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Manisa
1548

Nurbanu reunió a sus criados más leales del palacio para hablar con ellos sobre su nuevo dolor de cabeza, la muchacha que le estaba robando la atención del príncipe.

—Así qué pasó la noche con el príncipe.—Habló la sultana.

—Durmió ahí, pero los guardias dicen que ni un solo ruido salió de la habitación.

—El príncipe no la tocó, eso se lo aseguramos sultana.

Una sonrisa se escapó de sus labios, semanas habían pasado desde que ellos se volvieron unidos pero Rose no había podido tener intimidad con el, no era un verdadero problema.

Pero para Rose las cosas cambiarían, su vida estaba por dar un giro que podía costarle la cabeza, aquella mañana el príncipe había salido a rezar por lo que esa vez comería en el harem con las demás muchachas las cuales la ignoraban, no querían a Nurbanu de enemiga

—Oh mi dios.—Se quejó sintiendo arcadas luego de probar la comida.

—Rose Hatun ¿Que te sucede?—Fakria se acercó al verla desesperada.

—Necesito...—Su cuerpo volvió a mostrar asco.

—¡Rápido traigan algo para que vomite!—Ordenó.

Tan pronto una vasija llegó a sus manos regresó toda la comida que había ingerido, entonces los murmullos comenzaron.

—Llamen a la doctora y a la sultana Nurbanu, esta mujer presenta síntomas de embarazo.

—¿Embarazo?—Habló pálida.

Tan pronto habló sintió un tirón en su brazo indicando que debía caminar, ¿Como podría estar embarazada? O más bien, ¿De quien? Si el príncipe nunca la había tocado de forma indebida y los hombres con los que había estado la visitaban una sola vez para luego desaparecer para siempre.

—Acuéstate, levanta tu falda y separa las piernas para que te revisen.—Dio instrucciones.

—¡Atención! ¡La sultana Nurbanu!

La mujer entró con un semblante serio, con una señal pidió omitir la reverencia pues al igual que todos quería saber si aquella mujer estaba a la espera.

—¡Auch!—Exclamó cuando empezaron a inspeccionarla.

—¿Ahora te quejas?—Nurbanu habló con sarcasmo.—¿Y bien?

—La señorita Rose... Esta embarazada.

Ambas mujeres se miraron, una asustada y la otra llena de ira, si algo sabían es que aquel bebé que Rose esperaba no tenía como progenitor al príncipe, y eso era algo que se castigaba con muerte.

—¡Lleven a esta mujer al calabozo ahora!—Gritó a los guardias.

—Sultana...—Empezó a llorar tratando de sujetar su falda.—Por favor mi sultana.

—No me toques asquerosa.—Quitó su vestido.—Eres una mujer inmoral, una ramera... Ahora esperas al hijo de otro hombre siendo concubina de un príncipe, el castigo que vas a recibir cuando Selim se entere es evidente.

—¡No! ¡Sultana se lo suplico!—Gritó mientras los guardias la sujetaban separándola del suelo.

Ya era tarde, nada podría salvarla de su destino.

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—Alteza.—Fakria hizo una reverencia al verlo en los pasillos.

Hace tan solo unos minutos había regresado del pueblo y estaba ansioso de ver a Rose para así escucharla y conversar de su día.

—Que bueno que te veo, quiero que lleven a Rose a mis aposentos lo antes posible.—Pidió.

—Eso no es posible, alteza.—Se negó agachando su cabeza.

Incrédulo frunció el ceño, ¿No era posible? El era el gobernador de Manisa, nadie podía decirle aquello.

—¿Te niegas a la orden de tu príncipe?—Habló enfadado.

—La señorita Rose está en el calabozo, la sultana Nurbanu así lo pidió.

Miles de ideas pasaron en su cabeza, pero lo primero para el era sacar a la muchacha de aquel nido de ratas donde la habían metido.

—No me importa lo que la sultana haya pedido, sácala del calabozo y llévala a mis aposentos en este instante.—Habló amenazante.

—Como ordene...—Se reverenció cuando lo vio marcharse.

Selim se apresuró a entrar a los aposentos de su consorte quien se sobresaltó al verlo tan molesto.

—Así que... Ya lo sabes.—Habló.

—¿Como te atreves a enviar a una de mis concubinas al calabozo? ¿Con que autoridad?

—Soy tu esposa, Selim, la madre de tu único hijo... Tengo el derecho de eso y más... Esa mujer a la que tanto defiendes es una prostituta.

—No vueltas a faltarle el respeto a Rose.—Advirtió.—Ahora forma parte de mi harem, quien se atreva a insultarla pagará con su vida...

—¿Tanto te importa? ¡Abre los ojos Selim! Es una ramera que estuvo con más hombres de los que se puede contar con los dedos.—Exclamó harta.—¡Esa mujer está embarazada de otro hombre!

El mundo del príncipe se vino abajo, no le importaron los insultos de Nurbanu ni sus reclamos.

—¿Embarazada?—Murmuró.

—Está mañana la revisaron las doctoras, está esperando un hijo... El hijo de uno de esos ebrios que la visitaban en el burdel del que la sacaste.

El negó, no podía, ¿Que se supone que debía hacer en esa situación? No sabía, pero la quería tanto y le había prometido que ella siempre estaría a salvo ahí.

—Que sea la última vez que difamas a Rose, Nurbanu.—Habló recuperando su semblante serio.

La sultana sintió un balde de agua fría caerle encima, ella no era ninguna tonta.

—El hijo que está esperando es mío, mi hijo... Díselo a todas las concubinas, le cortaré la lengua a quien vuelva a dudar de la legitimidad de mi hijo.

I Will |Principe Selim.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora