Ocho: "¿Recuerdas?"

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A Louis le gusta todo lo que tiene que ver con el infinito espacio.

En clases les hicieron leer un artículo sobre cómo todos somos simples partículas porque hay tanto allá afuera que no conocemos y no conoceremos nunca, y a Lou lo dejó fascinado, pero sin embargo no le puede importar menos. Porque a pesar de que en el universo sólo somos un punto celeste, él se siente como una galaxia cuando está con Harry.

Siente todo su sistema flotando cuando Hazz lo ve con sus ojos verde bosque y le sonríe con esos hoyuelos tan bonitos en sus mejillas. Siente miles de estrellas titilando en su piel cuando Hazz lo toma de la mano y lo guía por la calle. Y en su estómago se forma un gran agujero negro que causa miles de cosas en su interior cuando Hazz le regresa el beso en la mejilla.

Si Lou está fascinado con el espacio, Lou está definitivamente encantado con Harry.

Porque lo poco que se sabe del espacio y él se pregunta, lo puede escribir en su buscador y leerlo. Pero todo lo que es ser Harry lo puede descubrir él solo todos los días y eso es más fascinante que querer encontrar respuestas de algo que nunca llegaremos a saber. Por lo menos él tiene la certeza de que podrá descubrir cada rincón secreto de Harry algún día y eso lo conforta más que nada. Él con seguridad ve todos esos cuerpos celestes que nunca llegará a ver en carne propia, en los ojos de Hazz, y en sus abrazos, y en sus juegos, y en sus pasatiempos y en todo lo que signifique estar cerca de Harry. Y es todo lo que le importará hasta que llegue el día en el cual él pueda ver el espacio. Y para su suerte, él no quiere ser astronauta ni mucho menos. Así que Harry podrá mantener su lugar de importancia en la vida de Lou para siempre.

Y tomando en cuenta que Lou sólo tiene trece años y pareciera cómo si la vida a veces no tuviera sentido, en el segundo exacto en el que ve a Harry caminar hacia él para hablarle con su lenta y profunda voz, todo toma forma, todo encuentra su sentido y un camino, las nubes se forman en figuras y los colores se ven más vibrantes. Y lo único que sabe que estará a su alrededor por el resto de su vida es el aroma avinagrado de Hazz que lo hace sentirse en calma cada vez que a su mente vienen preguntas que ni los científicos más estudiados pueden responder.

¿Que si está seguro que Harry se mantendrá alrededor por el resto de su vida?

Sí, lo está. Porque no es solo una promesa sellada con dedos meñiques, no son solos palabras susurradas en conversaciones inocentes. Es la fiel certeza de sentir en su interior, en su lobo, que él y Harry estarán para toda la eternidad.

Y que así será siempre, en cualquier plano astral.

.•*.•*.•*

Cerca de la escuela hay un bonito lago, está bastante cerca de ahí y los chicos suelen ir a tomar fotos y a formar pícnics después de clases. A Harry y a Louis les gusta ese lugar pero no en la mañana, porque siempre hay gente alrededor y son aromas que ya soportan en la escuela todo el día como para soportarlo también fuera del horario de clases. Así que ellos lo prefieren de noche.

Cada vez que Harry iba a dormir en casa de Louis, se fugaban a escondidas y muy calladitos hasta el lago, porque era más fácil salir por la puerta del jardín que por la puerta que daba a la piscina y porque el sueño más pesado lo tenían Mark y Johannah. Así que unas dos veces a la semana, tomaban sus patinetas y muy bien abrigados iban hasta el lago.

Descubrieron que era más bonito en la noche cuando un día Jamie y Louis acompañaron a su madre a la noche de padres de familia y los dos fueron a caminar por ahí. A Jamie no le gustó porque no podía ver el lago en la oscuridad y era aburrido, según palabras de él, pero a Louis le encantó porque de lo único que se percató es que era un lugar grande y abierto para ver las estrellas. Así que esa misma noche le pidió a Harry venir a su casa, y cuando todos estaban dormidos, se escaparon por primera vez al lago. Y fue mágico.

Así que, ahí estaban ellos; recostados en el césped, frente al lago con las mochilas bajo sus cabezas, abrazados, Lou en el pecho de Harry, el brazo de Harry alrededor de Lou, siendo sólo iluminados por la luz de la luna. Grande, blanca y brillante. Justo como sus sonrisas.

Sólo así; viendo las estrellas con el murmuro del agua correr de fondo, a veces susurrando y otras solo callando pero siempre así.

—Este es nuestro lugar, Hazz—dijo soltándose del agarre y sentándose en forma de flor de loto sobre el césped—. A esta hora y con esta luna, siempre será nuestro lugar.

—Y es mejor que cualquier lugar, Lou—dijo también sentándose de igual forma, quedando cara a cara—. Pero creo que es mejor sólo porque tú estás aquí, no tiene que ver con la luna necesariamente.

Y Lou se sonroja, tal vez Harry no puede ver el rojo con totalidad en su rostro, pero puede olerlo en el nervioso sentimiento.

—¿Recuerdas cuando hablamos de nuestro beso?—pregunta Louis después de un ratito de verse a los ojos. Harry asiente porque aunque fue hace poco más de un año, recuerda esa conversación todos los días, tratando de averiguar cuál de esos días será el indicado.

—Pues creo que me equivoqué, Hazz.

—¿A qué te refieres?

—Que siempre lo he sentido, que siempre lo hemos sentido...me refiero al sentimiento de saber, de saber cuando es indicado. Y sé que lo sientes porque puedo olerlo y sentirlo también.

Harry no sabe qué decir, está emocionado y asustado. Ha esperado por este momento desde el día después de esa conversación. Nunca ha querido llevar a flote una segunda parte de la conversación en donde se acuerda un beso, porque no quería presionar a Louis, si no hacerlo al momento en el que él lo crea adecuado. Pero ahora, con esto que ha dicho, se siente irreal. Y tal vez todos los escenarios que ha creado en su cabeza en donde le da un suave beso a Lou, no se comparan nada con lo que está sintiendo ahora.

—Yo quiero darte todo lo que quieras, Lou. Todas las cosas en el mundo que pueda yo ofrecerte son para ti—dice en un intento de no quedar como tonto después de quedarse viendo embelesado la cara de Lou.

—Quiero mi primer beso, Hazz. Lo quiero aquí, contigo y con todo este lugar que es especial para nosotros—lo toma de las manos.

—Entonces definitivamente es el momento indicado, porque es igual de especial que nosotros y este sentimiento que tengo es tan único como tú—le aprieta suavemente las manos, frotándole el dorso con su pulgar.

Y Louis cierra los ojos y Harry toma cinco segundos para verlo, ahí perfecto con sus pestañas tocando sus pómulos, antes de cerrar también los suyos y acercarse a romper la distancia que hay entre ellos.

Y se dan un beso.

Y es un toque de labios nada más, un roce gentil e inocente. Que dura alrededor de diez segundos.

Y luego dejan de besarse.

Y Harry juega con su nariz en la nariz de Louis en un beso esquimal y hace que Lou ría antes de separarse.

Y eso es todo lo que importa, la enorme sonrisa de Louis bajo la luna con el susurro del lago y sus cálidas manos envueltas en las de Harry.

Y es así como estaba escrito que pasaría, es así como se leía en las estrellas este momento tan especial para ellos. Esta es justa la forma en la que Lou y Hazz marcarían su amor, el amor que va más allá de mejores amigos. El amor de toda una vida.

—Ese fue el mejor beso de amor que ha habido en la historia—uno de ellos susurró.

Gotitas de miel | L.S. (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora