El Diamante de Borax (escrita por @Grashee)

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[Fragmento de la gran historia de Faretea]

El reino se cernía en lo alto del monte Évano, las cumbres sonrojaban las grandes llanuras que rodeaban la ciudadela naciente, el Sol se realzaba sobre la faz del firmamento, historias vividas, leyendas escritas y mitologías habladas por generaciones... Mas una de ellas se ubica al lado del Siglo Medievo, donde la inquisición, las guerras y la muerte eran el pan de cada día.

El diamante de Bórax era la piedra cúspide que vitalizaba el gran imperio.

Señalado por una magia singular y sin igual, su poder era apetecido por los grandes caballeros, figuras deslumbrantes que se plasmaban para ser el próximo comandante y rey del Dominio. Pero entre el gentío, se asomaban los espías, personas sigilosas, que detrás del diamante, querían el poder absoluto, se aglomeraban alrededor de la plaza principal del reino, donde todos los habitantes vecinos, les interesaban conseguir ese preciado tesoro custodiado por grandes guardias conocidos por sus imponentes vestiduras: Grandes armas con coraza refulgente; más se dice en una inscripción ubicada en el pleno centro del bosque de la evasión: "Cual ser sea en su mente hecha una visión sobre la oscuridad tardía, venza a los grandes protectores, este será acontecido como el gran libertador del pueblo y gran patrón de la piedra sagrada, sin embargo, será posible.... ¿Qué el gran ser libere la fuerza mágica... y su sangre no sea pura como la de un grande del ejército?".

Tal inscripción aterraba a estos grandes héroes caballerescos convertidos en leyendas vivientes, aseguraban que tal inscripción podría cumplirse en cualquier persona y se arriesgarían para poder obtener el gran diamante.

Varios entre la multitud se alejaban del llamamiento del líder del ejército, el cual buscaba un grupo selecto de valientes que se dispersaran en busca del Bórax.

Solo habían quedado diez con el coraje de un verdadero héroe, entre ellos se encontraba una espía.

Al verla, el líder se mofó y le dijo: Las damas como vos no deberíais estar por estos lados, ve donde perteneces, a la miseria, donde ratas como vos se retuercen.

La joven al oír tales palabras se irguió y le dijo: Puede que donde provenga no sea el mejor lugar, pero tampoco el peor, donde decís vos que el gentío como nosotros nos retorcemos de la miseria, te equivocas, tanto ustedes como nosotros merecemos un grano de respeto de cualquier persona, así sin más os ruego participar en la búsqueda de esa joya preciada, así desfallezca. Os lo pido mi gran señor - La joven se reverenció ante el caballero, de asombro él gran general no se inmutó en decir una palabra más.

Pero poco después mirándola de arriba abajo, le dijo: Veo que no puedo hacerte cambiar de opinión, pero tenlo por seguro que los espías no son bien recibidos por la ciudadela, ustedes han sido marcados para siempre como la raza de los ladrones, usurpadores y demás, con esto dicho ¿Seguís vos con la idea de continuar con la exploración? -El caballero creía que con esto la espantaría, pero no sucedió, sino al contrario, la joven adquiría más valor.

La dama abrió su boca, de la cual salieron palabras sabias y justas: No me juzguéis por lo que mi pueblo haya hecho anteriormente, mis ancestros pueden haber sido gente vil, pero yo no soy como ellos, el hecho de serviros a vos y al reino para dar muerte a la gente inculta, no significa que seamos personas de mal, solo obedecemos las ordenes que ustedes nos impongan, además, no robamos para vanagloriarnos, sino para sobrevivir, puesto que ustedes no nos darían trabajo digno para poder obtener ganancia justa, os pido de nuevo más respeto hacia nosotros, no sólo por hacer el trabajo sucio que ustedes no querrían hacer, sino porque somos todos iguales, al serlo, debemos respetar a nuestros semejantes.

El caballero una vez más quedó sorprendido por la manera tan digna de defenderse a sí misma y a su pueblo, pero él quería probarla aún más ¿Podría sacar ese demonio que según ellos, los espías tenían en sus adentros? : Si debemos respetarlos, ¿Por qué no respetan la vida de la gente que mandamos a asesinar?, podría ustedes mismos usar su cabeza para poder formular y razonar alguna otra idea del destino de esos viles.

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