You should hold on

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Quizás la conozco desde el día que nací, tal vez desde que abrí los ojos; El punto es que Adora siempre estuvo ahí para mí. El primer recuerdo que tengo es jugar con ella en lodo, ignorando el hecho que éramos huérfanas. Estábamos solas, pero compartíamos la soledad junta. Ella me defendía de las niñas malas, de mis travesuras en frente de los adultos; en secreto recibía mis palizas pero seguía curando mis heridas. No todo era malo cuando éramos las dos contra el mundo, un mundo que en realidad era muy pequeño cuando llego Light Weaver.

La señora Weaver llegó a dos meses de cumplir ambas 6 años. Ella no era como los demás adultos que venían a adoptar y eran invisibles para los demás que seguían en los suyo mientras seguían jugando; eran no pasó desapercibida y nunca volvería a serlo en mi vida.

Eran las 6:00 AM en punto cuando nos despertamos, ordenaron ponernos la ropa de domingo para la iglesia y peinarnos elegantemente. Adora tenía el cabello suelto y despeinado, porque me había ayudado a recoger el mío en una cola antes de que nos llamaran a la entrada del orfanato y no tuvo tiempo de peinar su pelo. Nos formaron en dos filas, una a cada lado de la puerta; en dos filas cara a cara. Solo había niñas de cuatro a diez años, ordenadas de entre la más alta a la más baja. Esto estaba mal y todas lo sabían.

Ella llegó a las 7:00 AM exactamente según el reloj en la entrada, entro por la puerta principal como una celebridad. Tenía un sombrero muy grande y vistoso de color negro como su cabello, sus ojos eran verdes con pestañas gruesas y largas. Sus labios estaban pintados de rojo, intenso semejante a su vestido apegado al delgado cuerpo hasta debajo de sus rodillas. Ella camino elegantemente, resonando sus tacones en el piso de madera.

—Señorita Weaver, es un placer tenerla tan temprano con nosotros. — Saludo la directora del orfanato que se mostraba igual nerviosa que las niñas. La directora extendió su mano pero fue ignorada por Weaver.

—Vayamos al grano, por favor. Soy una mujer ocupada. — Ella se dio la vuelta para inspeccionar a las niñas a su costado. Esta mujer no tenía el mismo tacto maternal y dulce que las cuidadoras del orfanato, era directa y fría; incluso cuando veía a niños inocentes.

—Por su puesto. — Respondió la directora. —Sus especificaciones fueron cumplidas tal y como nos informaron en la oficina central. Las candidatas están aquí.

—Ya veo. — Dijo claramente con repulsión a las niñas más pequeñas.

Camino hasta mirarme a mí y a Adora, no pude evitar sostener la mano de adora con fuerza. Ella en principio me miro a los ojos con inquietud.

—Heterocromía. — Me dijo, yo no sabía aún que era eso y solo asentí con la cabeza. Ella me daría miedo por el resto de mi vida. — Un ojo azul y el otro verde amarillento.

Entonces posó su mirada en como apretaba la mano de Adora, y ahora la veía a ella. Adora tenía una expresión seria y parecía no temerle a la mujer adulta, pero yo notaba como sudaba de miedo.

— ¿Cómo te llamas? — Le pregunto.

—Adora

— ¿Qué edad tienes?

—Tengo seis años, dos meses y tres días.

A la mujer le brillaron los ojos ante una respuesta tan rápida y decidida.

—Bonitos ojos azules. — Fue lo único que le dijo. — Sera mejor que envié a las niñas a clases. Odio la impuntualidad y los imprevistos. — Aviso a la directora.

La señora Weaver se agachó un poco para tocar los mechones de Adora y ponerlos detrás de su ojera. Es ese momento, me pregunte si eso es que una madre hace con su hija. Nunca conocí a mi madre que sea solo para mí.

𝐊𝐢𝐬𝐬 𝐀𝐧𝐝 𝐌𝐚𝐤𝐞 𝐔𝐩 ~ 𝐂𝐚𝐭𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora