Detrás de esos ojos azules (escrita por @AleO'Lone)

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Entran al bar Ten Bells con algo de rapidez como si alguien los estuviera siguiendo, pero ese no es el caso. Simplemente el frío clima de las noches como esas en Whitechapel, aunque los abrigos de lana son bastante abrigadores no son lo suficiente esa noche.

La iluminación no es mucha lo cual permite que pasen desapercibidos por los otros clientes, se dirigen directo a la barra. Ante la poca luz no se pueden apreciar los azulejos distintivos de la época y el contraste que genera en el bar. El barman les sirve unas copas de vino al instante en que se sientan, sorprendiendo un poco al más joven.

- Parece que vienes mucho por acá - dice el muchacho dejando resaltar su acento francés al hablar, toma la copa con delicadeza y elegancia.

- Mi estimado Charles, claro que vengo mucho - dice en respuesta con una sutil sonrisa casi invisible -, Victoria siempre encuentra algo para enojarme y no es de caballeros golpear a su esposa.

Charles suspira y da un trago a su vino, el suave dulzor de las uvas y fuerza del alcohol le bajan por la garganta como fuego, pero disfruta que sea así. Lo relaja un poco.

- Edmond, deberías...

- Le mantengo el respeto que merece como mi esposa, pero no puedo amarla como ella quiere - confiesa con sinceridad revelando que si la ama.

Toma su copa de vino y la mantiene elevada como si fuera a beber de ella, pero solamente se queda contemplándola. Una larga cabellera rubia manchada de sangre inunda su mente.

- Sé sincero con ella - expresa serio y da otro trago a su vino antes de continuar -, por cierto, debo volver a Francia en un par de días.

Ante eso recibe la mirada azul de Edmond a través de sus gruesas pestañas negras y el cabello negro que cae sobre su rostro cubriendo levente uno de sus ojos. La barba de dos días lo hace ver mucho mayor de lo que es porque contrasta con su expresión de amargura nada propia de un joven de veinticuatro años.

- ¿Acaso tu tío Anthony ha empeorado? - cuestiona no muy contento con la noticia.

Charles es lo único que lo mantiene en Londres, si fuera por él tomaría un barco hacia cualquier destino lejos de Inglaterra, no porque deteste su país, pero todo ahí le trae amargura. Sobre todo Whitechapel, en donde se encuentra justo ahora.

- Se ha recuperado, solo era influenza. Es padre quien quiere que regrese porque ha programado una reunión con la hija de un amigo suyo - la idea de su agrado, pero comprende los deseos de su padre y los acepta como buen hijo que es.

Edmond niega y se termina todo el vino en su copa de un solo trago sin cambiar su expresión de amargura, aunque también se ve reflejada tristeza.

- ¿Tanto desea que tengas una esposa? - pregunta con un poco de sorpresa reflejada en su tono de voz.

- Quiere un nieto, teme morir asesinado por las acciones que llevará a cabo el siguiente año y quiere tener la certeza de que nuestra familia no terminará conmigo - explica Charles tranquilamente acercando la copa de vino a sus labios.

Edmond asiente y con una señal de mano pide al barman otra copa de vino, a pesar de acabárselo de un trago el sabor dulce mezclado con el alcohol le ha gustado más que el de la vez pasada. El barman rápidamente le entrega la nueva copa retirando la anterior recibiendo un intento de sonrisa como agradecimiento.

- Debes exponerle a tu padre tus desacuerdos, serás infeliz toda tu vida si no lo haces - aconseja pensando en la última vez que vio a su padre hace ocho meses, en su boda con Victoria.

Pensar en su familia lo hace deprimirse, y más aún, pensar en que solo hace infeliz a la mujer con la que se casó lo hace querer tirarse al Támesis en el propio invierno y morir de hipotermia. Solo el no dejar abandonados a las dos personas que se mantienen a su lado es lo que evita que lo haga.

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