[Aviso que este capítulo es largo.]
- Mamá quiere que v-vengas a cenar esta noche... -susurra apretado entre medio del beso.
Jimin solamente asiente y se deja ser acariciado por aquellas manos que le traían demasiada satisfacción al cuerpo.
Los dedos de Hoseok apretaban con dureza y sostenían la angosta cintura del rubio, mientras que sus labios no dejaban de chocar con los contrarios.
Llevaban al rededor de media hora besándose y al parecer esas caricias no tenían un final.
Los toques que se repartían eran especiales y tranquilos, no había movimientos bruscos que intensificarán la acción que ambos generaban.Las manos Jimin se encontraban sosteniendo el rostro del pelinegro, quien no dejaba de besarle y de dejarle pequeñas mordidas en la comisura de los labios.
El rubio se sentía extasiado y enamorado. Ese éxtasis que se apoderaba de su cuerpo era una sensación que le traía relajación infinita. Los labios de Hoseok le sabían a la divina gloria, los movimientos suaves que le daba eran exquisitos, lo que provocaba que sonriera embobado en medio de todo eso.
El pelinegro estaba catalogando ese momento como uno de los mejores de su vida. Besar a Park Jimin era completamente diferente, y no hacía referencia en especial a que el fuera un hombre. Los labios de ese chico eran adictivos, los sentía comestibles, era como si su lado caníbal en esos instantes quisiese salir de lo más profundo de sus entrañas.
La textura que sentía su boca era magnífica, tenía tantas ganas de preguntarle al menor en donde había aprendido a besar de esa forma, pero mejor decidía guardarselo.
Lo que hacía era sexi pero a la vez dulce, todo eso le traía confusión pero en especial una satisfacción.
Podía decir que eso le estaba excitando, pero no quería arruinar ese espacio especial con uno de sus pensamientos toscos. Quizás Park Jimin no sentía esos movimientos de esa forma, o tal vez si.
Los dos mayores se siguen besando por más minutos, ambos olvidan todo lo de su alrededor, por qué ahora sentían que sólo ellos importaban entre medio de todo el mundo.
El pequeño Kwan tenía un puchero en sus labios, y eso había sido causado porque su programa favorito había terminado.
Sin quitar la expresión de su rostro decide bajarse del sillón para ir directo con su padre, quien se encontraba arriba de la cama con un joven pelinegro.
Con dificultad salta a la cama metiéndose entre los dos cuerpos que estaban juntos.
Por unos segundos las cejas de Hoseok se anarcan pero después vuelven a su estado normal al mirar al hijo de Jimin.El rubio mayor siente como es despojado rápidamente de los labios de Hoseok haciendo que quede confundido por unos momentos, un tanto asombrado siente como el cuerpo de su pequeño se pega a su pecho, escondiendo su carita en ese espacio.
Por dentro, el corazón de Jimin se derrite de felicidad y de ternura. Kwan era demasiado lindo.
- ¿Qué pasa bebé?.- suelta cariñoso y con voz chillona mirando a su hijo.
Kwan no emite ningún sonido con su boca, solamente cierra sus ojos y se siente descansar en el pecho de su padre.
- ¿Tienes sueño verdad?. - dice nuevamente Jimin sin cambiar la voz que transmitió hace unos instantes.
En esta ocasión el pequeño asiente metiendo uno de sus dedos a su boca.
- No, no, y no. - habla cambiando repentinamente su voz, volviendo esta sonora y haciendo creer que está molesto. - No te chupes los dedos, estos tienen bacterias y no querrás enfermarte ¿o si?.

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Amorette ➸ HopeMin
Fiksi PenggemarEl no era el chico de sus sueños, pero lo fue siendo con el paso del tiempo. A él no le importaban las cosas que hablaran a su alrededor, después de todo sólo eran pálabras. Palabras que te llegan a herir o a enamorar, que te hacen soñar por días en...