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Manisa
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El príncipe y la criada solían compartir momentos a solas, Selim adoraba su compañía y nunca faltaba Rose en sus desayunos al aire libre, su compañía y conocimiento lo fascinaban mientras que la concubina disfrutaba de estar con el escuchándolo leer o recitar poemas.

—¿Qué está leyendo esta vez? Mi príncipe.—Preguntó con una sonrisa mientras le servía su cena.

Por primera vez Selim le pidió a Rose acompañarlo a comer en la noche y claro que todos pensaron lo peor de la situación, en especial la celosa sultana que se encargaría luego de ello.

—El ruiseñor y la rosa.–Contestó.—La historia de un joven que ansía encontrar en su jardín una rosa roja para poder complacer a la muchacha de sus sueños, pero su deseo parece imposible porque allí no existe ninguna flor como la que él quiere.

—Me parece hermoso...—Sonrió.—¿Puede leer un poco para mi?

Selim hizo un espacio a su lado permitiéndole sentarse y observar las palabras.

—Ya llegue a la parte del ruiseñor y el joven...

—Está bien, solo permítame escuchar su voz.—Murmuró.

"—El Príncipe da el baile mañana por la noche —seguía quejándose el Estudiante—, y allí estará mi amada. Si le llevo una rosa roja bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja la estrecharé entre mis brazos, y ella apoyará su cabeza sobre mi hombro, y apoyará su mano en la mía. Pero como no hay ni una sola rosa roja en mi jardín, tendré que sentarme solo, y ella pasará bailando delante mío, sin siquiera mirarme y se me romperá el corazón."

Ambos de desvelaron entre conversaciones y opiniones sobre diferentes temas de los que ambos tenían intereses, tanto disfrutaban de su compañía que la hora de dormir cayó y Selim no pudo decirle a su concubina que se marchase, ¿Como hacerlo adorando su compañía?

Ahí estaban los dos, uno junto al otro acostados en la cómoda cama del príncipe, Rose dejó caer su cabeza en el pecho del pelirrojo quien sintió su respiración calmarse al tenerla cerca hasta finalmente dormir. En un segundo habían pasado las horas parecían más de las 2 de la madruga, Selim despertó en la madrugada por una intensa brisa entrar en la habitación pues una ventana estaba abierta, en un intento de levantarse se sintió pegado a la cama pues Rose lo tenía sujeto del brazo.

Selim sonrió levemente al verla tan pacíficamente dormida y con delicadeza sostuvo su brazo intentando librarse de él para poder levantarse, pero la azabache tuvo una reacción que lo empalideció al instante de tocarla.

—Suéltame...

Escuchó como susurraba y comenzaba a apretar su brazo con sus uñas.

—Aléjate de mi... Basta...

Una queja emanó de los labios del príncipe pues tanta era su desesperación que cada vez se aferraba mas a él.

—Tranquila.–Acarició su cabello.—Ya no estas en ese lugar, estas a salvo.–Susurró.

Ella poco a poco aflojaba su agarre sin despertar y al estar calmada se volteo un poco durmiendo de nuevo. Selim se levantó y cerró la ventana pero durante el resto de la noche no durmió, no sabiendo todo lo que ella había vivido antes de encontrarla y sintiéndose culpable de no haberla salvado antes.

I Will |Principe Selim.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora