Capitulo IV

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Grindylows y propuestas inesperadas.

Una semana antes del baile

—No—

— ¡Pero!—

—No, definitivamente no me acercare a Fleur Delacour y la invitare por ti, idiota. — Me negué rotundamente ante tal idiotez.

— ¡PERO ERES SU AMIGA!— Exclamo desesperado.

—Que su hermana almuerce algunas veces conmigo y que ella sea cortes no significa exactamente términos de 'Amistad' Ronald, solo agradecimiento por lo sucedido en el lago negro. — El comenzó a quejarse una y otra vez de lo injusta que era y lo mala amiga.

—Al final nunca nos dijiste como terminaste salvando a la hermana pequeña de Fleur y a Harry al mismo tiempo. — Me encogí de hombros.

—Ni yo misma sé que paso realmente. — Murmure mientras me sumergía en el recuerdo de la segunda prueba.

Flashback

Días antes de la segunda prueba.

—Por Merlín, estamos a solo dos días antes de la prueba y aun no tengo idea de cómo respirar por una hora bajo el agua. — Exclamo una ofuscada castaña a su amigo.

—Encontraremos la manera, siempre lo hacemos. — Harry intento animarme y yo frote mis sienes, había tardado exactamente una semana en descifrar el huevo y bañarme con él, para escuchar el mensaje oculto, estuve mucho tiempo luego de la primera tarea para investigar el dichoso torneo y algo siempre era recurrente en el 'Fuego, agua y tierra'

—Her..mione. — Hablo una tímida voz y al girar note a Neville detrás de nosotros, él nos sonrío inseguro.

—Sé que quizás estés ocupada pero puedo ayudarte. — Asentí, mientras me acercaba a él y colocaba en mi mano una sustancia viscosa y verde.

—Úsalo el día de la prueba, confía en mí.

Día de la prueba

Llegaría tarde y era inaudito que ella Hermione Granger llegara tarde, mataría a Ronald Weasley, por ser un idiota nuevamente.

Al bajar a la carrera por la explanada, vio que las mismas tribunas que habían rodeado en noviembre el cercado de los dragones estaban ahora dispuestas a lo largo de una de las orillas del lago. Las gradas, llenas a rebosar, se reflejaban en el agua. El eco de la algarabía de la emocionada multitud se propagaba de forma extraña por la superficie del agua y llegaba hasta la orilla por la que Hermione corría a toda velocidad hacia el tribunal, que estaba sentado en el borde del lago a una mesa cubierta con tela dorada. Cedric, Fleur y Krum se hallaban junto a la mesa, y lo observaban acercarse.

Dumbledore le sonrió, pero Karkarov y Madame Maxime no parecían nada contentos de verla... Por las caras, resultaba obvio que habían pensado que no aparecería.

Se inclinó hacia delante poniendo las manos en las rodillas, y respiró hondo. Tenía aire en el costado, que le dolía como un cuchillo clavado entre las costillas, pero no había tiempo para esperar a que se le pasara. Albus Dumblendore iba en aquel momento entre los campeones, lo cuál en ese instante le pareció extraño a la castaña, ya que pensaba que el ministro haría nuevamente una entrada. Los campeones quedaron ubicados por la orilla del lago a una distancia de tres metros. Hermione quedó en un extremo, al lado de Krum, que se había puesto el bañador y sostenía en la mano la varita.

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