Cercis | KookMin || Book 2#

16. Explicaciones de Comida

—Jimiiiiin. Levántate de la cama. Quiero jugar.

Agita la cabeza, escondido bajo la sábana. Sigue pensando en lo que ocurrió ayer. Como Jungkook devoró a esas ninfas y Jin prosiguió devorando los cadáveres para luego irse con su madre. El Naga mayor ha dicho que es su comida, lo cual es sinónimo de que en algún momento se lo piensa comer y bien ¿Cómo no asustarse hasta el punto de no querer salir de la cama?

No sabe dónde está este lugar, no sabe dónde está Taehyung y tampoco sabe dónde está su árbol. Se siente amarrado. Sin una salida a la vista para sentirse seguro. Jin insiste en que salga de la cama. Que se levante. Que vaya a jugar con él, pero Jimin no lo hace. Permanece bajo su colcha, con la vana esperanza de que haya solución posible a su problema. Quizá haya alguna y no la está viendo.

Jin deja de molestar pasado un rato. Jimin ni siquiera se da cuenta de ello. Lentamente, un suave roce que no da cuenta al inicio, hay algo suave y liso deslizándose por sus piernas. Sube, pasa entre ellas y continúa, solo cuando lo tiene a la altura del pecho desfigura su expresión en una de completo susto, su boca entreabierta ocupada por la punta de la cola verdosa y ancha.

— ¡No es que lo ocupes! ¡Quiero que me acompañe a jugar!

—Será más tarde. Tengo que hablar con él. Juega con Hoseok hasta que Jimin esté listo.

El niño gruñe antes de irse en su usual sigilo por estarse deslizando. Jimin sufre un escalofrío por los respiros en el cuello y las manos que se adentran bajo su ropa y palpan el pecho. Gimotea, angustiado y mareado por el gusto que brinda el roce.

Así como el miedo a que signifique que se lo va a comer.

— ¿Qué tanto te asusta?

—M-me vas a comer.

—No exactamente.

Que sea una respuesta de aire ambiguo no lo ayuda a sentirse seguro. Por el contrario. Jungkook suspira, olisqueando la nuca con cabello rosa y corto cayendo. Da un beso y continúa hacia los hombros. Uno donde hay una pequeña marca de las mordidas que ha dado.

—No sería capaz de matarte—afirma y Jimin frunce los labios con ojos llorosos—. Quiero verte florecer, que seas bello para mí. —pasa frente a él para quedar de cara. Que luzca tan infantil y asustado lo hace sentir mal.

No es la intención en lo absoluto. Hay belleza en el miedo, no lo niega, pero hay más belleza en la alegría y la paz. Le acaricia los labios, con su pupila dilatándose. Jimin se percata de esa rareza. Ayer, durante esa masacre, tenía los ojos rasgados. Una franja fina apenas notoria.

Ahora es un círculo inmenso que está a poco de ser todo su ojo junto a un siseo.

—Dijiste que soy tu comida. —gimotea. Jungkook sonríe arrugando la nariz.

—a veces se me olvida lo poco que sabes: No me alimento de carne en sí. Eso es un bonus para intentar saciarme, pero no llena casi—frunce las cejas ¿no? —. Los Nagas nos alimentamos de fluidos y energía. Si bien me lo trago, lo absorbo y debo regurgitarlo como un desecho inútil. Por eso no me gusta comer personas. Es asqueroso.

—Pero... n-no entiendo.

—Lo hice para castigarlas por hacerte daño. Ahora nadie está exento de conocimiento a lo que pasará a quien te ponga una mano encima. —acaricia con delicadeza la mejilla.

—Los fluidos son... Sangre—Recuerda las mordidas—. Sudor—La mala maña de tenerlo encima y que lama cualquier rastro de sudor—. Lágrimas... —frunce un poco el entrecejo. A cada que le pide ir con Taehyung se rompe a llorar.