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Topkapi
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No pasaron ni dos días cuando otro carruaje arribó en la capital, de el salió Nurbanu que por orden de la sultana Hurrem viajó hacia ahí, ella sabía lo que tenía que hacer y que piezas mover en su juego hacia el poder, su mejor aliada era la esposa del sultán.

—Sultana, agradezco mucho su invitación.—Hizo una reverencia.

Hurrem levantó su mano recibiendo un beso en ella para luego mostrarle una sonrisa a su nuera.

—Nurbanu querida, ¿Es cierto todo lo que escribiste en esa carta?—Fue directo al grano.

—Es cierto.—Asintió.—Dilara no está esperando al hijo del príncipe, si no de otro hombre... Está mujer solía vivir en un burdel donde se vendía por dinero, no dudo de que haya engañado al príncipe y le haya metido esa idea a la cabeza.

Sus miradas se mezclaron, sentían el mismo miedo y frustración ante los actos que Selim estaba cometiendo, si el sultán se enteraba de ello no tardaría en exiliar a su hijo y ejecutar a la mujer.

—Oh por Allah...—Hurrem habló decepcionada.

—Discúlpeme sultana, pero... Por favor, no comente con Selim que he sido yo quien le ha contado todo.—Suplicó.—Me arrebataría a mi hijo.

—Tranquila, manejaré esto con la mayor discreción posible.

Nurbanu le brindó una cálida sonrisa a su suegra tratando de mantenerla tranquila demostrando todo el afecto que se tenían, Selim no había mentido cuando mencionó la relación de ellas, después de todo eran tal para cual.

Mientras Dilara y Selim disfrutaban de la comodidad de los aposentos del sultán mientras comían frente a la chimenea que emanaba un cómodo calor.

—Te verás hermosa cuando tu vientre crezca más.—Halagó.

—¿Y si no me veo hermosa?

—Lo serás, tú bella sonrisa es lo que irradia en ti.—Contestó.

—Creo que nunca terminaré de agradecerle todo lo que ha hecho por mi, príncipe.—Habló conmovida por las palabras que el le había dicho.

—Si quieres agradecérmelo solo hay una forma de hacerlo...

Inconscientemente Dilara recordó las mismas palabras que un cliente le había hecho tiempo atrás y por inercia se levantó para posicionarse en sus piernas dejando cada pierna a sus costados.

—Dilara.—Llamó su atención.—No quiero que te sientas obligada, no me refería a esto, lo juro.

Sus mejillas estaban completamente coloradas, y con un poco de pena optó por pasar sus brazos por el cuello de el para esconder su rostro en el cuello del mismo.

—Lo lamento... Por un momento creí que-

—Se que la pasaste muy mal en ese lugar y muchas veces te hicieron daño.–Su voz era realmente calmada.—Pero yo no voy a lastimarte y mucho menos te obligaría a hacer algo así.

Su mano acarició el cabello de su criada dándole toda la calma que necesitaba.

—¿Podría dormir aquí hoy?—Preguntó alejando su cuerpo lo suficiente para poder verlo.

—Siempre serás bien recibida en mis aposentos, Dilara.

Esa misma noche ambos compartieron la comodidad de los aposentos, Dilara se puso de costado permitiendo que Selim se acomodara contra su espalda dándole el acceso a rodear su cintura.

—Está creciendo.—Murmuró al colocar su mano en el vientre de la muchacha.—Espero que cuando nazca sea un príncipe o sultana muy feliz en Manisa.

—Anhelo lo mismo, mi príncipe.—Con una sonrisa se volteó quedando cara a cara con el.—Usted debió tener una infancia muy linda.

—Papá fue un hombre un tanto duro con nosotros y mamá hizo todo para que mi hermano Mehmed sea perfecto ante los ojos del imperio, si a ella no la querían haría lo necesario para que su primogénito lo sea.—Un suspiró nostálgico salió de sus labios sintiendo todavía la ausencia de su hermano.—Lamentablemente murió muy joven, después de eso mis padres no volvieron a ser los mismos con nosotros, perdieron a su favorito.

Sin saber que decir Dilara lo abrazó, aunque Selim no derramaba ni una sola lágrima se limitó a rodearla con sus brazos manteniéndose así durante un largo tiempo hasta el punto de quedar dormidos.

I Will |Principe Selim.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora