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Una tarde, poco después de Año Nuevo, Harry, Ron y Ginny se pusieron en fila junto a la chimenea de la cocina para regresar a Hogwarts. El ministerio había organizado esa conexión excepcional a la Red Flu para que los estudiantes pudieran volver de manera rápida y segura al colegio.

La señora Weasley era la única presenta en La Madriguera para despedir a los muchachos; su marido, Fred, George, Bill y Fleur ya se habían marchado al trabajo. Se deshizo en lagrimas en el momento de la partida.

Hay que decir que últimamente estaba muy sensible; le afloraban las lagrimas con facilidad desde que el dia de Navidad, Percy saliera precipitadamente de la casa con una chirivía espachurrada en las gafas (de lo cual Fred, George y Ginny se declaraba responsables).

-No llores, mamá - dijo Ginny, dándole palmaditas en la espalda mientras la Sra. Weasley sollozaba en su hombro. - No pasa nada...

-Sí, no te preocupes por nosotros - dijo Ron, permitiendo que su madre le plantara un beso muy húmedo en la mejilla – ni por Percy. Es un imbécil, no se merece que sufras por el.

La Sra. Weasley sollozó más fuerte que nunca mientras envolvía a Harry en sus brazos - Prométeme que te cuidarás ... Mantente alejado de los problemas ...

-Siempre lo hago, Sra. Weasley - dijo Harry - Me gusta una vida tranquila, me conoce.

Ella soltó una risita acuosa y retrocedió - Sean buenos, entonces, todos ustedes ...

Harry entró en el fuego esmeralda y gritó "¡A Hogwarts!" Tenía una última vista fugaz de la cocina de los Weasley y el rostro lloroso de la Sra. Weasley antes de que las llamas lo envolvieran.

Girando muy rápido, captó destellos borrosos de otras habitaciones mágicas, que se perdieron de vista antes de que pudiera verlas bien; luego estaba disminuyendo la velocidad, finalmente deteniéndose en la chimenea de la oficina de la profesora McGonagall. Apenas levantó la vista de su trabajo cuando él salió arrastrándose de la chimenea.

-Buenas noches, Potter. Trata de no poner demasiada ceniza en la alfombra.

-Descuide, profesora.

Harry se alisó las gafas y se alisó el pelo cuando Ron apareció a la vista.

Cuando Ginny llegó, los tres salieron en tropel de la oficina de McGonagall y se dirigieron hacia la Torre Gryffindor.

Harry miró por las ventanas del pasillo cuando pasaron; el sol ya se estaba hundiendo sobre terrenos alfombrados en nieve mucho más profunda que la que había estado sobre el jardín de La Madriguera en Navidad. A lo lejos, pudo ver a Hagrid alimentando a Buckbeak frente a su cabaña.

-"Baratija" - dijo Ron cuando llegaron al retrato de la Dama Gorda, que parecía más pálida de lo habitual e hizo una mueca al oír su voz fuerte.

-No – contestó.

-¿Cómo que no'?

- Hay una nueva contraseña- aclaró la Señora Gorda - Y por favor no grites.

-Pero hemos estado fuera, ¿cómo quiere que sepamos...?

-¡Harry Potter!

Harry se giró, sorprendido. Hermione se apresuraba hacia ellos, tenía las mejillas sonrosadas y llevaba puestos la capa, el sombrero y los guantes. Antes de que Harry pudiera moverse, ella estaba sobre él, abrazándolo ferozmente.

-¡Hermione! - Ron y Ginny gritaron juntos, pero Hermione los interrumpió con una mirada fulminante. Después de unos segundos, soltó a Harry y miró a Ginny.

- Hola a ti también, Ginny. – dijo Hermione, con una leve sonrisa, que Ginny devolvió – He llegado hace un par de horas. Vengo de visitar a Hagrid y Buck... quiero decir Witherwings – siguió casi sin aliento - ¿Han pasado unas buenas vacaciones?

Harry Potter y El Misterio Del Principe (Versión Harmony)[Completado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora