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Manisa
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No había mujer en el harem que envidiara a Dilara pues en las pocas veces que había visitado al príncipe había podido quedar embarazada, o al menos eso era lo que ellas debían pensar pues aún así Nurbanu se aseguró de regar en el pueblo que quien estaba a la espera era Rose "La prostituta" que había compartido lecho con muchos pueblerinos.

—Mi príncipe, ¿Ha pedido nuestra presencia?—Dilara habló entrando a los aposentos junto a Nurbanu.

—Pronto mi padre y hermanos partirán a una campaña, me ha pedido que vaya a la capital para proteger el imperio.—Explicó.—Ya he pedido a los sirvientes que alisten sus cosas, partiremos en la mañana.

—Es un gusto para mi acompañarlo, mi príncipe.—Dilara sonrió emocionada de conocer el palacio más grande de Estambul.

—¿Ella también irá?—Nurbanu se quejó.

—Ambas me acompañarán.—Asintió sin notar lo que Nurbanu deseaba.—Trata de que Murad esté tranquilo en el viaje, es algo largo para un bebé.

—Si Dilara va, yo no iré.—Refunfuñó cruzándose de brazos.

Selim rodó sus ojos mientras Dilara solo la miraba en silencio, no quería objetar nada mientras la pareja discutía.

—De acuerdo, no vengas.—El pelirrojo hablo serio.—Pero mi hijo nos acompañará, estará bajo el cuidado de Dilara.

—Selim.—Tan pronto escuchó su orden se arrepintió de sus palabras.

—No cambiare de opinión, así que vete de aquí y dile a los sirvientes que preparen lo necesario para Murad.

—Por favor, es muy pequeño todavía.

—Pediré una nodriza para el cuando llegue al palacio del sultán.—Continuó ignorándola.—Ahora vete.

Ella reverenció sin quitarle la mirada de encima, seguido a eso se marchó dejándolos a solas.

—Mi príncipe... No debió hacer eso.—Murmuró acercándose al brazo del pelirrojo.

—No pienso seguir aguantando las insolencias de Nurbanu.—Habló algo molesto.—Que este tiempo le haga reflexionar sobre lo que hizo.

—Está bien.—Sonrió.—Es lindo que me defienda a pesar de que todos aquí deseen mi cabeza.

—Mañana conocerás a mi madre, no te pongas nerviosa... Suele ser una mujer muy amable.

—¿Suele?—Levantó sus cejas con diversión.

—Digamos que tiene cierto favoritismo por Nurbanu, es como una hija para ella.—Explicó.—No estará muy feliz con no verla allá.

Por un momento su mirada se bajó, deseaba tanto agradarle a la madre del príncipe pero teniendo a Nurbanu en la delantera sería muy difícil.

—No te aflijas Dilara, estará muy contenta cuando sepa de tu embarazo.—Sujetó sus mejillas para levantar su rostro.

—Espero tener una niña, así todas las voces a mis espaldas se apaciguarán un poco.—Murmuró.

—Me encantaría tener a una pequeña sultana en el palacio.—Comentó causando una sonrisa en ella.—Con tu belleza y bondad.

Dejó un delicado beso en la frente de la muchacha quien sintió su corazón latir con fuerza.

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Junto al carruaje y caballos de Manisa, llegó también un mensajero el cual tan pronto pisó la capital acudió al palacio dejando su entrega en manos del Aga quien específicamente fue a los aposentos de la mujer más poderosa del lugar.

—Sultana, llegó una carta muy urgente desde Manisa.—Sumbul Aga habló.

—¿Manisa? Pero Selim acaba de llegar con su favorita y mi nieto.—Habló curiosa.

—No, mi sultana.—Negó repetidas veces su cabeza.

Hurrem miró a su hija quien tenía el ceño fruncido sin entender las intenciones de aquella carta.

—La sultana Nurbanu se ha quedado en la provincia.—Explicó rápidamente.—Nuestro príncipe trajo con el a una mujer junto a su hijo.

—Dame la carta.—Extendió su mano para así recibirla.

Hurrem tan pronto la sostuvo empezó a leer y lo que decía no le había gustado para nada.

—Madre, ¿Que sucede?—Mihrimah habló al ver su rostro de ira.

La mujer entregó la verdad a su hija quien al igual que su madre había quedado con un mal sabor de boca, Selim había cometido muchos errores, ¿Pero aquello? Era imperdonable.

Durante la llegada de Selim, todos lo recibieron de la mejor manera pues el quedaría a cargo de todo el mundo ahí.

—Vengo a ver a mi padre.—Se anunció con los guardias.

—Adelante mi príncipe.—Se reverenciaron mientras abrían las puertas.

El viejo sultán estaba en su diván a la espera de ellos, una vez los vio extendió su mano para que la besaran mostrando su respeto.

—Selim, ¿Como te encuentras?—Preguntó.

—Muy bien padre, Allah mediante usted goza de buena salud.—Sonrió.—Quería presentarle a Dilara, mi favorita.

—Es un honor para mi conocerlo, majestad.—Una vez más se reverenció.

—Dilara está a la espera de mi hijo.—Anunció con orgullo.

—Los felicito, pronto traerán luz al imperio con un príncipe o sultana.—Los miró a ambos.—Te deseo un parto seguro, Dilara.

—Agradezco sus buenos deseos, mi sultán.—Le devolvió una cálida sonrisa.

I Will |Principe Selim.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora