S e g u n d o
— JiSung-ah —el aliento a alcohol de ChenLe golpea mis sentidos tan fuerte que me siento mareado—, eres un tonto.
Aparto con poca delicadeza su rostro del mío pese a sus pequeños balbuceos en forma de protesta.
ChenLe es un borracho mimoso.
Si estuviéramos solos, quizás pelearía un poco con él y le dejaría recostarse en mí el tiempo que quisiera, pero hay demasiadas personas aquí y me siento cohibido.
La música está muy alta y mi cabeza duele, hubiera preferido tener una pijamada con él y jugar videojuegos toda la madrugada que esto. Sin embargo, aquí estoy, porque si ChenLe desea ir a una fiesta pese a que apenas tiene edad para beber y yo ni siquiera puedo tomar otro líquido que no venga de mi botella de agua, yo estaré con él.
— Deja de acercarte tanto. —grité en su oído cuando volvió a frotar su rostro contra mi cuello, haciendo que miles de escalofríos me recorran.
— ¡No quiero! —chilla enfurruñado, aunque se aleja para darle un gran trago al vaso descartable que tiene un su pequeña mano.
Estamos sentados en el suelo frente a una mesa de centro en la sala de la casa, hay personas bailando alrededor y otras están besándose y tomando en el sofá. No conozco ni a la cuarta parte de los presentes y ni siquiera estoy seguro de cómo es que ChenLe fue invitado. Él tiene muchos amigos, pero nunca había oído de Nakamoto.
— JiSung-ah —vuelve a gritar cuando me levanto luego de que una de las chicas estaba teniendo un buen momento en el sofá patea mi espalda—, no te vayas.
Las piernas de ChenLe tiemblan cuando se para y abraza a mi torso para evitar que avance. Sus manos serpentean por mi espalda y me aprieta tan fuerte como puede, haciendo que un chico nos golpee a ambos cuando pasa por el circuito de obstáculos que es el centro de la enorme sala.
Mi molestia baja un poco mientras le obligo a separarnos. ChenLe no es del tipo sentimental y físico, por lo que su arrebato hace que mi corazón se acelere y sea muy difícil hablar.
— No quiero estar aquí, me voy. —le grito acercándome nuevamente a su oído para que pueda oírme sobre toda la música.
Sus pálidos labios se aprietan y sus ojos se entrecierran para poder enfocarse, no parece feliz.
— Bien, puedes irte. —vocifera como si se tratara de un niño pequeño y estoy de acuerdo con YoonOh, ChenLe parece el más joven de nuestro grupo de amigos a veces.
Mi botella de agua yace casi vacía en el suelo y me agacho a recogerla antes de atravesar la multitud de cuerpos sudorosos que se mueven y saltan al ritmo de alguna nueva canción pop.
El alivio que me recorre cuando por fin llego al porche de la casa de Nakamoto es indescriptible.
— Un segundo más en esa casa y me hubiera tirado por alguna ventana para huir. —mascullo mientras saco las llaves del auto de mi hermano mayor para quitarle el seguro.
Mis oídos todavía zumban cuando subo a él y aprieto el volante con todas mis fuerzas intentando poner mis emociones a raya. Me molesta que ChenLe tenga el poder de convencerme de hacer algo que por supuesto no haría en situaciones normales o que no lo involucraran.
Bajo las ventanillas para que aire frío de la noche se cuele un poco y me cuestiono seriamente qué tan mal amigo sería si dejara a ChenLe tirado allí y me fuera a casa.
Un toque en mi ventanilla interrumpe mis cavilaciones y me hace saltar en el asiento del conductor, pero en cuanto veo el cabello azul oscuro de mi amigo, el latido de mi corazón se normaliza.
Salgo del auto lentamente, puesto a que él sigue demasiado cerca y podría golpearlo con la puerta, y le dejo recostarse sobre el capó mientras abro la puerta de atrás, para posteriormente tirar de él como si de un muñeco se tratara para hacerlo entrar.
Zhong cae como un peso muerto y me jala junto a él cuando intento acomodarlo para dejar que descanse un poco. El reloj del automóvil marca las tres y media de la madrugada y me resigno a sentarme atrás con él un momento para que se tranquilice.
— Sunggie. —canturrea él empezando a pasear sus manos por mi cuero cabelludo, como si intentara darme masajes.
Intento hacer que deje hacer eso, mas me rindo pronto. Borracho o no, Zhong ChenLe es la persona más obstinada que conozco.
Mi mejor amigo está semisentado manteniendo mi cabeza contra sus piernas para jugar conmigo. Sus dedos pasean por mis cejas, frente, pómulos, mejillas, barbilla y nariz. Su tacto intenta ser suave, aunque presiona demasiado en algunos momentos.
Le dejo hacerlo, porque yo daría todo porque la sonrisa de ChenLe se mantuviera en sus labios.
Sus ojos parecen brillar como si estuviera haciendo una travesura y cuando estos se hacen dos pequeñas líneas al dejarme ir, satisfecho con su revisión, mi dolor de cabeza desaparece.
ChenLe parece un ángel.
Me incorporo revisando nuevamente el reloj, dispuesto a decirle a mi amigo que debemos ocupar los asientos delanteros para que pueda llevarlo a su casa y luego irme a descansar en la mía; sin embargo, su mirada desenfocada se fija nuevamente en mí, como si tuviera un nuevo plan maquiavélico en mente.
Su rostro se acerca tentativamente a mi cuello y supongo que va a de nuevo recostarse en él. Por lo contrario, sorpresivamente da un pequeño salto en el asiento para acercarse a mí, quizás demasiado.
Su aliento otra vez me golpea, pero ahora estoy demasiado curioso sobre su próximo movimiento como para intentar apartarlo.
Tembloroso, Chenle traza la línea de mis labios con sus dedos como lo hizo con el resto de mi rostro y, en cuanto bajo la guardia, junta sus labios con los míos.
El sabor a alcohol es un tanto desagradable, pero esto no hace que sea menos satisfactorio. El contacto es suave y lento, torpe e inexperto pese a que ambos hemos besado a algunas chicas antes y, sin embargo, esto se siente mucho más íntimo que cualquier contacto que hubiera tenido.
Una tímida sonrisa se instala en el rostro de ambos en cuanto nos apartamos y yo decido mirar en otra dirección por lo avergonzado que me siento.
— Desearía que estuvieras sobrio. —musito dándome cuenta de lo tonto que estoy siendo al pensar que las acciones de alguien que no está en sus cinco sentidos van en serio.
ChenLe recuesta su cabeza en mi hombro y toma mi mano entre las suyas, empezando a juguetear torpemente con mis dedos.
— También te besaré mañana —me asegura con su voz rasposa por haber estado bebiendo y gritando—, el día después de ese y todos los días que le sigan.
Rio un poco, intentando creerle y, después de darle un beso en la frente, vuelvo a abrir la puerta trasera para intentar movernos. Su sonido de protesta me hace saber que esto no será fácil.
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Gray |JiChen
FanfictionYa no eres un niño, ya no existen los héroes o los villanos, solo personas. El mundo no es negro o blanco, es gris. ➥ En publicación: (12/20 one shots) ➥ Pareja: JiChen/Chensung ➥ Conjunto de one shots inspirados en canciones de Conan Gray sin relac...