Languedoc 1440, región francesa mejor conocida por ser la fundadora de la más aterradora muestra de barbarie humana; La Santa Inquisición. En esta ocasión sirve de fondo para relatar la breve vida de Demus, un joven desafortunado al que Dios o Satán le ha conferido un sombrío y para muchos, macabro privilegio.
Descubre, cómo puede un joven con dones mágicas sobrevivir en la Edad Media, y hasta qué punto, la mutilación de la vida y la esencia del alma propagada por la propia la humanidad, es un factor decisivo ante la disyuntiva entre bien y el mal.
Inquisición
Únicamente cuando Dios lo permite, es cuando los demonios hacen acto de presencia en este mundo. Insultan, oprimen y liquidan toda la bondad existente en el ser humano con la única finalidad de probar su fe, de penetrar ferozmente con el falo del fanatismo absurdo toda la virginidad de la raza humana; ¡Oh, si!, la exagerada y abrupta sumisión del alma frente al que ha creado en el mundo todo cuanto se conoce.
No sería fiel a las escrituras mencionar que tales disparates son simple y llanamente una falacia, una vil y cruenta artimaña para controlar la mente infantil del hombre que siente, que vive, que duda, que peca y desde luego, que siente placer cuando lo hace. Esa mente burda, obstruida por el prejuicio y el temor; que cae en la degradación más absoluta de la lógica y asesinando por causas divinas, es quizás la creadora por excelencia de los más abominables y repulsivos demonios que jamás se han conocido.
Demus fue prueba de ello.
Demus, un chico de diecisiete años que tuvo la desdicha de nacer en Languedoc una noche invernal en el año de 1440. Por aquellos tiempos se solía convivir en sociedad, en pequeños poblados conocidos como parroquias civiles; y como era de esperarse, el feudalismo se encontraba en auge como el sistema político dominante. En el pequeño distrito ejercía como poder absoluto el Alto Clero, después del Rey, desde luego. Y era ésta orden en específico, la creadora del río de sangre que se desató a mediados de aquel año, conocido posteriormente como "El Ciclo de la Cruz Roja" debido a la cantidad de sangre derramada en nombre de la iglesia.
Mucho se ha documentado al respecto, pero entre las barbaries de las religiones contra la herejía en la edad media, las crónicas sobre las torturas cada vez más detalladas gracias a la mesura que se ha desnudado lentamente con el correr de los siglos, se ha escapado de los historiadores la breve, sencilla y repudiada existencia de Demus Dobb. Y no es difícil imaginar el por qué, pues su vida, así como su muerte, poseen connotaciones extraordinarias que los doctos no han deseado desvelar, hasta este momento.
El muchacho tenía a lo sumo diecisiete años. Con poca o quizás nada de experiencia ante la vida, y sin resguardo alguno de un padre protector o el cariño de una madre, creció entre un mundo de vejaciones, maltratos y carencias. Desde joven sirvió como criado para una de las familias más apoderadas de la región sin que el odio, la desdicha y la desesperanza le cruzaran un solo instante por la cabeza y mucho menos por el corazón.
Demus disfrutaba de la lectura, extensos libros a los que tan solo unos años atrás, únicamente los clérigos tenían derecho a acceder. No obstante, las invaluables obras literarias, que en tiempos posteriores serían conocidas como incunables y que guardarían un gran valor para la humanidad, eran sin duda alguna valiosas también en aquellos tiempos, por lo tanto no cualquiera tenía fácil acceso a ellas. Demus cogía los delicados tomos de la extensa biblioteca de su patrón, arriesgando no solo su reputación, sino también su vida. Aunque no era algo que pudiera importarle. El chico amaba leer, sumergirse entre una vasta extensión de humo que lentamente cobraba vida frente a sus ojos, imágenes sempiternas contoneándose con delicadeza exclusivamente para él. Era un refugio para su vida que pronto se vería sesgada por las tinieblas y la represión.
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Queremos Escuchar tu Melodía
General FictionPronto se escucharán los cascabeles y se verán las imágenes coloridas que llaman al sendero de papa Noel y otras tantas tradiciones. Aquí en la Inquisición Wattpadiana celebramos la navidad como cualquier hijo de vecino; pero se nos ha ocurrido un c...