🌟Capítulo XXII🌟

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Barbara se abalanzó sobre el cuerpo de Miguel, se quitó el casco y dejó su espada sobre la hierba

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Barbara se abalanzó sobre el cuerpo de Miguel, se quitó el casco y dejó su espada sobre la hierba.

—Lo has hecho muy bien Michael. Has hecho de mi muy bien.

—Bueno, tenerte en la cabeza diciéndome lo que debía de decir y como actuar ha ayudado bastante.

—Será eso y no que me conoces muy bien.

Barbara emitió una luz entre sus manos y la colocó sobre el pecho del ángel. Me apoyé a su lado y me concentré. Mientras ella debía de crear un puente que uniera las dos almas yo debía deshacer las uniones que tenían a los cuerpos que hacían de huéspedes para poder intercambiarlas. Nos concentramos un instante, mientras yo cortaba la unión ella creó un túnel de luz para que las almas pudieran ser guiadas e ir a su cuerpo correcto.

Miguel abrió los ojos y nosotros le dejamos incorporarse tranquilamente. Con sus ojos azules nos miró sin entender nada de lo que estaba pasando.

—¿Que ha pasado? Tengo la sensación de que he vivido un sueño.

—Yo diría más bien una pesadilla.

—Tranquilo Miguel, todo ha salido bien —dijo mi amiga.

—Lo último que recuerdo es estar entrenando contigo... luego ir a ver a Lucifer y...

—Te hizo beber una poción que os intercambió los cuerpos—acabe los sucesos por él.

—¿Eso ha pasado? ¡Habrá sido un caos! Tengo que hablar con mis tropas, hacer un informe, tengo que hacer tantas cosas.

—Tranquilízate, nos encargamos nosotros.

Destruí el cubo que había formado Barbara, los guerreros de ambos bandos seguían luchando. Debíamos de parar esa masacre antes de que muriera mas gente.

Barbara sacó un cuerno de sus manos, lo alzó y sopló creando un sonido fuerte. La gente dejó de pelar y nos miraron sorprendidos.

—Guerreros, esta guerra no tiene sentido. Dejad las armas.

Todos dejaron de pelar mientras escuchaban a su líder. Lilith hizo lo propio con su bando de demonios.

Barbara salió volando sobre todo el mundo, creando una niebla dorada que los cubrió a todos. Muchos miraban sus cuerpos donde antes había heridas ahora ya no había ninguna. Cuando acabó volvió a aterrizar a mi lado.

Un murmullo de felicidad cubrió el ambiente, la pelea había acabado y no había fallecidos en ningún bando y gracias a Barbara los heridos habían sanado.

—Gracias por ayudarme —nos dijo Miguel muy agradecido.— Estoy en deuda con vosotros.

Entonces una gran explosión de luz cubrió toda la explanada. Al disiparse vimos como todos los guerreros habían desaparecido. Solo estábamos nosotros tres y nuestros amigos un poco alejados de nosotros. Ellos corrieron hacía nosotros mientras alguien se acercaba a nosotros.

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