Castigo

797 38 7
                                    

Sacó del extraño paquete ese uniforme de secundaria, al principio creyó que era una equivocación, pero luego se dio cuenta de que en verdad tenía su talla y nombre, no había un destinatario, solo una pequeña nota que decía: "Es para ti, ¡pruébate el traje!" No mentiría, en verdad quería probárselo, una vez hecho se dio cuenta de que era un tanto corto. Se vio en espejo detenidamente, se dio una vuelta, se agachó, hizo cualquier movimiento normal que se hace al día a día, después todo quedó negro.

...

La suave tela cubría sus ojos, impidiendo ver cualquier cosa a Rumi, la posición en la que se encontraba no era la mejor de todas, después de todo, ¿a quién le gustaría estar a ciegas y estar amarrada con las piernas abiertas? Se alertó en el instante que una puerta se abrió, escuchó unos pasos de tacones acercándose a ella, quiso hablar, pero tenía una mordaza en la boca.

- Señorita Usagiyama Rumi -escuchó una voz que hizo que temblara - Se ha portado muy mal en este último tiempo, así que tendrá un leve castigo.

La persona que la había amarrado le quitó la venda de sus ojos, dejando ver a la bella chica de cabellos albinos con mechones rojos y preciosos ojos turquesas, Todoroki Fuyumi. La forma en la que vestía la sorprendió demasiado, la joven estaba vestida con una blusa blanca muy apegada al cuerpo, traía al cuello una corbata negra perfectamente atada, un saco que ajustaba mucho el torso igual color de la corbata, una micro falda que no llegaba a cubrir nada y tacones, ambas prendas negras. Maestra traía una carpeta y una sonrisa que daba miedo, ¿qué diablos estaba pasando.

— Has sido una niña muy mala — la joven se sentó en la mesita de noche, descubriendo aún más sus piernas y provocando un gran sonrojo a la coneja — ¿Qué sucede? ¿Le gusta la vista? — dijo con un tono perverso — Eso es tan malo... No debería de gustarle, también serás castigada por eso.

Le colocó la venda nuevamente y se sentó en cima de ella. Rumi estaba muy asustada, nunca había visto así a su novia, ¿por qué hacía esto? ¿Acaso le afectó un kosei? ¿Qué le iba a hacer? Entonces sintió el aliento helado de su novia en su ojera, esto la hizo estremecerse, luego una suave caricia.

— ¿Qué sucede? ¿Algo esta mal? — la forma en la que le susurro fue extraña... como... seductora — Quiero oírte gritar...

Sin previo aviso las manos congeladas de la portadora de hielo se instalaron el la espalda baja de la coneja, esta gimió por el repentino tacto, las manos viajaron por el resto de su espalda, arriba, abajo, hasta llegar a la suave cola esponjada de la mujer conejo. La suave bolita que parecía de algodón era un área sensible, pero MUY sensible. Cuando sintió el frío se movió como loca. El estar a ciegas y sin saber lo que su pareja le estaba provocando una sensación que nunca había experimentado. Los jadeos salían ahogados debido a la mordaza, la respiración se volvía cada vez más desesperadas y deseaba más los movimientos de su novia. La venda fue removida nuevamente, esta vez junto a la que tenía en la boca.

— ¿Qué esta pasando? ¿Por qué lo haces, Fuyu...? — no pudo terminar, debido a que la mencionada le colocó uno de sus delgados dedos sobre sus labios, haciendo un ruido con la boca, el típico sonido cuando alguien se equivoca.

— Llámame, sen-sei~ — susurro en su oreja con voz cantora— No me tutee, señorita Rumi...

La boca entreabierta de la heroína fue atacada por los labios de la maestra, una batalla de lenguas empezó, siendo ganada por Fuyumi, pero no paró allí. Siguió besándola, así distrayendo su atención. Pronto Rumi emitió un agudo chillido, un líquido congelado escurrió entre sus piernas.

Notas y flores a mi linda conejita [YURI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora