Diario de Escritos

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Kate no era diferente de otros demonios, tal vez exageraba un poco con eso de "cuidar" a las personas. Era muy sabido por los demonios que la gente que frecuentaba por sus territorios serian masacredos o tortuados por los dueños, pero despued de ciertas decadas podian ser liberados, solo para caer en otra propiedad de otro demonio.

Pero por desgracia para Kate, los demonios empesaban a exparcir ruores sobre ella. Decian que con los humanos con los que se tropesaba, en lugar de torturarlos, los cuidaba mejor que mascotas, algunos decian que las decadas que pasaban con ella no era precisamente un "infierno" , otros por el contrario decian que sus torturas podrian ser tan crueles que las personas simplemente decidian olvidarlo, o sustituir esos recuerdos por algunos muchisimo mas agradales, ya que incluso recordarlo les probocaria un dolor más grande del que pudieran experientar. Sin embargo el rumor que más socorria a los demonios era que Kate no era lo que parecia, muy pocos sabian como habia llegado al mundo de los demonios y nadie recordaba a verla visto antes.

Kate sabia que, con ese tipo de rumores no tardarian en averiguar quien era realmente, y su verdadero proposito en ese lugar.

Salto rapidamente del peñasco, mas aya de la capital de los demonios, antes de que este se derrumbara por completo, -"Puede que esto llame un poco la atencion"- penso mientras se alejaba herida del lugar, sabiendo que sus alas de angel la esperaban no muy lejos de ahi.

-¡Ya llegamos!- grito Jane desde el asiento junto ami, no tenia ni idea de a que hora se cambio de lugar, y parece que la maestra tampoco ya que se sorprendio tamto como yo cundo oyo a Jane gritar.

-¿Y ahora que escribias?- preguntó.
Ella sabia que cuando me enojaba, me estresaba, o simplemente me aburría me ponía a escribir, normalmente eran historias muy fantasiosas pero a Jane le gustaba leerlos.
Antes que pudiera forcejar Jane ya me había quitado la libreta y terminaba de leer le historia que acaba de escribir
- Esta es muy buena, ¿por qué no la terminas?
-No lo se, no se como continuarla-
-Pues escribe lo que tu harías-
Miro a mi hermana sarcásticamente, ella sabe que cada vez que me obliga a continuar una historia, si al menos había algo rescatable, todo se echaba a perder, casi siempre cometía inconsistencias o me aburrían y las dejaba de escribir.
Por suerte no tuve que contestarle, pues ya habíamos llegado a las afueras del la ciudad, justo donde acamparíamos.

Los 6 Originales I: Escritores de DestinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora