kim #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora