Uno: "Odio las fresas"

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Harry era alérgico a las fresas, y gracias a Dios, porque él las odiaba. No le gustaba la forma, ni la textura, ni el sabor, ni mucho menos el olor y para desgracia de Jamie, él olía a fresas.

Louis olía a chocolatada y rollos de canela y Harry lo amaba. En realidad, sólo olía a chocolate y canela pero a él le gustaba pensar en su postre preferido cada vez que su madre les decía que ya irían a la casa de enfrente. Por supuesto, su favorito para jugar era Louis y qué bien, porque Louis siempre lo escogía a él por sobre Gemma para jugar también.

Y hoy era sábado en la mañana, los favoritos de Harry, porque pasaban todo el día en la casa de los vecinos (o a veces viceversa) y comían todos juntos y veían películas, jugaban y luego bien entrada la noche, incluso con los dos niños cargados en los hombros de Robin, recién se retiraban.

Harry tenía cuatro años y ya sabía desde el minuto cero, que Louis era su mejor amigo en todo el mundo. Hacían todo juntos, incluso el próximo año irían a la misma escuela, junto con Gemma que era mayor y ya conocía todo el terreno del kínder; y por supuesto con Jamie, que aunque era mellizo con Louis, no se parecían en nada, tal vez solo en el porte y en el hecho de que podían compartir ropa porque pesaban lo mismo, pero fuera de eso, eran tan distintos en personalidades y en cómo se veían. Lo cual era genial para Johannah que nunca tuvo que pasar por la vergüenza de confundir a sus cachorros.

—Mami, por favor, no olvides las naranjas—dijo Harry, moviendo la parte inferior de arriba a abajo de la blusa de su madre.

—No lo olvido, cariño, estoy cortándolas, y no hagas eso, estiras mi blusa.

—Pero, en serio, mami, no olvides cómo nos gusta que las cortes, a Lou no le gustan las rodajas—hizo un circulo en el aire con sus dedos—. Le gustan las pima...pida...¡pirámides!—con sus dos manos hizo un triángulo sosteniéndolo en el aire con una enorme sonrisa.

—Lo has dicho mil veces, cariño, ya lo sé—Anne se gira con una sonrisa—. Ahora, ve por tu hermana y dile que baje, ya nos vamos.

Harry subió las escaleras y entró en la habitación de Gemma, quedándose en la puerta al ver qué hacía su hermana.

—¿Por qué separas los legos en colores, Gem?

—Para que sea más fácil para Jamie tomar los que quiere—dijo ella mientras guardaba cada una de las bolsas que había separado por color en una bolsa más grande para que quepan todas.

—Entonces, ¡apúrate!, ya nos vamos, y me quiero ir ahora, tengo que ver a Lou.

.•*.•*.•*

Anne, Gemma y Harry cruzan la calle tomados de la mano, Robin está junto con Mark en el supermercado comprando las carnes que quieren que las dos omegas preparen. Hoy era sábado de barbacoa.

Tan pronto como Johannah abre la puerta y le besa la cabeza a los dos cachorros recién llegados; Harry corre dentro y busca a Louis. Lo encuentra en la mesa de la cocina dibujando pero en cuanto lo ve, se baja de la mesa y corre para abrazar a su amigo.

—Oh, Hazz, ¡te extrañé!—le dice el pequeño en medio del abrazo.

—Y yo a ti, Lou, pero apenas nos vimos ayer—se carcajea mientras se agacha un poquito a dejar un beso en la mejilla de Louis.

—Es mucho tiempo, quisiera que estés conmigo siempre...—le toma de la mano y lo encamina hacia la mesa también.

Cuando se sientan uno junto al otro Harry dice:—Pero Lou, nosotros siempre vamos a estar juntos.

Lou le deja esta vez un beso en la mejilla del pequeño alfa. Le enseña el dibujo que está haciendo y le da otro color para que también apoye en algo a su obra.

.•*.•*.•*

Ya es de noche y los adultos están en las sillas del patio trasero hablando y riendo. Jamie y Gemma ven caricaturas en el sillón de la sala. Harry y Louis están en la habitación de los mellizos viendo un libro de figuras de animales, tratando de adivinar los nombres de los animales que no conocen porque ellos aún no saben leer.

Ven una figura de una tortuga comiendo fresas.

—Odio las fresas—murmura Harry pasando las páginas. Louis que está acostado boca arriba jugando con una liga se gira a verlo.

—Son riquísimas, pero entiendo que no las comas, tú eres ager...alir...alérgico? Sí, alérgico.

—Sí, pero igual si no lo soy, no me importaría. No me gustan, tienen muchas semillas, se ven feas—hace una mueca.

—Jamie huele a fresas, pero es bonito—sonríe Louis mientras pasa también páginas. Esta vez Harry se acuesta boca arriba viendo el techo.

—Sí, pero huele un poco como, mmm...ácido, no me agrada mucho su olor. Me pica la nariz—arruga la nariz un poquito riendo.

—¿Y yo?—dice Louis dejando el libro a un lado, volviendo a su posición.

—Tú...me abrazas la nariz, ¡amo tu olor!

Louis se ríe porque se imagina así mismo muy muy pequeñito, abrazando la respingada naricita de Harry.

—¿A qué huelo yo, Lou?

—A ensalada—dice cerrando los ojos.

Harry alza una ceja sin entender.

—¿A ensalada?

—Sí, a mi aderezo favorito en las ensaladas.

—Ugh, Lou, no me gustan mucho las ensaladas y ahora yo soy una horrible ensalada. Ugh.

—¡No, tonto! ¡A sal y vinagre! ¡Me encanta!—se sienta y alza los brazos desesperado. Harry también se sienta y sonríe.

—Entonces, está bien, no me importa oler a ensalada solo si te gusta, Lou.

—Oh, Hazz, dije sal y vinagre—lo corrige—. Y me gusta todo de ti—le dice mientras le empuja un hombro.

—¿Incluso cuando eructo muy fuerte?

—¡Sí! Es gracioso cuando dices las vocales mientras eructas—se ríe haciendo la cabeza para atrás.

Harry se sienta un poco más cerca y lo abraza de los hombros.

—A mi también me gusta todo de ti, Boo.

Gotitas de miel | L.S. (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora