Brenda tomó una vez más la entrada entre sus manos, necesitaba tocarla una y mil veces para convencerse de que no era un sueño. Por fin después de tantos años anhelando verlo, lo tendría en frente en unos días más. Había ahorrado desde que se anunciara la presentación un año atrás. Había escogido la mejor ubicación a escasos dos metros del escenario, y a pesar de que estaría de pie durante el concierto, no le importaba porque con suerte podría trasgredir las cámaras y los guardias para acercarse a su ídolo. Sin embargo lo mejor vendría después, pensó con una amplia sonrisa que iluminó su rostro.
Después de guardar con llave el ticket en un cajón de su escritorio, se puso los audífonos para escuchar mejor:
"My love
I'll never find the words, my love
to tell you how I feel, my love
mere words could not explain
precious love
you held my life within your hands
created everything Iam
taught me how to live again..."
Sí, no cabía duda de que cada vez que interpretaba esa canción lo hacía pensando en ella, y ella sentía lo mismo por él: era la única persona en el mundo capaz de entregarle amor y amistad, todo en uno. Ya nunca más volvería a estar sola.
-¡¡Brenda!! -La voz en el interfono la hizo saltar de su silla-. ¡¿Dónde están los presupuestos que te pedí para ayer?!
-Se lo llevo enseguida don Miguel -respondió ella mientras trataba de hacer memoria. No recordaba dónde los había puesto.
-¡¡Eres una inepta!! -seguía Miguel Román gritando por el interfono. Patty su compañera del otro cubículo le hacía señas para que apagara el aparato.
-¿Cómo permites que te trate así? -la reprendió.
-Es que tiene razón, soy una torpe -lloriqueó ella.
-No eres torpe, él te ha metido eso en la cabeza. Solo eres un poco distraída. -Patty, la miró con cariño, Brenda era mayor que ella por varios años, pero se hacía querer gracias a su personalidad tranquila y soñadora.
-¿Dónde? ¿Dónde? -se preguntaba, con un dedo sobre los labios-. ¡Ah! Sí, ya sé dónde los puse. ¡Por fin! Ahora a enfrentarme al monstruo, dijo sonriendo con las carpetas entre las manos.
-Apúrate o se te hará tarde para tu concierto.
Brenda asintió y antes de entrar a la oficina de su jefe, se persignó. Le tenía un miedo atroz.
El hombre sentado detrás del escritorio no levantó la cabeza cuando ella entró, y con una voz que más parecía un aullido de lobo salvaje, le indicó que dejara los documentos a un costado.
-La próxima vez, te vas. Estoy cansado de tu inoperancia. Nunca tienes las cosas listas a tiempo. No te pagan para andar soñando en las horas de trabajo.
-Sí señor -contestó ella con tono humilde. ¿Cómo sabía él lo que soñaba?
-Ahora márchate. Haremos horas extras, pero tú no me sirves. Eres más un estorbo que un aporte.
Brenda salió mirándose lo pies, ese hombre la intimidaba tanto que nunca se atrevía a mirarlo a la cara, y a los ojos menos aún. Una vez fuera de la oficina se dirigió rápidamente a los lockers, no dejaría que su maldito jefe le echara a perder la noche. Estaba marcando en el reloj de control cuando se encontró con Patty.
-¿Irás con ese abrigo tan feo? -preguntó mirándola de pies a cabeza.
-Es el mejor que tengo. Además lo que cuenta es lo que hay abajo -aseguró guiñándole un ojo a su amiga.
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Queremos Escuchar tu Melodía
General FictionPronto se escucharán los cascabeles y se verán las imágenes coloridas que llaman al sendero de papa Noel y otras tantas tradiciones. Aquí en la Inquisición Wattpadiana celebramos la navidad como cualquier hijo de vecino; pero se nos ha ocurrido un c...