Vida

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La noche sobre la ciudad lentamente, los colores anaranjados predominaban tintando las nubes de la costa, que a su vez mostraba al sol ocultándose. En un coche cerca de la playa estaban Gustabo y Horacio con sus vistas enfocadas sobre el horizonte, disfrutando la suave brisa junto con la música de fondo. Las palabras no eran necesarias, solo querían estar en calma.

Gustabo fue quien arrancó el vehículo para volver a comisaría, debían acabar sus turnos y volver a sus respectivos hogares para poder descansar. Al llegar aparcaron e ingresaron al recinto. 

Ya en los vestuarios, el más bajo estaba retirándose la parte superior del uniforme cuando sintió la mirada de su amigo sobre él.

-¿Q-qué miras así de repente..?.- Preguntó dudoso el menor en un intento de cubrirse con la ropa.

-Oh.. em.. nada, solo me dí cuenta de que estabas más.. rellenito, pero no de forma excesiva así que no te alarmes ni nada.- Horacio intentó ser lo más sutil posible para no darle más inseguridades al contrario.  Al ver que se quedó callado y con la mirada baja iba a intervenir nuevamente, pero no pudo ser debido al intendente ingresando a los vestidores que, tranquilamente fue directo a su pareja y saludándolo con un beso. 

-Oh, vamos, otra vez no.- Dijo quejándose el de cresta al tener recuerdos en el momento que los vió teniendo relaciones delante de él.

-Que no vamos a hacer nada, mariconetti. Solo me acercaba para saludar a mi pareja, ¿Tienes algún problema con eso?.- Las palabras intimidantes del intendente hicieron callar a Horacio quién rápidamente negó con la cabeza.

El intendente salió del lugar yendo a su despacho para completar cosas de la administración, dejando a los chicos cambiarse.

Esa tarde, ya casi noche, todo se encontraba tranquilo en la ciudad, pero todo acabó cuando se escucharon gritos desgarradores proviniendo de Gustabo, cosa que hizo asustar al de cresta. Viendo como su amigo se retorcía sujetándose el vientre con fuerza y siguiendo con esos fuertes ruidos. Lo primero que hizo fue cuestionarlo, sin obtener respuestas más que gritos.

Gustabo iba lentamente agachándose hasta sentarse  sobre el suelo, recostando la espalda contra unas de las bancas de los vestuarios. Horacio miraba incrédulo la escena, no tenía idea de lo que pasaba. Y se paralizó aún más al ver como de la prenda inferior del menor salía un líquido extraño acompañado de otro líquido, pero éste era carmesí. Otro grito del pelirubio lo alarmó, sentándose a su altura,  sin importarle las demás cosas.

Un estruendo en la puerta los asustó, por ella entraba el comisario Volkov, quien estaba por comenzar la jornada laboral que le correspondía.

A este paso, el más  bajo de todos en el lugar seguía gritando de dolor y diciendo que le dolía.

El de mayor rango antes de cuestionar la situación, sacó lo más rápido que pudo el celular a pesar de los ruidos y llamó a los ems, pero como era de esperarse no atendían las llamadas de urgencia, seguramente estén metidos en algo en ese momento.

No se le ocurrió más que hacerse cargo del momento, se posicionó delante del chico que no paraba de aturdirle los oídos y para analizar mejor las cosas, empezó a retirarle los pantalones al menor, que se asustó al sentir como lo desnudaban casi por completo. Iba a insultar a su superior, pero los dolores no se lo permitieron. El ruso le indicó a Horacio que fuera a por Conway, pero Gustabo les interrumpió, el pequeño tenía demasiado miedo por lo que pasaba, lo que menos quería era que una de las personas en las que más confiaba lo dejara solo en ese momento. 

Una vez retiradas las prendas que le tapaban sus partes íntimas, el comisario le dió instrucciones al de cresta de ir a buscar algo para asear el lugar y revisar la herida porque no era posible lo que estaba viendo.

Horacio se acercó al ruso entregándole una toalla húmeda para luego posicionarse detrás de su amigo ayudándole a sostenerse e intentando calmarle.

Volkov sujetó la tela mojada y la pasó por la zona íntima de Gustabo, quién seguía gritando y haciendo fuerza como si su vida dependiera de eso.  El comisario empezaba a hacer muecas lo que llamó la atención de los chicos. 

Un grito ensordecedor pareció detener el tiempo en la comisaría, se había escuchado por todo el lugar haciendo que por la puerta entrara un agitado superintendente que al ver la situación, de no ser que se sostuvo del marco de la puerta, seguramente estaría en el suelo.

Su mirada era atónita al igual que los otros tres individuos.

Su novio, siendo sostenido por Horacio y en brazos de Volkov se veía un bebé cubierto por diferentes líquidos y con un cordón que conectaba con Gustabo. Antes de hacer algo más, se vío como el tan famoso Dr. Muerte entraba a toda velocidad, también estupefacto por lo que estaba pasando.

Sin más, no dudó en ir hacia el recién nacido y el muchacho sobre el suelo que apenas se mantenía despierto. 

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Al abrir los ojos, Gustabo se encontraba visualizando lo que era la sala de tratamientos de comisaría, sobre una camilla, con un cable conectado en su brazo. Intentó incorporarse, pero debido a los dolores no lo logró. 

Su vista fue a la puerta del lugar, ingresando por ésta su mejor amigo con unas mantitas amarillas pastel. Horacio se acercó y dejó ver lo que traía, era un pequeño y adorable bebé. Los recuerdos no dudaron en invadirle la mente de lo que pasó en los vestuarios. Lágrimas no dudaron en salir. No sabía si de felicidad, miedo, asombro u otras emociones.

Su amigo, llamó de inmediato al intendente junto con el Doctor. Su novio se situó a su lado sujetándolo de una mano y dándole mimos con la otra. Por una parte, el superior suponía como se debía encontrar el chico pues de la nada sacó un bebé de su interior. A medida que lo calmaba, ambos escuchaban lo que decía el profesional mientras que Horacio sostenía al recién nacido.

La información en sí no era mucha, debido a que no podían comprender científicamente lo que había ocurrido, en esa ciudad era todo muy surrealista y obviamente esto no era menos. 

Ése había el primer bebé que nacía originalmente en la ciudad de Los Santos.

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Este era un capítulo que tenía en mente no hacerlo ni publicarlo tan temprano por decirlo de alguna forma, pero gracias a todos los lindos mensajitos que he leído me motivaron a hacerlo. (los leí a todos y cada uno de ellos.)

Pues eso, muchas gracias ❤

Les como el morro a todos. <3 

Horny Time // IntendenteplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora