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Después de aquel día, mi padre me castigó por ser rebelde y tratar de desobedecer las reglas de la casa, su castigo se basaba en que me quedara en mi cuarto.

No le vi problema alguno, ya estaba acostumbrado.

Por la ventana lo veía trabajar, su cuerpo sudado al igual que sus cabellos, aquel chico era un pequeño delirio que me brindaba todos lo días, desde aquel día no le he vuelto a hablar, pues llevo exactamente tres días en mi habitación.

Sus clases ahora las recibe virtual.

Su vida es una maldita cárcel.

La profesora seguía hablando a través de la computadora, ella creia que le podía atención, pero en realidad yo no dejaba de pensar en su maldita sonrisa.

Aquella con sus dientes blancos, sus mejillas que se rellenan un poco y sus ojos que se volvían pequeños, la profesora hablaba de la importancia de leer, mientras yo podía crear poesía mirando sus labios.

¿Que se sentirá probarlos?

Aquel chico era su pequeña salvación.

[J9] ¿Te Escaparías conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora