CAPÍTULO 10

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– ¿Entonces qué? – dijo Mal luego de unos segundos – ¿vas a hacer algo o solo seguirás fingiendo que tienes valor para hacerlo?

Sabía que si me quedaba más tiempo pensando ella iba a tomarlo que realmente no sabía que hacer, y aunque era cierto, no quería que ella pensara eso. Así que hice lo que tenía que hacer desde que Anthony subió a la mesa, sacarle el corazón pero sin aplastarlo, realmente no quería matarlo... Ni a nadie. Pero eso obviamente nadie lo sabía, así que cuando vieron el corazón rojo en mi mano escuché exclamaciones de muchos y vi que otros salían corriendo de la cada.

– Afuera – volví a decir – ¡Ya! – la última palabra la dije más fuerte que la anterior y esta vez todos se fueron, menos Anthony (obviamente), Mal, Jay (que se había acercado a Mal cuando agarraron a Anthony), los Gastones, Diego que se acercó a nosotros con Harriet, Carlos e Evie, esta última abrió los ojos al tope cuando vio que tenía un corazón en la mano y a Anthony pálido a casi nada de vomitar pero antes que lo hiciera pudo decir algo.

– Sé que puedes matarme aquí si quieres pero por favor, no lo hagas – lo miré – no lo hagas por mi ni por nadie de los que estamos aquí, hazlo por mi prima, yo sé que quieres a Dizzy como si fuera tu hermanita, no creo que le encante saber quién mato a su único primo.

– ¿Me estás amenazando?

– ¡No! – por su tono de voz parecía que mi pregunta lo había ofendido – solo estoy pensando en tu bien y evitar que Dizzy te odie – con su vida en peligro y todavía me amenazaba, increíble.

Pero como dije, ya todos se habían ido y no quería matarlo así que solo giré los ojos como restándole importancia a lo que acaba de decir y le volví a poner su corazón.

– Ahora largo antes de que me arrepiente – ni bien terminé de decirle eso él asintió y con ayuda de los Gastones se bajó de la mesa y salió de la casa.

Después bajé yo de un salto y me acerqué a Mal.

– Vuelve a retarme otra vez y el próximo corazón que saque será el tuyo, ya me cansé de ser siempre la segunda entre las dos.

– Una lástima porque lo seguirás siendo por mucho tiempo.

– Ya veremos – mientras hablábamos más nos acercábamos a la otra involuntariamente y no me había dado cuenta de eso hasta que Harriet me agarró del brazo para evitar una pelea.

– Tenemos que irnos– me dijo cuando le presté atención.

– Mi mamá vendrá en cualquier momento – escuché la voz de Carlos – váyanse antes de que la conozcan enojada.

– Yo me encargo – le dije para tranquilizarlo, Cruela podía ser demasiado mala con Carlos si veía todo este desastre – Harriet y Gastones, ya váyanse a sus casas y llévense a ellos dos – señale a Mal y Jay – de aquí – los tres asistieron y los cinco se fueron – hay que esperar a que llegue Cruela para que no te metas en problemas – miré a Carlos y él solo asintió sin decir nada – ahora, ¿que hacían encerrados?

– No pasó mucho tiempo después de que llegamos de la escuela cuando tocaron la puerta, – empezó a hablar Carlos – abrí porque pensé que era Harriet o tú que habían decidido venir pero no, era Mal y Jay.

– Los dos entraron como si fuera su casa y dijeron que los invitados iban a llegar pronto para la fiesta, nosotros tratamos de sacarlos pero obviamente no nos escucharon - continuó Evie – después de pocos minutos la casa se empezó a llenar de gente, nos quedamos aquí para ver que no rompieran nada pero Mal empezó a decir que quería jugar el juego del armario y todos le siguieron.

– En lo que todos se juntaban Evie fue al baño y no estuvo aquí para escuchar lo que Mal dijo después – Carlos se calló.

– ¿Y dijo? – le pregunté porque se quedaron cayados.

The Red Queen (Harry Hook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora