INTRODUCCIÓN
(Thunder Clatter - Wild Cub)
Odiaba las fiestas.
Y no, no era una forma de hablar. Las odiaba de verdad.
Y odiaba todavía más ese infierno disfrazado de lugar divertido que eran las horribles, tenebrosas y temibles... fiestas universitarias.
La maldita cancioncita que sonaba —no sé ni cuál era, pero sonaba odiosa— se estaba empezando a meter en mi cerebro. Lo peor es que no me gustaba pero estaba segura de que me pasaría el día siguiente canturreándola como una idiota.
Puse los ojos en blanco disimuladamente. Y digo disimuladamente porque mi buena y traidora amiga Lisa me echaba ojeadas de vez en cuando para asegurarse de que seguía viva.
Bueno, y también para asegurarse de que no me había ido corriendo, claro.
Ella estaba bailando con una sonrisita. La gente la rodeaba como si fuera una más. Pero yo sabía que, aunque lo intentara, no harían lo mismo conmigo. No sabía integrarme. Se me daba fatal.
Bueno, supongo que mi cara de asco tampoco ayudaba mucho a la parte de integrarse, la verdad.
En serio, ¿por qué había aceptado ir a esa fiesta? Con lo bien que estaría en casita...
Porque Lisa es una pesada y le debías un favor.
Ah, sí, por eso.
Maldita Lisa y sus favores.
En realidad, no era una fiesta cualquiera, era una ocasión especial. El hermano mayor de Lisa había ganado no sé qué de boxeo y tooodo eso era para celebrar que había terminado lo que fuera que hacía siendo ganador.
Bueno, la parte que le interesaba a Lisa es que también se había comprado una casa por aquí y, en un mes, empezaría a vivir cerca de ella.
Es decir, que Lisa lo vería por primera vez en casi un año y podría seguir viéndolo prácticamente cada día.
Ella estaba entusiasmada con ello, pero yo no tanto.
Maldito Aiden Walker.
Incluso su maldito nombre sonaba a personaje malo de película para adolescentes.
O a crush de película para adolescentes.
Maldito Aiden Walker. Por culpa suya estaba en una maldita fiesta rodeada de maldita gente con malditas bebidas alcohólicas que hacían que se comportaran como malditos idiotas.
Me acordaba de Aiden. Vagamente, pero lo hacía.
Era difícil olvidarlo, claro.
Cuando era pequeña, iba constantemente a casa de Lisa y lo veía siempre por ahí. Y él era el típico niño callado, guapísimo y misterioso que, por algún motivo, me volvía loca.
Bueno, a mí y a medio instituto.
Lo juro. Estaba enamorada de ese chico. Lo estuve hasta los doce años, cuando me cambiaron de instituto a mitad de curso, perdí un poco de contacto con Lisa y, en consecuencia, también lo perdí con él. Cuando Lisa y yo volvimos a estar unidas, a los dieciocho, él ya ni siquiera vivía con ella.
Y ahora, dos años más tarde y casi ocho años después de verlo por última vez... estaba en su fiesta de bienvenida.
Lo peor es que ni siquiera había llegado a intercambiar dos frases con él cuando éramos pequeños, pero aún así me sentía tan nerviosa como si estuviera a punto de reencontrarme con mi exnovio.
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Tardes de otoño
Romance¿Qué es lo peor que podía pasarle a la pobre Mara después de reencontrarse con el que fue el amor de su infancia ocho años después de la última vez que lo vio? Ah, sí. Que siguiera sintiendo cosas por él... y se negara a asumirlo por ser una testaru...