Death Note: The New World [Pausada]

Capítulo 2: "L"

— "Estaba lleno de una abrumadora felicidad y satisfacción al saber que, finalmente, su sueño se había hecho realidad".

Todos en la clase de filosofía sabían que el maestro catedrático disfrutaba recitar los versos con la misma pasión que lanzaba sus preguntas a un selecto grupo de estudiantes: a los distraídos.
Se deleitaba con la ignorancia y desesperación que se apoderaba de sus pupilas cuando éstos no sabían qué responder. Esos que ni siquiera tomaban apuntes junto a los que se pasaban la clase mirando el reloj eran los más propensos a ser elegidos, pero yo estaba segura de que jamás pasaría por dicha vergüenza; siempre estaba atenta y me gustaba participar… tal vez porque nunca entendí a detalle la frase "estar en marte".

— Señorita Yagami, ¿Podría recitar esta línea para nosotros?

— Claro:… "Una vez convertido su sueño en realidad se sintió abrumado, tanto por la magnitud de su proesa como por la alegría y felicidad que se le confería."

— Bien hecho, pero esperaba más énfasis en sus palabras. Cierre su libro, es claro que no ha estudiado — risas y burlas llenaron el ambiente, haciendome torcer los labios — De acuerdo, eso es todo por hoy.

El salón entero se llenó de murmullos y cuchicheos una vez que la clase finalizó.

— Al fin, creí que jamás acabaría — dijo Ryuk, desperezándose — ¿Como puedes hacer esto a diario? Esto es muy aburrido. Oye, ¿A dónde vas?

A pasos apresurados me retire del salón, no tenía tiempo para escuchar las quejas de Ryuk ni la paciencia para fingir que sí.
Desafortunadamente eso no lo detiene.

— Oye, Lied, ¿Estás escuchándome?

— No me hables — susurré, aún estábamos cruzando el patio — A diferencia de tí, las personas sí pueden escucharme cuando hablo.

— Ah, si que eres aburrida.

— Y tú eres molesto.

— ¡Yagami!

Interrumpí mi andar y di la vuelta, encontrándome con la mirada sonriente de Marou, el mejor deportista del colegio.

— ¡Hola Lied! ¿Cómo estás? ¿Te gustaría salir con…?

— Lo lamento, hoy estoy ocupada.

Apresure en decir antes de que terminara la pregunta. Y sin darle oportunidad de responder, me di vuelta y caminé hacia la salida.

— No tienes nada que hacer. Sólo iras a casa a encerrarte en tu habitación como siempre.

— ¿De qué hablas? Claro que tengo que hacer.

Sí, algo muy importante que hacer.

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Noticias:
«El sujeto que anteriormente apuñaló a su socio en un restaurante en el centro del distrito Kabugishu, en Shinjuku, está enfrentando cargos…»

Al llegar a casa no descansé ni un segundo, al contrario, me senté en el escritorio e inmediatamente empecé a trabajar.
A mi derecha, recostado en mi cama, con una manzana en la mano, Ryuk observaba curioso y en silencio – hermoso silencio – como escribía cada uno de los nombres en la libreta, al mismo tiempo que se devoraba la manzana.

— Oye, Lied.

—…

— Te estoy hablando.

— ¿Qué quieres?

— ¿Realmente te vas a dedicar a esto?

— Sí.

— ¿Y no crees que estás trabajando demasiado?