36. Ansiada Reunión

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«¿Puedes venir? Estoy muy cerca de ti»

Abre lentamente los ojos.

«Muy muy cerca... Venga ¡Ya te quiero conocer!»

Gira la cabeza a la izquierda, consiguiendo a Jungkook dormido. No recuerda con exactitud que sucedió ayer por la noche, solo que la espalda le duele. Tose removiéndose. No cree poder levantarse en este estado. Jungkook despierta de a poco y lo rodea con un brazo. Suspira y recuesta la mejilla en el hombro de Jimin.

—Estás bien. No te rompí.

—Y-yo diría que estuviste a nada de hacerlo y ahora no me puedo mover. —lloriquea sin siquiera poder hallar acomodo en el Naga como es su costumbre.

—No importa. Te cuidaré hasta que puedas hacerlo solo. —afirma frotando su mejilla con la de Jimin. La dríada no tiene más opción que dormirse de nuevo para menguar el malestar.

Jungkook tuvo la decencia de no comer de él y así dar tiempo a que su cuerpo mal trecho se recupere al menos un poco. Suele pintar en la habitación para hacerle compañía y hablar durante el proceso. Jin de aquí para allá como es su enorme costumbre. Jimin escucha que su árbol lo llama. Es muy insistente, está emocionado.

Sin embargo, una pregunta parece con prontitud en su mente ¿Qué cambio ahora? Está mucho más nítida su voz. Tierna y maternal como nunca pudo apreciar hasta estos días. Se siente exasperado. Es como tenerla al alcance de la mano y de no ser porque Jungkook le dañó la espalda en su abrazo de cobra, estaría de camino allá.

~ * * * ~

—Vamos al bosque.

— ¿Para qué?

—No preguntes. Solo vamos. Ahora. Ahora. Ahora ¡APURATE Y VAMOS!

—Apenas te levantaste—Jimin lo jala y es tan gracioso como no logra moverlo ni un poco consecuencia de lo pesado que es el Naga. La dríada acaba por acercarse y darle golpecillos en el brazo—. ¿Qué tanto...?

— ¡Me iré solo con Jin si no vienes! —reclama exasperado. El niño saluda a Jungkook con una sonrisa de índole traviesa. Indudablemente divertido de ser usado como excusa para que Jungkook finalmente se mueva. Está tardando más de lo que debería. Eso sin duda alguna.

—Ya voy, ya voy, solo quería saber si era una aventura a ciegas o que sucedía. —refunfuña disgustado, haciendo un puchero. Jimin sonríe, trepando hasta darle un beso en la mejilla y salir a prisa de la habitación, seguido de la casa y casi correr por el bosque.

El par de Nagas van muy de cerca a la dríada rosa, la cual escucha una suave y armoniosa tonada. Un llamado dulce para que se acerque y así mismo, una celebración a que finalmente esté en camino. El camino que transitan es un bosque excesivamente espeso y que, en otra circunstancia, se detendría para jugar. Le agrada.

«¡YA ESTÁS AQUÍ!»

— ¡HEY HEY HEY! —Jungkook se ve en la necesidad de apurarse, pues Jimin esta vez si había corrido y así es más complicado perseguirlo. Cuando por fin lo encuentra, nota que está viendo fijamente a un árbol más que enorme.

Abre los ojos asombrado. Es gigante. Voluminosamente grande con hojas de dos colores. En la parte de la copa, hojas normales en su forma con un perfecto color púrpura y la capa de abajo, dividida y con ramas curveadas que portan hojas en forma de corazón, son rosas. Ladea la cabeza. Una parte es Kiri, la alta como todos los demás y la parte de abajo, torcida y desbalanceada es Cercis.

—De Verdad... ¡De verdad está aquí! —exclama girando hacia Jungkook—. ¿¡Lo ves!?

—Es increíble. —Elogia con una sonrisa tenue, su pulso alborotado. Asustado.

Cercis | KookMin || Book 2#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora