Amorette ➸ HopeMin

02

Estaba comenzando justamente el año, era primero de enero. Pará muchas personas estos días son sumamente importantes, pero para Hoseok no lo eran en absoluto, eran días comunes y corrientes.

Su cabeza desde en la mañana había comenzado a doler y cabreado con todo lo que le sucedía a tan temprana hora jalo los mechones negros de su cabellera, sintiendo que ese punzante dolor aumentaba cada vez más. A pesar de que ayer no había ingerido mucho alcohol este le había traído una resaca horrible, que quizás quedaría grabada en el transcurso de su vida.

Fastidiado se pone de pie de la cama y decide entrar a ducharse. Cuando está en el baño no evita pensar en lo que sucedió ayer, su dolorosa cabeza le hace recuerdo del tal Park Jimin abrazando su cintura, también le recuerda el aura asombrosa y coqueta que desprendía ese rubio.

Con una sonrisa en el rostro culmina de bañarse.

Nunca antes se había sentido atraído hacia una persona de su mismo sexo, esta era su primera vez sintiendo un cosquilleo enorme en su estómago causado por un chico.
No le molestaba en absoluto sentirlo, aquel revolvedero en su panza ni siquiera una chica se lo había provocado, cosa que le hacía quedarse asombrado.

Perdido en sus pensamientos siente minutos después una necesidad tan grande de mirar las notas de su celular.

Un poco apresurado el pelinegro corre por su móvil, y cuando lo tiene entre sus manos entra en aquella aplicación y presiona la nota número treinta y tres.
Sus labios entran en una leve presión y las ganas de llamar a aquel número le eran infinitas.

Sin remordimientos y sin miedo lo hace, toma una bocanada de aire y espera a que atiendan.

Del otro lado no tardan mucho en hacerlo, el rubio con una sonrisa en el rostro y sabiendo de quien se trata, aclara su garganta y despega los mechones que cubren su visión.

— ¿En donde nos vemos?. — dicen coquetamente de la otra línea.

Abriendo sus ojos en grande, Hoseok se queda muy asombrado por aquellas palabras que se le hicieron demasiado insinúativas.
Pensando en algo ardiente y un poco comprometedor, se muerde los labios y decide contestar.

— Donde quieras precioso...

.

Habían quedado de verse en un parque, a las diez de la noche.
Hoseok aún no entendía porque la cita se formó hasta muy tarde y en un lugar que quedaba retirado de su hogar. No era para quejarse, pero ya llevaba más de media hora arriba del transporte y aún las señas del parque que no conocía, no aparecían.

Disgustado y sintiendo que aquel chico rubio le ha tomado el pelo, decide sacar su móvil para llamarle.

No le atiende a la primera, ni a la segunda llamada, con la ceja en alto comienza a mandarle un par de textos, esperando a que responda, pero solo es dejado en visto.

Suspirando y soltando un gruñido arriba del autobus mira por la ventana de su costado, observando demasiados árboles y un par de bancas, al igual que juegos de metal.

Presintiendo que ya llegó al lugar toca el botón verde de su costado, este le indicaba al conductor cuando alguien quería bajar.

El autobus no tarda en detenerse, las puestas del mismo se abren y Hoseok no demora en bajarse.

Estando arriba del pavimento mira de un lugar a otro, tratando de encontrar aquella cabellera, pero fracasa en el intento, no hay señales de aquel rubio. Sintiéndose preocupado, saca nuevamente su móvil y observa que tiene una nota de voz.