27. Caballito de mar

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Un rayo de sol que había logrado filtrarse entre las cortinas acarició el rostro de Hajime. Sus mejillas rojizas y la marca de las arrugas de la almohada en su rostro resaltaban en medio de aquél cálido ambiente. Con todas las fuerzas que tenía intentó abrir un ojo, y después de unos parpadeos abrió el otro mientras arrugaba su nariz, preguntándose en dónde estaba y si aún le daba tiempo de ir a trabajar.

- Mh... -mucitó aún algo adormilado, esforzándose por recuperar la conciencia. En cuanto su mente se había activado de nuevo, parecía que tenía un revoltijo de cosas dentro que intentaba ordenar para poner el primer pie fuera de la cama - Ah... -. Hizo otro vago ruido, esta vez aliviado porque su cabeza ya le había mandado el recordatorio de que no era un día de trabajo, sino uno de descanso.

Aliviado por haber caído en cuenta de que se encontraba de vacaciones en una cama aún más cómoda que la suya, intentó acurrucarse de nuevo, colocando sus manos bajo la almohada y acariciando su rostro contra esta. Con una ligera sonrisa y sus párpados cayendo lentamente, se preparó para dormir cinco minutos más; de hecho, incluso una hora más estaría bien.

- ¿Tienes planes para hoy?

Esa ronca pero juvenil voz le alertó de inmediato, dando como un golpe en todo su cuerpo que le hizo reaccionar de una manera incluso algo chistosa - ¿Estás ahí? -balbuceó literalmente, con una gotita de saliva queriendo escapar por la comisura de sus labios, hinchados por un nuevo amanecer y tal vez por algo más. Despegó los párpados casi dolorosamente y observó a Rei en la otra cama.

El cumpleañero soltó una risita desganada, y aún dormitando bajo su acolchonado edredón blanco, se esforzó por contestar - Por supuesto, estoy aquí...

De inmediato el pequeño se puso a repasar los planes en su cabeza, preguntándose cuáles lugares se suponía que visitarían en el día más especial; el cumpleaños de su amigo. Limpió su saliva con el edredón que le cubría, y luego de unos cuantos segundos recapacitó - Ay, esto no es mío... -. Apartó la cobija, casi imaginándose a sí mismo disculparse con la persona que tendría que lavar eso - Hoy vamos a ir a una convención de videojuegos. Escuché que habría una conferencia de pase libre con los diseñadores de Detroit Become Human... -retomó.

- Amo ese maldito juego...

- ¿Verdad? Las cinemáticas parecen de película

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- ¿Verdad? Las cinemáticas parecen de película...

No había espacio para la vergüenza; ambos estaban teniendo una conversación tan afable y natural que ignoraban completamente el hecho de que sus voces por la mañana eran algo completamente nuevo para el otro. Usualmente alguien que te ve despertar por primera vez, se burla de ti por lo hinchados que están tus ojos o lo distinto que te ves a comparación de la versión tuya en una tarde común, pero Hajime y Rei no aparentaban intenciones de hacer algo así.

Alguien que no los conociera diría que son amigos de toda la vida, en un viaje más de tantos que han hecho juntos.

Rei buscó con torpeza el control del televisor sobre el buró a un lado de su cama, y después de sentir los botones de este, lo miró arrugando la frente. Presionó el de color rojo.

La habilidad de amar • Radiant wimpsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora