CAPÍTULO 8

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Las clases terminaron y cada quien tomó un camino distinto. Harriet se fue a limpiar el barco, que aun me sorprende que se va a limpiar si aquí apenas y hay agua, ¿con que se supone que lo van a limpiar? Supongo que lo averiguare cuando a mi me toque; Evie decidió irse a la casa de Carlos para poder ver su experimento y yo me fui a buscar algún hoyo en la barrera, no muy grande, solo lo suficiente para que pueda practicar algo de magia y ya dejar de leer los libros de magia de mi mamá y los de la reina malvada.

Iba tan perdida en mis pensamientos sobre todo lo que haría si tuviera magia que cuando sentí que alguien me toco el hombro me asuste y le di una patada sin voltear y sin ver quien me había tocado. Hasta que escuche su voz y desee que la tierra me tragara.

– Sí que pegas fuerte – su voz apenas y sonaba ya que le había pegado en el estomago.

– ¿Qué acaso una patadita lastimo al piratita? Además, es tu culpa por asustarme – me excusé, para este momento ya me había volteado para ver como se encontraba y solo lo vi agarrando su estomago.

– Te vengo hablando desde hace cinco minutos y no volteas – se enderezo – pero como sea, realmente necesito hablar contigo.

– Si es sobre el barco, ya lo sé, Harriet me lo dijo en la mañana – y sin esperar respuesta seguí caminando pero él corrió y se puso justo en frente de mi impidiéndome seguir avanzando.

– No es sobre el barco pero sí sobre algo que ella dijo – Mierda.

– Escucha, no se lo que sabes pero todo es mentira – trate de pasar pero me agarro del brazo para que dejara de huir.

– No me mientas, sabes que necesitamos hablar de eso porque no eres la única.

– Basta, Harry, no podemos hablar de esto aquí – lo callé antes de que siguiera hablando

– ¿Por qué no? Ya estamos hablando

– Porque estamos literalmente en medio del mercado y hay demasiado ruido sin contar a los chismosos – no era mentira

– Bien – y sin decir mas me jalo del brazo, que por cierto aún no soltaba, y me llevo al final del mercado – ¿Aquí? – paró de caminar, me soltó del brazo y cruzó los suyos

– No seas idiota, como si no conocieras la Isla, obviamente aquí no – miré a todos lados para ver si alguien estaba prestando atención a lo que hacíamos y por supuesto, no puede faltar el chismoso que lo hace.

– Bien, a buscar un lugar entonces – y sin decir algo mas empezamos a caminar buscando un lugar tranquilo sin chismosos. Ni idea de cuanto tiempo estuvimos caminando buscando un lugar en un incomodo silencio, a menos para mi, porque ya sabia en donde iba a acabar la conversación que estaba tratando de evitar.

Llegamos casi tocando la barrera, en la parte del sur de la Isla, cuando vimos una cabaña, muy bonita para ser de aquí por cierto, esta parte de la Isla (casi en donde termina la Isla y empieza la barrera) nunca me gustó, siempre estaba sola y era la parte mas oscura que puede haber aquí y es por eso que me sorprendió ver esa cabaña.

– ¿Estoy loco ó esa cabaña del fondo parece algo que en Aburridon habría?

– Por lo menos sé que no soy la única que la ve, andando – y sin mas llegamos a la puerta, nos asomamos en las calles para ver si no había alguien espiando, también en las ventanas para asegurarnos de que estuviera vacía y como así era, no dudamos en abrir la puerta.

Pero no contábamos con que tuviera seguro.

– Genial, no hay manera de entrar – con ese optimismo no íbamos a llegar a ningún lado.

The Red Queen (Harry Hook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora