Patrulla

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Últimamente no sabía que le pasaba a su amante, casi siempre era él quien comenzaba haciendo acciones que provoquen al menor para poder tener intimidad, pero recientemente era Gustabo el que iniciaba aquellos tipos de actividades y el mayor claro que no se iba a negar.

Hoy específicamente, habían organizados los grupos para patrullar y a petición de Horacio para poder ir con su amor no correspondido, por lo que al superintendente no le quedó otra opción que ir con Gustabo, que casualidad. 

Los días en la ciudad eran más tranquilos que antes, muchas personas fueron expulsadas o simplemente llevadas a la federal por su mal comportamiento y amplio expedientes de infinitas multas, dejando esto así de pacífico no había mucho que hacer más que dar vueltas con el coche.

Gustabo ya estaba comenzando a cabecear del sueño, apenas y podía mantener los ojos abiertos, Conway se percató de esto deteniendo el vehículo cuestionando a su pareja si quería salir de servicio para descansar tranquilo, debido a que los últimos días continuamente se hallaba más cansado que antes. Pero el menor con lo terco que era contestó que podía soportar el turno entero, el intendente no muy contento aceptó y siguieron recorriendo la ciudad.

Unos minutos más tardes volvieron a comisaria, más específicamente a la parte del estacionamiento.  Conway hizo el amague de bajar del vehículo, pero fue interrumpido por un movimiento de Gustabo haciendo que se quedara sentado más tiempo en el lugar de piloto. En el rostro se le podía ver una mueca de confusión como si quisiera confesarle algo, el mayor se vió interrumpido por segunda vez al notar como su acompañante se le subía en el regazo y se escondía en su pecho. Ahora estaba más perdido que antes, simplemente masajeó su espalda baja dando consuelo al contrario. 

Sin esperarselo el menor se lanzó a los labios del peligris degustando con un ritmo suave y lento, uniendo sus lenguas en un juego de ver quién ganaba, no sabía como pero el ahora rubio teñido recientemente perdía como siempre. Las manos del super descendieron por debajo de la ropa, tocando su abdomen produciendole cosquillas a Gustabo que soltaba risas en voz bajita y sonrojándose. Conway no pudo evitar mirar con detenimiento esa linda carita, desearía observarla durante más tiempo pero el trabajo de ambos requería bastantes horas, complicando las cosas. 

El intendente quitó el uniforme en la parte superior del menos dejándolo expuesto ante él, sin dudarlo el mayor hizo sus tantas marcas que amaba ver plasmadas en el chico. Rápidamente procedió a introducir una de sus manos en la ropa interior de Gustabo sacando el miembro del menor y sin pensarlo inició su labor masturbándolo por un buen rato, pasando su mano por aquella extensión sintiendo su palma húmeda por líquido pre-seminal y extendiéndola por el falo ajeno. El rubio buscaba más roce por lo que se empezó a restregar con la pelvis de Conway y sentir como algo debajo de él se endurecía. Los gemidos del menor estaban prendiéndolo bastante, ver como esa boquita se abría dejando salir suspiros con su nombre e incluso apodos traviesos. Miró al pequeño no poder ni con su existencia debido a los toqueteos en su parte baja, estaba muy caliente por lo que aumentó los movimientos sintiendo como el menor se corría en su mano manchándolo del líquido blanco y espeso, a la vez que Gustabo daba pequeños espasmos debido al clímax. Prácticamente se desplomó sobre el pecho de su superior temblando por el frío que se colaba ya que la ventana del coche estaba baja y el orgasmo no ayudaba más que para relajarlo de tanto trabajo. Conway lo cubrió con sus brazos para brindarle más calor, se negaba a subir la ventana, quiso brindarle calor a su manera. 

Jack de forma rápida fue preparando la entrada rosada que donde tanto le gustaba estar. Metió dos dedos de golpe lo que hizo sobresaltar a Gustabo haciendo que se acurruque en él, posando la cabeza en un hueco entre su cabeza y hombro, estar así solía consolarlo bastante por lo que permaneció ahí hasta el momento que sintió algo más grande adentrarse en él, maldito super verga ardiente.  

Luego de que pasara un rato y su entrada estuviera acostumbrada al intruso, el menor inició saltitos leves sobre aquella extremidad sintiendo como se abría paso en su interior logrando tocar su punto dulce, haciéndolo delirar del placer, empañando sus ojitos de pequeñas lágrimas. Conway dió golpes brutos con sus caderas, si era necesario iba a dejarlo sin caminar unos cuantos días. 

Su sesión habitual de relaciones íntimas se vió interrumpida por unos agentes que simplemente se pasaban por el estacionamiento del lugar, éstos eran Torrente y Leónidas.  El primer mencionado habló dirigiéndose al superior sin notar que se encontraba ocupado con algo más importante que seguro alguno de sus anuncios. 

-Oiga, Jefe.- Lo sorprendente era que seguían sin percatarse, y el otro sujeto menos.

-¿No ven..Mmm.. que estoy.. ahh.. ocupado?.- Cuestionó Conway a la vez que sujetaba al menor de las caderas dando fuertes y bruscas estocadas contra el trasero de su novio, viendo como estaba por culminar y retomaba la paja que le estaba haciendo hace rato.

Los miembros del cnp quedaron estupefactos, ¿Cómo no lo notaron?, inclusive tenían la ventanilla baja. Aún así ese no era lugar ni momento a mitad de la noche para hacer ese tipo de vulgaridades en público. Sin embargo, los pesados seguían ahí  y eso al mayor lo estaba distrayendo. 

-¿Podrían retirarse..?.- Fue lo que dijo Conway para después mirarlos despectivamente a los dos.

- J-jack..ngh..a-ah~.. ah~.- Gustabo dió gemidos y suspiros en voz alta  de manera suave, dejando con los ojos bien abiertos a los metidos, que al ver eso decidieron dejarlos terminar. Más tarde hablarían con el intendente de otros asuntos y tal vez intentaran molestarlo con lo que hacían.

Volviendo con los calientes de turno, Gustabo posó sus labios chocándolos con los de el mayor, de ahí sus besos fueron hacia el cuello del super mordiendo la nuez suavemente y dejando chupones por todos los lados posibles, a él también le gustaba ser posesivo pero pocas veces lo hacía. Por última vez unieron nuevamente sus bocas, pocos segundos después el menor se corrió en la mano del super, manchando en el proceso el abdomen del mismo. Mientras que el intendente se corrió dando unas pocas estocadas más tardes, ambos estaban jadeando por el orgasmo alcanzado. El rubio iba a moverse de su sitio, pero fue interrumpido por el contrario diciendo que no se mueva, pues aun tenía aquel líquido en su interior y el peligris era estricto con respecto a la limpieza en los patrullas por lo que, de no se sabe donde sacó un pequeño buttplug quiso colocarlo en la parte trasera del chico, dejando toda su esencia dentro.

-¿Q-qué pretendes con.. a-ahh~.. c-cuidado.- Fue interrumpido por la repentina intromisión por segunda vez en la noche pero esta vez por ese objeto.

 -Tranquilo, muñeca. Quédate con eso ahí, ¿si?.- Y finalizó la petición dándole un beso en la frente para calmarlo. 

-Cuando estemos en un lugar más higiénico te limpiaré yo mismo, solo aguanta.- Añadió el intendente.

-L-lo que sea por mi Conway.- Una vez dicho eso, el menor se recostó sobre su superior quedando instantáneamente dormido. El mayor que se había acomodado la camisa junto con el pantalón, procuró a hacer lo mismo con el chico encima suya, y lo miró por última vez antes de cerrar los ojos. Vaya que estaba enamorado y procuraba permanecer junto al amor de su vida más tiempo.


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Horny Time // IntendenteplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora