Todo empezó en una tranquila mañana de Domingo cuando de pronto escuchó a Auron haciendo bastante ruido en el baño. Normalmente era él quien se levantaba antes y preparaba el desayuno para ambos, ya que el pequeño prefería quedarse arropado en la cama con las mantas sintiendo la calidez de estas.
Al ver que no salía luego de un rato se preocupó, nunca solía hacer eso, ni siquiera cuando se hallaba descompuesto por eso se levantó de la cómoda cama y se dirigió a donde estaba el otro. Tocó la puerta y parecía no responderle, por más que lo hiciera consecutivamente. Le preguntó como se encontraba y si estaba todo bien al oír como cosas se caían provocando más ruidos.
Cuando se decidió por abrir a la fuerza, Auron abrió mientras salía cabizbajo, quiso levantarle el rostro con caricias pero rápidamente fue apartado. Una cosa que pudo notar fueron los caminos de agua en sus mejillas a causa de estar llorando. Esto dejándolo aun más preocupado fue tras él.
Lo vió salir de la casa, supuso que era algo de él así que intentó no interrumpirlo. Reborn comenzó a preparar el desayuno ya que el menor salió sin siquiera probar mordisco de algo y no sabía si había llevado algo para el camino fuera a donde fuese.
En el momento que terminó de preparar todo, una vez duchado, cambiado y la mesa lista fue a buscarlo. Lo vió sentado en la montaña donde hicieron el amor por primera vez e inclusive su primer beso fue ahí y todo en un mismo día, vaya par de apresurados.
Estaba por ir a llamarle, pero Auron volteó antes y se encontró con su mirada, la del menor estaba cansada, con ojeras, en pocas palabras se veía fatal mientras que la de Reborn era curiosa, se cuestionaba que le sucedía para estar de ese modo cuando hace unos días estaban tan tranquilamente entre risas y momentos cursis.
Auron ni bien se levantó comenzó a sentirse mareado, poco a poco los ojitos le estaban pesando y apenas podía mantenerse en pie. A los dos pasos cayó desplomado contra el césped, lo último que escuchó fue un grito por parte de Reborn corriendo hacia él.
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El mayor estaba en la clínica del pueblo, cuando vió al menor caer desplomado frente a él con su rostro casi igual al de un zombie, no dudó en cargarlo en brazos y correr al pueblo en busca de ayuda, en el camino sus ruidos alertaron a unos héroes de Karmaland que andaban por ahí, ellos eran Luzu y Vegetta que al mirarlo parecían horrorizados. Ver al extraño que el menor había llevado hace unos meses con éste en brazos casi demacrado y él gritando desesperado por el pueblo, bueno.. No eran las mejores impresiones. Ambos amigos de Auron comenzaron a agobiarle con preguntas, desesperándolo aún más.
-¿Qué le ha pasado?-
-¿Por qué tiene ese aspecto¿
-Maldita sea, ¡habla!.- Fueron algunas de las cosas que les decían entre ambos.
-¡¿Me van a ayudar o no?!.- Cuestionó elevando la voz frente a ambos, el menor no estaba muy bien y ellos se daban el lujo de recriminarle sus acciones de ayuda hacia uno de sus amigos.
Así fue como llegaron a esa situación, los tres esperando a que salga algún profesional les diera por fin el diagnóstico de Auron. Luego de un rato pudieron ver como un doctor se acercaba hacia ellos, el primero en levantarse del asiento fue Reborn casi abalanzándose pidiendo explicaciones a lo ocurrido con su novio.
-¿Quién es familiar del Sr. Auron..?- Preguntó con duda el profesional viendo a los tres presentes. Como nadie respondía el de lentes verdes se adelantó dejando sorprendidos a todos.
-Yo soy su pareja, ¿Eso cuenta?.- Fueron sus palabras. Otra vez el silencio prevaleció de nuevo en la sala. El doctor sin más le dijo que lo acompañase a la sala donde estaba el menor recostado en una camilla durmiendo pacíficamente.
