Ya no eres un niño, ya no existen los héroes o los villanos, solo personas. El mundo no es negro o blanco, es gris.
➥ En publicación: (12/20 one shots)
➥ Pareja: JiChen/Chensung
➥ Conjunto de one shots inspirados en canciones de Conan Gray sin relac...
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Ya ha anochecido cuando JiSung emprende su camino hacia el bosque. El cielo que antes se coloreaba de amarillo, naranja y morado, ahora es de un profundo azul oscuro que sería más tenebroso si esta no fuera una noche llena de estrellas. La luna llena brilla en lo alto, haciendo que el muchacho se sienta un ligeramente acompañado, incluso cuando el rumor del viento mueve las ramas de los árboles y sus pasos sobre las hojas secas suenan como susurros maliciosos.
Su casa se encuentra apartada de la ciudad, teniendo que recorrer un largo camino para llegar a esta; mas, este no es precisamente silencioso. Los mugidos de algunas vacas o los cacareos de las gallinas en sus corrales hacen que su corazón se detenga cuando llegan de repente, incluso cuando ha pasado gran parte de su vida escuchándolos.
Debe haber llegado a la mitad del camino cuando su mochila empezó a sentirse mucho más pesada, sus pies dolían y las parcelas de tierra aradas para el cultivo y animales pastando habían desaparecido. El sendero creado por el constante transitar de las personas y animales a lo largo del tiempo era la única manera de saber por dónde tenías que ir una vez todo lo que se podía ver eran árboles.
Escalofríos recorren su espina dorsal en el momento en que decide recostarse contra un árbol y descansar un minuto, puesto a que se siente repentinamente observado. Eso nunca es una buena señal, e inevitablemente recorrer el paisaje con su mirada. Park sabe qué está buscando, o más bien, a quién.
No tarda mucho en encontrarlo y luce tan majestuoso como la primera vez que apareció ante sus ojos. Sus labios son anormalmente rojos, su piel es tan pálida como la de un muerto y su cabello azabache cae enmarcando su filosa barbilla, haciendo juego con sus vibrantes ojos negros. El traje rosado que lleva hace que pierda el aliento y toda preocupación o dolor físico que le haya estado aquejando desaparezca. Es un placer para sus ojos; sin embargo, hay algo que hace que abandone su postura relajada para pararse tan recto como puede: ChenLe está molesto.
Esta noche no hay sonrisas presuntuosas o bromas exasperantes. Él no está tirando del hilo de la paciencia del más joven hasta que deser sellar su boca con pegamento industrial. El silencio es absoluto y aterrador. JiSung está a punto de empezar a temblar como una hoja al viento.
La figura fantasmagórica se acerca sinuosamente. El aliento se atasca en la garganta del jovencito, quien se aleja del árbol para acercarse al atractivo recién llegado. Cuando menos de un metro los separa, Park puede ver cómo los ojos del otro parpadean entre el negro y el rojo, cautivándolo. Es como si Zhong ChenLe no pudiera evitar ser fascinante y él solo se viera arrastrado por esto. Ve la forma en la que sus hombros suben y bajan casi imperceptiblemente, algo que dota al ser de apariencia feérica de un poco de humanidad. Aún así, JiSung sabe lo que es y no se sorprende cuando es tirado al suelo de un empujón, golpeándose contra un árbol. Su mochila llena de cuadernos y libros choca contra su espalda, haciendo que masculle por el dolor, y los tirantes de esta se deslizan por sus brazos, justo antes de que el delgado joven se siente sobre las piernas del estudiante, con sus piernas rodeando su cadera.
